♡ : OO1

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Jimin trataba de no mirar a sus alrededores, o bueno, sabía lo que vería en estos. Juguetes, eso era todo lo que veía.

El jóven Omega de tan solo veinticuatro años había desaparecido de la faz de la tierra. O bueno, eso era lo que la policía de su país decía.

No había pistas de nada, como si el Omega hubiera desaparecido de la noche al día. Dejando a sus familiares y amigos en un trance de tristeza.

Incluso sus padres preferían que dijeran de una vez que su pequeño había muerto, preferían saber que su cachorro al menos descansaría en paz.

Todo a base de un lunático que lo secuestro, que lo trajo a ese lugar a la fuerza, como su de un simple muñeco fuera.

Y de hecho, lo era, Jimin era el muñequito preferido de Jungkook. Aquel Alfa con cierto transtorno mental, un Alfa que lo trajo y lo tienen ahí a la fuerza.

Y aunque a Jimin le doliera, ese Alfa lo había marcado, tenía una marca la cual no quería tener. Pero ese estúpido Alfa se la había dado.

Jeon Jungkook era el nombre de ese Alfa, alto y moreno, músculos por doquier un implante serio y muy masculino. Aunque bueno, tenía sus defectos.

Park Jimin era el nombre de su muñequito favorito, lo tenía junto a los demás en su colección, y no lo dejaría ir nunca jamás en la vida.

Jimin escucho como la puerta era abierta y comenzaron a bajar las escaleras, Jimin siempre tenía la ilusión de que sería alguien que lo rescate de ahí.

Pero sus esperanzas de fueron al suelo nuevamente al ver la sonrisa de Jungkook, aquella sonrisa hermosa y perturbadora a la vez.

-Hola precioso, ¿Haz dormido bien?-Dijo Jungkook acercándose a Jimin

Jimin solo miro a Jungkook, no quería responderle ni decirle nada.

Jimin no tenía cadenas o sogas atando su cuerpo, literalmente podía escapar cuando quisiera, solo que había un problema.

Jungkook inyectaba drogas que hacían adormecer su cuerpo, así que literalmente no podía moverse. Estaba destinado a estar en ese sótano toda su vida.

-Bien, supondré que tú silencio es un si.-Dijo Jungkook acercándose al armario que había en aquel sótano

Jimin sabía muy bien que había en aquel armario. Ropas y trajes, básicamente como si Jimin fuera un muñequito al cual le puedes cambiar su ropa.

-¿Que te gustaría ser hoy pequeño?-Preguntó Jungkook con una sonrisa en su rostro, amaba sus juegos con Jimin

Jimin solo miro a Jungkook, esa mirada triste y llena de depresión. Esa mirada que le pedía que recapacitara y lo dejara libre.

-Bien, entonces creo que yo seré el que elija nuevamente.-Dijo Jungkook buscando entre el gran armario la ropa de Jimin

Jungkook busco entre toda la ropa del armario, encontrando el traje que amaba ver puesto en Jimin.

Un uniforme de colegiada. Eso era lo que más amaba ver sobre el cuerpo del Omega, de su Omega.

-Mi amor, se que debes estar harto de este traje, pero creeme cuando te digo que te ves demasiado adorable y sexi.-Dijo el Alfa acercándose al Omega con el traje

-Perdón mi amor, en serio perdóname, no quisiera tener que ponerte más éste traje, pero me encanta verte así.-Dijo el Alfa sonrojado

Jimin no entendía como aquel hombre era así de raro y enfermo, aunque bueno, entendía la causa de su transtorno mental, pero nunca supo el porque de el.

Si, Jungkook le había contado que estaba enfermo de la cabeza, pero no le dijo los motivos, tan siquiera sabía porque guardaba también tantos juguetes en pequeñas cajitas de vidrio. Como si fueran sus tesoros.

Pero para Jungkook, Jimin es su mejor juguete, desde el día que lo vió en aquella banca del parque, supo que Jimin era suyo.

Ese mismo día también supo otra cosa, que Jimin sería parte de su colección, sería siempre suyo y sería su pequeño muñeco.

Jungkook se acercó y comenzó a vestir a Jimin, lo único que tenía puesto Jimin siempre era ropa interior, así que ponerle cualquier traje era demasiado fácil.

-Mi amor, te amo, te amo demasiado.-Susurro Jungkook en los oídos de Jimin mientras le ponía la falda

Jimin simplemente rogaba que ese día Jungkook no lo violará, porque si, algunas veces Jungkook se calentaba mientras estaba con Jimin.

Algunas veces era por el celo de ambos, otras veces porque Jungkook simplemente quería. Algunos de los trajes de Jimin causaban erecciones en su pantalón.

Y bueno, tenía a Jimin bajo su dominio, así que siempre usaría de éste para satisfacer sus deseos sexuales. Incluso Jungkook tenía algo en mente.

Pensaba que ya era hora de hacer algo grande para ambos. Jungkook quería jugar a la familia, así que se le ocurrió algo. Tener su propia familia.

Ya era hora de preñar a Jimin, ya era hora de que ambos tuvieran su pequeña y linda familia, ya era hora de tener a su cachorro.

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Jungkook vio atentamente a Jimin, ese hermoso uniforme se ajustaba demasiado bien a su delgado y delicado cuerpo.

-Te ves muy hermoso, cariño.-Dijo Jungkook sonrojado

-...-Jimin no dijo nada, tampoco le apetecía decirle algo a ese hombre

Las pocas veces que Jimin ha hablado o dicho algo han sido muy pocas, de hecho, Jungkook quería que este le hablara y le dijera cosas.

Incluso Jimin siempre trataba de reprimir sus gemidos cuando Jungkook lo follaba. Las pocas veces que Jimin hablaba eran simplemente para insultar al Alfa e implorar que lo deje libre.

Jungkook jamás dejaría libre a Jimin, porque Jimin era suyo, era de Jeon Jungkook y se tendría que quedar con él para toda la vida.

Incluso ya iban a tener a su cachorro, o bueno, Jungkook se encargaría está vez de engendrar a su pequeño hijo en el Omega de cabellos rubios y bien peinados.

-Bebé, hoy vamos a follar.-Dijo Jungkook acercándose al Omega

-Y por primera vez, voy a engendrar nuestro primer hijo en ti, nuestro primer cachorro, mi amor, ¿No es una excelente idea?- Jungkook sonreía mientras tomaba las mejillas del Omega

Jimin abrió sus ojos sorprendido, ¿Qué estaba diciendo su secuestrador?

toy 𐚁 kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora