Ese había sido unos de los días más agitados de Blaine en el set de la serie de la que era protagonista. Tenía participación en prácticamente todas las escenas que se pretendían grabar y eso había provocado que no pudiese tomar un descanso en ningún momento durante el tiempo de trabajo. Estaba cansado, pero no podía negar estar totalmente agradecido de tener la posibilidad de vivir de la profesión con la que había soñado desde pequeño.
Una vez en su apartamento, lanzó las llaves sobre la mesa, dejó el bolso sobre una silla, el abrigo en el perchero, y mientras desanudaba la pajarita en su cuello con una mano y con la otra despeinaba su cabello repleto de gomina para conseguir liberar sus rizos naturales, se dirigía hacia la habitación para seleccionar una muda de ropa cómoda y fresca que ponerse cuando saliera de la ducha.
Una sonrisa iluminó su rostro. Allí sobre la cama, lo observaba ingresar al cuarto Salem, el gatito negro que se había convertido en su compañero de vida desde que lo llevó consigo a su hogar tres años atrás.
―¡Oye, Sal! ¡Hola, Salie! ¿Cómo estás, amiguito? ―decía de forma tonta mientras se acercaba y comenzaba a acariciarlo en el lomo―. ¿Quién me ha extrañado hoy, uh? ¿Tú me extrañaste, Salie?
El animal ronroneaba en respuesta y se dejaba mimar por Blaine.
El moreno lo observó unos minutos. Todavía recordaba aquel día lluvioso en el que escuchó un leve maullido proveniente del callejón que separaba su edificio de otro que aún estaba en construcción. Se dejó guiar por él y lo encontró. Un pequeño gatito, de no más de unas dos semanas de vida, solo, mojado y seguramente hambriento. Miró a su alrededor y buscó entre la basura y los materiales de construcción que había allí, pero no encontró a su mamá ni algún posible hermanito. Lo tomó con cuidado, le daba un poco de temor hacerle daño al sentir que su cuerpo era tan frágil. Lo arropó entre las solapas de su abrigo y subió a su apartamento. Durante los días siguientes se encargó de alimentarlo, llevarlo al veterinario para que recibiera las vacunas correspondientes y castrarlo, y brindarle el cuidado y cariño necesarios para que comenzara a crecer feliz y saludable, preguntándose a quién podía acudir para que lo adoptaran. Finalmente, el amor que le brindaba el felino fue más fuerte y terminó por convencerse a sí mismo que no estaría en ningún otro lugar mejor que allí con él. Desde entonces, Salem se había ganado un lugar en el corazón de Blaine y representaba uno de los seres más importantes en su vida.
―¿Qué tal si miramos un poco afuera antes de que vaya a bañarme?
Lo tomó en sus brazos y se acercó a la ventana de su habitación. A Salem lo volvía loco observar los movimientos de la calle. Esa abertura del departamento daba directo hacia el callejón en el que Blaine encontró a su mascota y a unos metros se alzaba el edificio de al lado interponiéndose en la vista que uno podía llegar a tener del exterior, pero aun así desde allí se llegaba a observar un pequeño tramo de la calle y la acera, y por lo tanto Salem podía entretenerse con ver pasar alguna persona o automóvil al acercarse al vidrio en brazos de Blaine.
―El cielo está precioso. ¿No, Salie? Totalmente despejado... ―mencionaba el moreno mientras miraba la luna y las estrellas brillando en el firmamento.
Mientras el minino se distraía, a Blaine algo le llamó la atención cuando apartó su vista del azul profundo de arriba. La edificación que se encontraba a algunos metros del edificio de él había terminado de ser construida hacía algunos meses y aún quedaban apartamentos sin habitar. Un ejemplo era el que se encontraba justo frente al suyo. Esa noche era la primera vez que veía la luz encendida allí. No tenía cortinas y eso le permitía ver perfectamente hacia el interior de lo que parecía ser una sala de estar. Se preguntó si era legal que sucediera eso, que desde un departamento se pudiese observar el interior de otro sin problemas y viceversa.
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A través de tu ventana (OS Klaine)
RomanceBlaine no tardó en juntar coraje y tomar tímidamente la mano de Kurt. No se habían dado cuenta, pero sus vidas se habían unido para siempre desde el momento en que sus miradas se cruzaron a través de sus ventanas. Glee es propiedad de Ryan Murphy y...