Nota: este es un songfic basado en la canción "They don't need to understand", del proyecto de Andy como Andy Black. Disfruten!
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Andy sacudió los hombros ajustándose el saco una vez más. No lograba que le quedara cómodo: se sentía como si la tela gris lo estuviera apresando, intentando volverlo algo que sabía que no era.
Se miró en el espejo con el ceño fruncido. Observó con desánimo su reflejo: su pelo peinado hacia atrás y fijado a su cráneo como un casco (en su rubio natural, y no teñido de negro como le gustaba), su corbata azul a rayas blancas, su traje gris oscuro, su camisa blanca pulcramente alisada y sus zapatos negros.
Se había sacado los piercings y la camisa de cuello alto ocultaba las plumas, el rostro de Cristo y los demás tatuajes grabados en su piel en esa zona. Sus ojos le parecían hundidos en su rostro sin el delineador.
Cielos, hasta tenía un maletín en su cama.
Mientras crecía, su padre siempre le había dicho que siguiera sus sueños y que no se rindiera, ¿qué pensaría si lo viera así ahora...? Pero él había muerto hace ya muchos años, no se había quedado para apoyarlo en estos sueños.
Mientras terminaba la secundaria, había estado seguro de qué quería hacer: formar su banda con sus amigos, componer melodías y hacer oír su voz al mundo, que escucharan los mensajes que quería transmitir. Después de todo, tenía al mundo en sus manos, ¿no?
Pero al cumplir dieciocho y salir a este mundo, se había encontrado con mil muros de concreto, todos diciéndole que ya era hora de dejar esos sueños, de estudiar algo de verdad y pensar en el futuro.
Al principio, había luchado contra eso. Había proyectado su arte tanto en la tinta en su cuerpo como en la música, se había vestido como le hacía feliz y había mostrado el dedo a todos esos obstáculos. Y sin embargo parecía que por cada pequeña victoria de su parte, cien muros más se levantaban.
Y así se había mantenido a lo largo de los años, hasta llegar a donde estaba. Preparándose a la entrevista de trabajo que su madre había insistido implacablemente que fuera.
Mientras se anudaba la corbata guiándose en el espejo, empezó a tararear una melodía. Era una canción propia, que había compuesto en su tiempo libre.
Y entonces vio algo que lo hizo dar un paso hacia atrás de sorpresa. Su reflejo ya no era el mismo que había visto hace unos momentos. Tarareando su canción, ahora podía imaginarse en el espejo como la persona que había sido, y que quería seguir siendo: con maquillaje, el pelo teñido, ropa de cuero negro que dejaba ver una buena parte de su piel, piercings...
Ese sí era Andy Biersack, el cantante. Como se veía ahora no era nada más que una burda réplica suya, vestida como lo había estado su padre tiempo atrás.
De pronto sintió ganas de salir corriendo, de arrancarse ese traje y agarrar un micrófono.
-¿Andy? ¿Estás listo para la entrevista? - la voz de su madre resonó desde abajo, pero él no respondió.
¿Estaba listo? Seguro, ese trabajo le daría un salario fijo, pero... seguir ese camino sólo lo llevaría lentamente a una vida que no quería, que no estaba diseñada para él.
No, esta era su vida, e iba a hacer las cosas a su manera.
Nunca terminó de anudar la corbata: deshizo el nudo que había empezado a hacer y se la quitó, junto con el traje y la camisa y los zapatos. Lo hizo todo en un impulso, sin realmente detenerse a pensar en qué estaba haciendo.
Buscó en su armario una chaqueta de cuero negra y unos jeans del mismo color y se los puso rápidamente. Revolvió su pelo (no había tiempo de teñirlo, así que se quedaría rubio por ahora); y casi se abalanzó sobre su delineador, para luego ponerse una gran cantidad. Por último, volvió a colocarse cuidadosamente los piercings, que había dejado en el escritorio.
Cuando finalizó y contempló su reflejo, una sonrisa se dibujó en sus labios.
Pero se borró en cuanto su madre entró.
-¿Andy? No me contestabas y... -se detuvo abruptamente al verlo, y su mirada pasó de él hacia la cama, donde el traje yacía arrugado y abandonado. -Pero... ¡la entrevista es en 10 minutos!
Su hijo suspiró y caminó hasta ella, poniendo ambas manos en sus hombros y mirándola directamente a los ojos, con una leve sonrisa.
-Mamá...este es quien soy. No un traje y un maletín, y lo sabes.
Ella no respondió inmediatamente y sólo le devolvió la mirada con incomprensión por unos momentos. Pero terminó por asentir con resignación, una decepción que a Andy le dolió hasta el fondo del alma.
-¿Y qué vas a hacer ahora?
Él no contestó. Se preguntó si se refería a inmediatamente ahora o qué haría con su vida, pero se dio cuenta de que no sabía la respuesta en ninguno de los dos casos.
Pero entonces recordó que Black Veil Brides ensayaba hoy. La banda empezaba a desmoronarse lentamente, pero juntarse los viernes por la tarde entre todos los miembros era algo que se mantenía, incluso aunque no ensayaran. Si se apuraba, podría llegar a tiempo.
De modo que despidió a su madre con un rápido saludo y se impulsó hacia la puerta, dejando atrás su casa, y el estúpido traje.
Un cuarto de hora después, se encontraba entre sus amigos, todos combinando sus habilidades e instrumentos para formar melodías que podrían variar de dulces a agresivas según quisieran.
Cantando a todo pulmón, se dio cuenta de que, sin importar cuántos muros hubiera, o qué tan altos y duros fueran, nadie iba a interponerse entre sus sueños y él.
Era Andy Biersack después de todo, el cantante de Black Veil Brides.
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No, no necesitan entender (Andy Biersack/Black fanfic)
Fanfiction¿Qué pasaría si la carrera musical de Andy hubiera tenido algunos traspies al principio, que lo hubieran hecho dudar sobre seguir sus sueños o no?