Dancing 𝗳𝗹𝗮𝗺𝗲𝘀 [Katsudeku]

𝗗𝗮𝗻𝗰𝗶𝗻𝗴 𝗳𝗹𝗮𝗺𝗲𝘀

Prólogo

Academia Yuuei, la escuela de baile más grande y famosa de todo Japón, donde las grandes compañías de bailes fijaban sus vistas en los graduados de cada departamento que la academia tenía, desde la danza tradicional, hasta el ballet, la clase más apoyada, de ahí salían las y los mejores bailarines, siendo todos y cada uno de ellos de la gran elite del baile después de su graduación.

Era el gran sueño de todo joven poder ingresar a esta academia poder dejar sus zapatos de baile, su pasión, su alegría, sus llantos, su esfuerzo y dedicación en el gran escenario que ellos tienen donde al final de cada año, los mejores destacan, se convierten en estrellas, pero para que puedan lograr esto deben ser recomendados antes de empezar el año escolar, ya que la academia no sólo enseñaba todo sobre el baile, también contaba con un sistema educativo base para que los alumnos también estén formados mentalmente como físicamente.

Tenían que demostrar que eran capaces de lograr llegar a la cima y siempre triunfar, puliendo cada día sus técnicas y habilidades, para algun día lograr ser la estrella del escenario, los cupos eran limitados y cada departamento solo contaba con 40 cupos cada uno, donde solo apenas el 2% podría llegar a ingresar. Habian más métodos como los hijos de grandes bailarines que seguían los pasos de sus padres, o también aquellos hijos que sus padres tenían compañías de baile y metían a la fuerza a sus hijos en este mundo, y una forma que rara vez ocurre y a veces es muy poco probable que pase.

Conseguir una beca, era algo que muchos pueden llamar imposible, gracias a que los gastos de la academia también eran extremadamente altos en lo que muy pocos podían llegar a costearse tan sólo un mes de clases, ya que la academia no sólo con clases particulares, si no también, con dormitorios donde los jóvenes podían tener su estancia dentro del resinto escolar hasta graduarse, pudiendo salir de la escuela y visitar a sus familiares durante las vacaciones, aunque pocos hacían eso e invertían el tiempo vacacional para seguir perfeccionando su técnica.

Las habitaciones no eran exclusivas para cada departamento, estas podían tener diferentes alumnos de cada clase, llegaron a este acuerdo para que los alumnos puedan estar con las diferentes clases e interactuar entre sí, dando un ambiente más cálido que competidor, el director del lugar no quería recordar lo que ocurrió antes de los dormitorios fueran construidos, fue una total pesadilla.

Y en una preparatoria de Musutafu dos jóvenes aspiraban a convertirse en la nueva estrella de Yuuei, pero sólo uno de ellos teniendo la certeza de que lograría entrar ya que su maestro le aseguraba que su perfil sería uno de los mejores que pueden encontrar.

Bakugo Katsuki uno de los mejores bailarines de ballet de su escuela nadie ha podido superarlo y el que lo intentaba terminaba avergonzado y las zapatillas rotas, su determinación y delicadeza combinadas con su forma explosiva pero hipnotizante, como si de una estrella fugaz se tratase llegaba a llamarse "La estrella fugaz" y muchos así lo llamaron. Y es que el lo tenía todo, su cuerpo era de una complexión delgada, teniendo musculo necesario para hacer cada paso y poder hacer cada paso con gracia, sus grand jeté eran la envidia de los demás, y no solo eso su cuerpo también era flexible desde que era pequeño podía llegar a doblarse hasta formar un arco con su cuerpo permitiéndose así ser el mejor, teniendo grasa donde era necesario.

Pasos torpes sonaron en el pasillo que conectaba hacia el pequeño salón de baile de la preparatoria, la puerta siendo abierta de repente y sacando de aquella concentración al rubio, una mata de rizos verdes y ojos saltones de un tono que hasta las esmeraldas podrían llegar a envidiar agarro el borde la puerta mientras recuperaba el aliento dejando caer sus zapatillas en el suelo de madera resonando por todo el lugar.

- Perdón por llegar tarde, mi padrastro no encontraba las llaves del carro y tuvimos que buscar en todo la casa. - murmuró con rapidez el recién llegado limpiando con su mano izquierda una ligera capa de sudor que comenzaba a surgir en su frente.