La noche más oscura.

Segunda Parte

Apenas tenía los parpados cerrados.

Se veía apacible y pacífico. Sereno.

Sin embargo, su mente iba a toda velocidad descifrando como desactivar esa barrera anti magia, mientras que por otra parte murmuraba conjuros de protección e invisibilidad. Durante su caída (porque eso fue para él) viajó por diversos mundos, adquiriendo distintos conocimientos. Fue un viaje de aprendizaje. Una travesía donde su corazón que una vez fue cálido se congeló.

Durante su corto reinado, mantuvo la paz y el orden. Fue un rey justo... aunque no quisieron reconocerlo.

A diario los amigos de Thor le pedían que revocara el exilio de éste, mas, Loki contestaba "¿Cómo sería mi primera orden desafiar el juicio de mi padre?" Los guerreros le odiaban.

Intentó ser lo más justo y comprensivo que pudo con todos sus súbditos. Mantuvo el orden de su pueblo y la paz entre los reinos vecinos. Nunca reconocieron lo grandioso que fue reinando. Sabía todo lo necesario de diplomacia y política y a diferencia de muchos, él sabía a la perfección que es lo que necesitaba su pueblo.

Pero estaba solo, con una enorme responsabilidad sobre sus hombros.

Frigga no salía de los aposentos de Odín, vigilaba su sueño, necesitaba que despertara. Ella no concebía la vida sin él, y Odín no concebía la vida sin ella.

En muchas ocasiones, mucho antes de cargar con el peso del trono, se escabullía del palacio para ir al pueblo. Cambiaba un poco su apariencia con ropas andrajosas y poco llamativas, cubría su cabeza con una capucha. La gente del pueblo no lo conocía tan bien, por lo que podía pasar desapercibido sin que lo reconocieran, a diferencia de Thor, a quien si le encantaba llamar la atención cada vez que se paseaba por las calles, amaba cuando le reconocían y adulaban. No así el pelinegro. Le agradaba más pasar desapercibido, así podía observar sin ser descubierto.

Y por supuesto, podía hacer jugarretas y tretas...

Amaba hacer trucos de magia simples y ver como quedaban embobados. Le encantaba engañar a los asgadianos con simples ilusiones o que adivinaran bajo que taza se encontraba el objeto. Siempre perdían y él siempre ganaba.

Podía pasar tardes completas vagando por el reino y nadie lo reconocía. Por las calles se rumoreaba que el Dios del Engaño en ocasiones se presentaba, que tuviesen cuidado. A él, le ocasionaba risa su apodo.... Le gustaba gastar bromas, le quedaba su sobrenombre, le agradaba... Muchas veces sus jugarretas fueron mal entendidas.... No, la verdad es que lo disfrutaba, amaba hacer bromas y reírse.

Fueron años divertidos.

Bromeaba con todos. Algunos detestaban sus jugarretas otros las disfrutaban.

Fueron años maravillosos...

Pero todo tomó un rumbo diferente desde ese día. En medio de la ceremonia de coronación, donde la seguridad del Palacio fue violada e ingresaron gigantes de hielo, destruyendo y generando caos.

Afortunadamente, al corto tiempo, pudo dar con el traidor. Su castigo, fue la muerte. No estuvieron de acuerdo con su decisión, le rogaban que le diera otra oportunidad. Al ser compañero de batallas y muy cercano a los guardias, le tenían lealtad al traidor. Al momento que Loki dio la orden de que lo decapitaran, ahí frente a él, ningún guerrero y ningún guardia acató la orden. Él furioso, al ver que le tenían lealtad a un traidor, sacó sus dagas, y él mismo se encargó de darle muerte enterrándole una de sus puñales directo al corazón. Lo dejó caer pesadamente al suelo. Ningún alma se movió... lo miraban con recelo. No podían creer que ese valioso y noble guerrero hubiese traicionado a su pueblo y a su Rey, Odín. No, por supuesto que no, debía ser un error... además ¿Quién podría asegurar que no era algún truco de Loki sólo para tener reconocimiento y salir de la sombra detrás de su hermano, el verdadero heredero al trono? Pues, nadie, ya que el mismo Loki apuntó al distinguido guerrero como el culpable de lo acontecido.