Aviones de Papel | Jenlisa

Capitulo 28

POV Lisa

Observé el cielo mientras el sol desaparecía lentamente. El viento frío comenzó a soplar contra mi piel. No puedo evitar temblar.

Simplemente no puedo creer que el día más feliz de mi vida sería la última vez que podría estar con ella.

Después de ese día, ella me evitó.
A veces simplemente fingía no darme cuenta, pero sé que lo hizo. Pensé que estábamos bien ese día. Está borracha, pero su cuerpo no miente. Ambas lo queríamos.

Tal vez estaba suponiendo demasiado.
Probablemente ni siquiera le guste. Me siento incluso decepcionada y avergonzada de mí misma. La obligué a ella. Hice el amor con ella sin su consentimiento.

¡Y Mierda! Ella ni siquiera es mi novia. Sólo somos amigas. Todo está mal. Sé que lo fue, pero ¿Por qué se siente tan bien? ¿Por qué sentiento que ella es mía?

Ahora, he vuelto a verla desde lejos. Tratando de hacerla feliz desde la distancia. ¿De qué estoy hablando?
Ella es sólo mi vecina de todos modos, pero en realidad se siente como si estuviéramos a mil millas de distancia la una de la otra.

He vuelto a enviarle mis aviones de papel.

Han pasado semanas pero todavía así. Ella no querría estar cerca. Ella está siempre con Jisoo. Ella ni siquiera quiere mirarme.

Nunca se da cuenta que estoy ahí, no le importa, nunca me deja acercarme ¿Me parece que tengo una enfermedad transmisible?

Pensé que todo iba a estar bien.
Y ella sería mía pronto. Era solo mi imaginación después de todo.

Entré dentro de mi casa y cerré la puerta. Entré a mi habitación y busqué mis papeles de colores. Escribí una nota sobre él como de costumbre.

Salí y abrí mi ventana frente a la ventana de Jennie al lado de su casa. Comprobé si estaba abierto y si lo estaba.

Miré a mi alrededor para ver si alguien estaba allí y cuando noté que todo estaba despejado lo dejé volar a la casa de Nini a través de la ventana abierta.

Cerré mi ventana tan pronto como aterrizó tratando de no ser atrapada.

He estado haciendo esto por un tiempo.
Incluso antes de que fuéramos amigos hasta ahora. Fui yo quien puso esos aviones en su espalda, mesa, silla, escalera, buzón, etc.

Puedo parecer una acosadora pero al menos podría hacerla sonreír con algo tan simple.

Enviar esos mensajes era como hablar con ella ya que soy demasiado cobarde para hacerlo.

¡Maldita sea, es toda mi culpa!
Nos hicimos amigas y ahora lo he arruinado. Ya no sé qué hacer.

Me abofeteé mentalmente y me reprendí a mí misma ante la estupidez.