El Teniente Fantasma

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EN EL MEDIO

Nunca habíamos visto las estructuras que arman los Zergs de cerca, eran gigantescos órganos que se elevaban como un edificio de cinco pisos. Se hinchaban y se deshinchaban lentamente respirando. El olor que despedían era nauseabundo y la gelatina en donde estaban erguidos se chorreaba no solo por la pendiente que daba a nuestra base sino también de la plataforma espacial. Estábamos bien cerca, veíamos volar a los Mutaliscos, a muchos soldados no les daba importancia, pero tener volando sobre nuestras cabezas a esas criaturas capaz de derribar nuestras naves, edificios etc. era realmente intimidante. La misión era confidencial y extraña: debíamos proteger a los Zergs de los Protoss. La teniente Kerrigan estaba al mando y sabía lo que pasaba, de hecho nos lo había explicado mas de mil veces, debíamos proteger a los Zergs porque íbamos a usarlos como armas contra la Confederación, pero cada vez que nos lo repetía se le notaba en la voz la duda que tenía tanto como nosotros sobre el sentido de tener a la plaga más salvaje de la galaxia a metros de nosotros y a la raza que acababa de destruir Antiga Prime, a menos de un kilómetro al otro lado. Éramos el jamón de un sándwich y estábamos en el peor lugar ya que los Protoss debían pasar sobre nosotros para acabar con los Zergs. Lo único que nos tranquilizaba era el Hyperion, el gigantesco crucero espacial con nada más ni nada menos que el mismísimo Arcturus Mengsk, el líder de los hijos de Korhal que se estaba perfilando para gobernar a los Terrans usando a los Zergs para amenazar al planeta Tarsonis, la capital de la Confederación.

La base estaba preparada y las tropas listas para defenderla. Fantasmas en las bases altas y Marines dentro de los bunkers, las torretas girando sincronizadas con los radares para impedir algún objetivo aéreo. Luego de estar mucho tiempo meditando Kerrigan entró al puente de mando, encendió la mesa en donde se veía la plataforma vista de arriba y conectó el video transmisor para que Mengsk esté presente dentro del planteo de la misión.

–  Bueno, ya lo repetimos mil veces así que una mas no nos va a traumar, la misión principal es proteger a los Zergs de los Protoss. Un satélite tomó esta fotografía aproximadamente hace dos horas – dijo Kerrigan mostrando en la pantalla en donde se veían marcadas las posiciones de ambas facciones – Ya sabemos lo que pasó en Antiga Prime, así que no tenemos que dejar que los Protoss avancen porque si llegan a acabar con los Zergs luego vendrá el planeta.

–  No creo que los Protoss sean tan estúpidos en creer que vamos a estar al lado de los Zergs y no hacerles nada – dije mientras me acercaba.

–  Lamentablemente ya no podemos mover la base – dijo  Kerrigan sin mirarme –  ya estamos ubicados como para semejante operativo.

–  El Fantasma tiene razón – no podemos quedarnos a esperar a los Protoss, debemos tomar otras medidas para acelerar esta misión, porque si no los detenemos van a enviar muchos más.

–  ¿Qué sugieres Arcturus? – preguntó Kerrigan.

–  Lo mejor será  destruirlos – dijo Mengsk –  no tenemos suficiente armamento para detenerlos teniendo en cuenta que se materializan. Al darse cuenta de la importancia que tenemos en proteger a los Zergs la curiosidad los hará enviar tropas hasta averiguar lo que sucede, asó que propongo un ataque total contra la base Protoss. A veces la mejor defensa es atacar.

–  Es una misión suicida – dijo Kerrigan –  habrá que dividir a las tropas entre las que se queden a defender y las que salgan al ataque.

–  ¿Cómo te llamas Fantasma? – me preguntó Mengsk interrumpiendo a Kerrigan.

–  Mi nombre es Mc.Inlay, Malcom Mc.Inlay– le contesté.

–  Bien Mc.Inlay, Kerrigan te designará un pequeño ejército al que tu comandarás para realizar un ataque contra la base de los Protoss, asegúrate de que no quede nadie vivo, no obstante desde aquí arriba controlaremos que ninguna nave Protoss escape.

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