5. Sombras

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3 semanas antes del juicio. California.

Drake

Unos ojos oscuros y un espectacular cuerpo aparecen en mi mente mientras intento concentrarme, obviamente no funciona. La chica de la discoteca parecía tan inocente hasta que abrió la boca y me mandó al infierno, nadie me ha rechazado en mi miserable vida, nadie como ella. Doy un puño demasiado débil al saco y Ben me reprende.

"¿Asuntos de faldas, chico?" pregunta mi entrenador con burla, le fulmino con la mirada y él no hace más que carcajearse. 

"¡NO!" grito mientras vuelvo a mi rutina más duramente. Todos en el gimnasio me miran de reojo y sólo me hace falta gruñir para que vuelvan a sus cosas. Sonrío, ser el líder de una de las bandas más importantes de California ayuda, pero no lo seguiré siendo mucho tiempo me temo.

Sigo dando puñetazos al saco de una manera más violenta, acumulando más rabia e impotencia al ver como todo se va a la mierda. Al cabo de media hora paro, intento controlar mi respiración y bebo agua.

Ben me observa analizando mis movimientos y alza el pulgar. Él me ayuda a prepararme para las luchas clandestinas, es mi mejor amigo, el único que aguanta mis gruñidos y mi afilada ironía. Además, es el novio de mi hermana desde hace tiempo. Al principio me oponí a su relación ya que él es mi segundo al mando y no quiero que ella corra peligro. Luna me enseñó el dedo de en medio cuando le prohibí salir con él y me dijo que yo era el líder y su hermano, así que ella ya estaba metida. Menuda hermana. Menudo yo.

Restrego la sucia toalla por mi cuello repleto de sudor y todas las mujeres de la habitación me miran. Guiño un ojo a la más bonita, una rubia con curvas perfectas que parecía fácil. Ben niega con la cabeza y yo sólo ruedo los ojos. Necesito dejar de pensar en Alejandra, Krissy o como se llamara. De verdad, esta era la única manera. 

Voy directo hacia la chica rubia pero uno de los miembros de la banda me alcanza antes, gruño en respuesta.

-¿Qué quieres?- bramo mordaz, Kyle me enseña una nota con un nombre escrito. Observo el arrugado papel que llevaba escrito un nombre de un pueblo muy conocido para mí.

-La chica que me has mandado a buscar se llama Krystal, no Krissy- bufa algo fastidiado- vive a 30 quilómetros de aquí, en un pequeño pueblo llamado Sherwood.

Supongo que Kyle había viajado hasta allí, desde el minuto uno que desaparecí furioso del lado de la morena les dije a mis chicos que la siguieran, me mintió sobre su nombre así que tuve que averiguarlo por mis contactos. No conseguí realmente saber donde estaba porque perdieron el coche donde iba la misteriosa chica. No entiendo por qué estoy obsesionado con ella, sólo me gustan las mujeres para desahogarme, no para seguirlas como un jodido acosador.

Caminamos lentamente al vestidor del gimnasio para más privacidad. Giramos unos cuantos pasillos mientras me cuenta todo lo que hizo en el jodido pueblo donde yo nací. Se exactamente lo que hay esta tarde en Sherwood, la maldita ceremonia de las jodidas flores. Ella estará allí y yo llegaré para llevármela.

Krystal

Me deslizo dentro del vestido rojo demasiado caro que lució mi madre en esta ceremonia cuando tenía mi edad. Es de mi talla, pero mamá tiene mucho más pecho que yo, así que no me queda demasiado bien. Es demasiado largo para mi gusto y destaca mucho más de lo que había pensado. Mamá comienza a arreglarme el cabello con frialdad, como si fuera un trabajo. No emite ninguna palabra, sólo da tirones a mi pobre pelo. Echo de menos a mi amable y bondadosa madre pero eso se desvaneció con la muerte de Timmy, ahora sólo somos sombras de lo que éramos. 

-Mamá, ¿vendrás?- suplico.

-No puedo.

Las lágrimas se agolpan detrás de mis ojos y las uñas se clavan en la carne de mis palmas, la miro detrás del espejo, su corazón ahora es totalmente negro. Mi alma también, pero intento seguir adelante, soy la única que intenta seguir adelante. Nadie en esta jodida casa sigue siendo quien era, nadie lucha por no ahogarse, nadie me agarra para salvarme, nadie salvó a mi mamá, nadie salvó a mi hermano.

-Está bien- prefiero no entrar en una discusión con ella, aunque es el único sentimiento que ella puede representar, todo en ella es rabia y frialdad. Judy tendría que haberse quedado a ayudarme a cambiarme.

Revivo el recuerdo de el año pasado. En este mismo momento mamá y yo nos reíamos mientras Tommy nos decía que cómo nos pusiéramos más hermosas tendría que encerrarnos en casa. Esas divertidas conversaciones no volverán a ocurrir jamás.

-¿Papá vendrá?- una mueca se construye en su rostro y sé que en el fondo siente pena por mí.

-Nadie va a ir a esa ceremonia- abro la boca para responder pero mamá estira más de lo normal mi cabello al peinarme y gimo- sólo tú para no quedar mal ante el pueblo, así que calla y déjame trabajar.

Es cruel. Papá no es así, él está roto de otra manera, una incluso más dolorosa. Se nota la tristeza en sus ojos, aunque hay algo que tienen en común ellos dos: se merecen un Oscar al actuar. Cuando salen de casa, es como si nada hubiera pasado. Me levanto de la silla cuando mamá me dice que estoy lista, ella sale corriendo de la habitación y reprimo las lágrimas para no arruinar el maquillaje. Realmente todo me da igual, creo que ya les doy igual.

Me miro al espejo y formo una débil sonrisa, luzco como mi antiguo yo, aquel que sólo se preocupaba de las notas, el baile y la ropa. Estoy lista para irme, ellos no me acompañaran, pero miro al techo y sé que Tommy está conmigo. Cierro los ojos mientras un impulso me obliga a ir a la habitación de mi hermano. Hace meses que no la observo. Suspiro profundamente mientras abro la puerta.

Todo sigue como lo dejó, mamá se encarga de limpiarlo y no deja a nadie entrar. Cierro silenciosamente con el pomo. Los deberes de la universidad están apilados en su escritorio, su cama sigue con la misma sábana en la que yo pasé muchas noches. Mis manos tiemblan y sé que si no salgo de aquí lloraré como una niña pequeña y débil. Recorro el suelo de madera y trago duro. El marco con su fotografía me hace sonreír.

-Hey, Tommy...- saludo acariciando su sonrisa. Su mirada me protege, agarro su foto y la planto en mi pecho mientras un sollozo sale de mi boca y ya no puedo parar. Dejo su sonrisa y abro su armario, huelo sus prendas. Su olor se está desvaneciendo, agarro su chaqueta de cuero y la toco con fervor. Las lágrimas no paran, mi corazón va agujerearse en un momento a otro.

-Solo haz que pare, que pare... Por favor, duele demasiado- susurro a su chaqueta mientras me siento en el suelo. Alguien abre la puerta y abro los ojos asustada.

-¿Drake?

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Siento no haber actualizado antes, os amo!! :*

PD: Lloré demasiado con este capítulo.

BLACK REBELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora