EL IMPOSTOR Y EL CORAZÓN (parte 1)

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N/A: Una corta historia de tres partes. Espero que la disfruten y les gusten. Debido a que contrate Disney+ para ver la serie de Loki, vi que tenían y me encontre con esta serie que marco mi infancia y pues quise aventarme un maratón y pues al ver esos capítulos mi mente creo esta historia. 

Bueno, sin más que decir, disfrutenlo: 

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―Señor, la señorita Potts ha tratado de contactarse con usted, desde hace tres semanas―la voz de J.A.R.V.I.S y el constate ruido de su celular empezaban a molestarlo por suerte se cayó a tiempo.

―Tengo cosas más importantes que atender.―Tony se despego un poco de su mesa de trabajo.―Mejor hazme un favor Jarvis, y enciéndelo―ordeno a su I.A colocando en un aparato el nuevo chip rastreador que había terminado hace apenas poco.

―Como ordene, señor. Intento 47 en progreso―el aparato en donde coloco su chip rastreador formo un rayo de proyección que abrió un imagen del planeta Tierra.―Reuniendo información―en la imagen proyecta se vio como un rayo escaneaba la Tierra―Información insuficiente. No se detecta formas de vida extraterrestre en los Estados Unidos de Norteamérica. Señor, debo de recordarle que sin un sujeto de prueba...

―Lo sé, Jarvis. No tienes que recordármelo―Tony se masajeo su entrecejo, toda esta situación podía con él.

Su celular comenzó a sonar de nuevo. Escuchar de nuevo el aparato y saber que su invento no había funcionado, hicieron que su paciencia se terminara. Por lo que, usando su guante repulsor de su armadura (la cual no se había quitado hace quien sabe cuánto), disparo en donde estaba su celular, destruyéndolo al instante.

―Parece que por fin tú paciencia se acabó.―una voz muy familiar para él se escucho en el taller. Sin poder evitarlo, sonrío.

―Señor, el Capitán ha entrado―informo tarde J.A.R.V.I.S.

―Ya lo noté, Jarv―le respondió a su I.A con un tono divertido.

Tony observo al Capitán acercándose a él, vestido con el nuevo traje patriótico que le había confeccionado y su nuevo escudo que le construyo.

―Debes de descansar―le dijo el Capitán―y tomar una ducha.

Hace una semana, el Capitán América había llegado a su mansión. Desde que se separo del equipo, por lo que Fury le había dicho de que había un infiltrado y de una supuesta (no tan supuesta) invasión, una invasión Skrull. Una raza de extraterrestres con la capacidad de tomar la forma de cualquier persona. Tony jamás lo hubiese creído, hasta que Fury le mostro a uno de ellos, y consiguiendo que Stark dejara de confiar en sus compañeros, pues el pirata le dijo que en su equipo era probable que existiera un Skrull.

El castaño decidió dejar a su equipo pues ahora no tenía confianza en ninguno de ellos...bueno, al menos eso creía.

Pues cuando Steve llego a su mansión, no dudo un instante en abrirle y tampoco en creer que este había venido por dos cosas: La primera, era para que volviera al equipo y la segunda, era porque le extrañaba.

Sin poder evitarlo, la segunda razón hizo latir su corazón, pues él también lo había extrañado y demasiado. Y como no hacerlo si era el hombre que amaba y con él cual mantenía una relación.

―Lamento decirte que no parare hasta tener en mis manos, un arma que nos ayude a identificar quien es y quien no es un Skrull. ―Tony miro el chip rastreador que había fabricado para su arc reactor.―Debo de conseguirlo...

―Tony―y ahí estaba la voz masculina que tanto amaba―sé que quieres resolver esto, pero debes de descansar. No has dormido en días y no te has quitado la armadura. Sube a ducharte, te preparo algo para que comas y después descansas.

―Pero Cap...

―Vamos, no quiero que nada malo te pase―Steve le extendió una mano, una clara invitación para que dejara un poco su trabajo.

Tony estaba en un debate y aunque le costara admitirlo, Steve tenía razón. Debía de descansar, al menos por unas horas, por lo que tomo la mano que Steve le ofrecía.

Fue en eso que lo sintió...ahí estaba de nuevo esa punzada, una punzada que agitaba su mecánico corazón.

―Vamos―Steve apretó su mano entre la suya, haciendo que un escalofrío le recorriera por todo el cuerpo.―Quítate la armadura― al oír aquello, su cuerpo se erizo, su corazón se agito más, su mente se puso en alerta y su alma le advirtió que no lo hiciera.―Vamos―pero al ver la sonrisa que le dedico Steve, hizo que ignorara toda advertencia que todo su ser le hizo.

―Jarvis...armadura fuera―dijo con duda.

Cuando la armadura comenzó a desmontarse de su cuerpo, de nuevo sintió la punzada. «No, no lo hagas» escucho en su mente su propia voz, la voz de su conciencia.

Cuando la ultima pieza de su armadura salió de su cuerpo, Steve lo solto de su mano, para que su guantelete también se desmontara, quedando únicamente su traje oscuro, tan característico.

―Bien, vamos arriba―dijo el rubio sin borrar su sonrisa pero esta vez viendo fijamente al castaño, con sus ojos azules tan profundos. Tony al ver que su amado le veía fijamente, hizo lo mismo, miro aquellos ojos azules que tanto amaba, pero algo andaba mal...sus ojos eran diferentes, «no nos mira con amor» dijo aquella voz.

Steve noto que el castaño le miraba con extrañeza, algo que no le gusto. Así que se acercó al cuerpo del castaño, cuando lo tuvo cerca lo tomo de su cintura y lo acerco a un más a él.

―Te amo, Tony―solto, acercando su rostro al del castaño.

«No, no le creas, miente, nos está mintiendo ...no, Steve me ama, lo sé...te equivocas, ÉL no es Steve...sí, si lo es...no, Steve nos ve con amor, con dulzura, con pasión, no como ÉL lo hace»

Aquella batalla mental que estaba teniendo, fue interrumpida cuando la boca del rubio, choco con la suya. Steve le estaba besando...pero su beso era seco, no transmitía nada.

Su corazón punzo de nuevo, su mente se desconectó, su cuerpo se tenso y su alma...su alma sintió como si la estuvieran desgarrando.

Tony no respondió el beso, solo se dejo besar...¿por el hombre a quien amaba y confiaba ciegamente?

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―Nada funciona con ese animal, señor―informo un Skrull al comandante―lo hemos sometido a castigos que ningún humano puede resistir.

El comandante veía atrás de una ventana como el prisionero se ejercitaba.

―Aun nos falta un castigo que probar―dijo sin más el Skrull.

―Se refiere a...

―Envíen al interrogador.

Dentro de una de las celda de la nave Skrull, se hallaba Steve Grant Roger, mejor conocido como el Capitán América.

Steve había sido capturado hace como dos meses, y había sido sometido a muchas torturas. Agradecía tener el suero del super soldado y una gran fuerza de voluntad, pero lo que sin duda lo había estado ayudando a soportar eran dos razones muy importantes: El principal, era regresar a los brazos de cierto geniecillo castaño, Steve ansiaba volver a tener en sus manos, el cuerpo de la persona que amaba. Y el segundo, era salvar su hogar, salvar a su equipo y a la Tierra.

Termino de hacer las lagartijas, cuando escucho como los rayos lacers de su celda eran apagados y un equipo de Skrull entraba, pero sus ojos se abrieron por el asombro al ver a cierto castaño.

―Hola Cap― Steve apretó su mandíbula con fuerza, juraba que saldría de ahí y detendría los planes de los Skrull. Jamás los perdonaría por...―Cap, es bueno verte―y ahí estaba, la sonrisa que tanto amaba pero que no era la verdadera.

―Tony―solto sin poder evitarlo.

Continuará  ............... 

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