Galletas

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Jackson trabajaba en un café. Tenía diferentes turnos dependiendo de sus deberes en la universidad aunque ya no eran muchos porque estaba cerca de graduarse . Algunos días iba un chico que llaman especialmente su atención, debía tener unos cuantos años menos que él, alguna vez lo vio con un grupo de personas y pudo notar que era callado, pero era amable y el tipo de persona que agradecía en serio cuando le daban su orden. No sabía su nombre, qué hacía, nada de él, solo que le gustaba su café cargado y los dulces. Muchas mañanas pasaba de prisa a comprar un café y aunque estuviera casi corriendo siempre le daba una sonrisa sincera a quien lo atendiera. La cosa que más le gustaba a Jackson sobre ese cliente era justamente su sonrisa y la sinceridad que se notaba en ella.

Jackson era el tipo más extrovertido que cualquiera pueda conocer, también tenía mucha confianza en sí mismo, coquetear no era un problema para él, pero por lo breve de los encuentros con el cliente no sabía cómo hacer un acercamiento sin ser brusco. Darle su teléfono en la factura le parecía de mal gusto, por el tipo de intención que tenía, además de que el cliente de la sonrisa linda solo la tiraba de inmediato o la metía arrugada en su bolsillo, y no quería hacer algo como directamente pedirle el suyo. Estaba resignado a solo disfrutar secretamente de la sonrisa que le daba cuando lo atendía, poder ver su cara de concentración cuando decidía que elegir como si fuera un asunto muy serio y notar ese gesto emocionado cuando algo estaba muy bueno. Jackson solo seguiría admirandolo desde una distancia respetuosa.

Una noche el cliente llegó con una expresión terrible. Hizo su pedido para llevar y notó la mirada preocupada de Jackson sobre él cuando le dio su cambio.

M - ¿Le estoy hablando de un modo rudo? Lo siento
J - Niega - No. Pero se ve algo... - ríe nervioso - estoy a punto de ser imprudente. Yo lo siento.
M - Debe tener clientes groseros todo el tiempo y en serio no quiero ser así. Este trabajo debe ser difícil
J - le sonríe y habla mientras empaca su orden - No lo es y este trabajo no está taaaan mal.
M - N-no pedí esas - señala las galletas que empaca Jackson.
J - Van por mi cuenta - sonríe - si tuvo un mal día algo dulce tal vez lo alegre  ¿Pistacho está bien?
M - Son mis favoritas - sonríe muy amplio mientras toma la bolsa y el vaso del café - gracias
J - De nada. Tenga una buena noche.

Los minutos que faltaban para cerrar Jackson fue todo sonrisas. Fue una conversación corta, pero igual la más larga que había tenido con el cliente, además aceptó su pequeño regalo. Tal vez no sabía nada de él, pero un tipo que se preocupaba sinceramente por cómo trataba a los demás debía ser una buena persona. Aunque fuese ridículo esa noche Jackson pensó en él hasta que se quedó dormido.

Un cliente lindo (Markson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora