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Quisiera narrar lo de otra manera, como la dulce melodia en que lo conocí o talvez el amargo trago que tomé antes de hablarle, pero a esta edad lo único que me motiva a decirle a mi nieto es la música que suena en mi radio, una banda de 5 jóvenes ...

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Quisiera narrar lo de otra manera, como la dulce melodia en que lo conocí o talvez el amargo trago que tomé antes de hablarle, pero a esta edad lo único que me motiva a decirle a mi nieto es la música que suena en mi radio, una banda de 5 jóvenes hablando del amor.

Se que llegaría a esta edad y aunque temiera cuando era joven ahora soy uno mas de una generación pasada, los pantalones rasgados se ponen cada vez de moda cuando antes los vaqueros eran un estilo brillante.

Narrar esto a mis 69 años de edad se me hace trajico pero cada día pierdo un poco más de mi memoria, es así como me despierto asustado ya que tengo miedo de que el rostro inocente de aquella persona se pierda, tengo miedo a despertar un día y hacer como si nunca lo hubiera conocido.

Me mojo los labios con algo de saliva y aunque mi nieto ría con mis dientes postizos los saco de mi frasco para ponerme, cada día me levanto más cansado, visto mis pantalones elegantes y arreglo mi corbata como mi mujer lo hacía. Aquella pequeña mujer.

Muchos dicen que el amor de tu vida llega tarde y algunos creen que llega antes, el mio llegó cuando apenas podía cerrarme el pantalón con algo de orina, aquel niño que jalo mi cierre cuando tenía miedo de que me hiciera agarrar mi piel. Quizás aquel niño con un chamarra rosa era un motor de aprender todo y no un primer amor.

Ahora que estoy viejo me e vuelto terco, no puedo aceptar que otra persona sea más hermoso que él, muchos dicen pero pocos viven, aunque ahora me e estado llendo del tema, miro a mi nieto con sus doce años y dejo todo aquel silencio para empezar a narrar.

El podría haber sido todo pero el eligió no ser nada, le decían ladrón ya que robaba todos los corazones a su paso y yo era un niño pequeño detrás de él.

—Papá Nam ¿El fue su primer amor?— dice mi pequeño y adorable nieto, como decirle que fue todo siendo nada, amarlo fue suficiente motivo para seguir.

—Mi querido niño, me pongo a pensar en el y aveces ni yo se como llamarlo— callé, mi corazón parecía haber dado un latido con algo de fuerza, aquella fuerza que cuando era joven me bastaba.

Debía talvez haber respondido con más inteligencia pero aquel cerebro viejo que llevaba no estaba para pensar más, creo que el trabajo mucho más antes que mi cuerpo. Resople sin mas respuestas y mire la mesa del medio, aquel mantel me recordaba al primero que cocí pensando en él.

—Mi papá dice que un niño no se puede enamorar— volvió a comentar mi nieto y con una sonrisa lo negué, —el amor de niños es el más sincero, además nadie decide de quién enamorarse ni a qué edad hacerlo— y aunque a mí nieto le brillaron los ojos tuve que acariciarlo, para darle aquel consejo que todos dicen pero pocos hacen caso —pero deberías vivir todo a su tiempo—.

El niño asintió y volvió a sujetar su tableta jugando un juego con nuevos gráficos, mis ojos ardieron por tanto color que quite mi vista apoyandome más al sofá. El ser viejo me dio un tiempo de dormir, me acomodé y con ganas de invernar pude suspirar para que mis ojos entendieran del descanso que ameritaba.

·.·.·.︿︿︿˖ଽ * :‹‹❛𝚁𝚎𝚌𝚞𝚎𝚛𝚍𝚊𝚖𝚎✨༄๑˚ ❜. ◍.·.·.·   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora