Mirrors

1. Paige

Paige Williams

La escritura de la vida comienza desde un principio, empiezan desde el día en el que naciste, en el que dijiste tu primera palabra. Mi vida empieza aquí, en un centro de rehabilitación para todo aquel que necesita ayuda.

•12 de julio de 2021•

Me aseguré de dejar todo en orden, no quería volver a recibir otro regaño de mi madre. Baje por las escaleras y salí de casa, pues salí sin rumbo alguno, solo salí con la oportunidad de que el destino propusiera algún camino que tomar.

Caminaba por las vacías y pacíficas calles, decidida a pedir algún tipo de ayuda y ahí fue donde lo ví. Era un lugar que se mostraba hermoso por fuera, tenía un gran cartel en el techo
—Centro de rehabilitación "Página en blanco"— Leí en voz baja para mi misma.
Seguido de lo que hice un chico de cabello rubio platino entró a aquel lugar, lo único que quería era saber que hacían ahí así que no dude ningún segundo más y me aventuré a entrar.

Al entrar a aquel lugar habían pasillos decorados con flores y hojas, pequeñas salas alrededor, dentro de ellas habían niños, adolescentes y gente adulta teniendo terapias. Decidí adentrarme un poco más hasta que alcancé a divisar desde lejos la cabellera rubia que había visto anteriormente, sin perderlo de vista seguí a aquel chico.

Llegó hasta una puerta de vidrio y entro, quise ver qué era así que me asomé un poco.
Al ver aquel lugar, observé un círculo de chicos sentados en las sillas ¿Será una clase de ritual? Pues la curiosidad me invadía pero solo me quedé ahí parada, observación desde el vidrio por fuera aquella habitacion.
—¿No vas a pasar?— Aquel adulto dentro de la habitación con los demás jóvenes me habló
—¿Que es esto?¿Un culto satánico o algo así?— Dije, pues solamente dije lo primero que se me vino a la cabeza. Gran error. Todos en la sala se rieron de mi ¿Por qué dije eso?
—Pues si así lo consideras quizás lo sea, acosadora— Dijo el chico de cabello platinado. Quería morirme ¿Sabía que lo estaba siguiendo?
—En mi defensa...— Me quedé callada por unos segundos—Me perdí— Dije cruzando mis brazos
—Draco no lo sabía ¿Tienes una fan?— La chica de cabello medio azul que estaba a su lado le golpeó el hombro levemente mientras los dos se reían
—Eso parece— Le respondió mientras reían. Me sentí tan insegura, tan pequeña e indefensa en ese momento que no sabía que hacer, pensaba en salir corriendo pero hasta ese punto solo permanecí congelada.

Solo pasé a aquella sala y me senté en una de las sillas que estaban desocupadas, jugaba con mis dedos ya que estaba ansiosa y no en el buen sentido
—¿Te vas a presentar querida?— Dijo el adulto de cabello castaño—Si no quieres, no hay problema todo bien— Dijo y sonrió amablemente
—Soy Paige Williams— Dije dudosa ya que en ese momento no sabía que hacer.

Seamos sinceros, nadie podría estar bien en ese momento, en un segundo estás fuera y al otro en un centro de rehabilitación, y, sinceramente si necesitaba una ayuda.

Paige Williams

[...]

Han pasado dos semanas desde la última vez que vine al centro de rehabilitación, aveces me preguntaba si lo necesitaba. La verdad esque si, lo necesitaba.

Entré a la sala en donde estaban todos, la chica que tenía una capa de cabello azul estaba ahí, la diferencia esque ahora era pelinegra y por debajo de su cabello llevaba la teñido algunos mechones morados. El chico patinado estaba junto a ella ¿siempre estaban juntos? ¿Son novios? Y miles de preguntas se me vinieron a la mente.

Me senté en una silla mas alejada, la verdad no quería hablar con nadie, el hecho de pensar que deberia entablar una plática con alguien me ponia la piel de gallina, pero, me intrigaba saber sobre aquel rubio platinado de ojos verde esmeralda. Estaba congelada mirando a la nada hasta que derrepente sentí un chasquido de dedos, luego lo escuché por segunda vez y sali de mi trance.
—Oye, acosadora— Me dirigió la palabra aquel platinado—Te hablan— Dijo en seco apuntando al adulto que nos atendía.