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Kayla entraba por la gran puerta principal de aquel edificio que pertenece a una empresa de las más importantes, Olympus Jersey, aun llena de nervios caminaba con la poca confianza que podía manejar se dirigió a la recepción, saludando al chico junto a una pequeña sonrisa

- Bienvenida a Olympus Jersey, ¿en qué puedo ayudarla? - dijo el contrario devolviendo la sonrisa.

- Hola, vengo por el puesto de secretaria del contador - menciono mientras ahora acomodaba su cabello rizado.

El recepcionista asintió y tomo el teléfono para lo que supuso ella, hacer una llamada, también supuso que era nueva ahí, espero pacientemente mientras observaba el aspecto minimalista con solo colores neutros, bonito, pero algo aburrido para ella. Estaba un poco despistada hasta que escucho un golpecito en la madera del mesón de aquel lugar, dando un pequeño salto y miro de nuevo al muchacho.

- Debes ir al piso cinco, puerta doce – el trataba de aguantar su risa debido al susto pequeño de la chica

- Está bien, gracias – dio un pequeño asentimiento, dirigiéndose al ascensor.

Agradecida de que no hubiera tantas personas y entro a la cabina de metal, toco el botón que indicaba al piso mencionado. Al momento de que se cerraron las puertas, exhalo tratando de expulsar todos los nervios posibles, sabía que necesitaba ese trabajo para seguir pagando su carrera en economía y para tener un expediente en su currículo, porque ¿Quién no contrataría a alguien con experiencia de una empresa muy popular?

Unos segundos después de estar sumergida en sus pensamientos, escucho aquel sonido que le indicaba que había llegado a su destino mientras que las puertas volvían a abrirse, miraba el pasillo que se veía parecido a la recepción solo que algunos cuadros y fotografías.

Kayla camino por aquel pasillo en el que solo había cuatro oficinas, miraba atenta al número de cada puerta hasta llegar al fondo a la izquierda, donde en dorado aparecía el número doce en tamaño mediano; golpeo la puerta tres veces esperando a una respuesta, iba a volver a hacerlo hasta escuchar una voz masculina admitiendo su entrada. Giro la manigueta de la puerta y entro cerrando la puerta a sus espaldas, admirando el ventanal que daba vista a una parte de la ciudad junto al mismo estilo en todos lados del edificio, solo que ahora con unos detalles pequeños de color granate y mientras admiraba esto, noto la silla donde se supone estaba su jefe, miraba al ventanal.

Por educación, quedo de pie delante el escritorio negro de madera; a la par se giró la silla dejando ver a su nuevo jefe, para ella se veía muy joven y apuesto, el observaba muy atento una carpeta que tenía entre sus manos para después dejarla sobre la superficie y estirar su mano a la muchacha, con una sonrisa juguetona.

- ¿Kayla Diamond? – Indago el con la misma sonrisa y un mirar alegre pero que también parecía cansada, hizo un gesto para que se sentara.

- Así es, señor Hutcherson –ella asentía con una sonrisa leve, tomando asiento frente suyo mientras daba un apretón suave de manos

- Un gusto y por favor no me diga señor, me hace sentir viejo – el soltó una risa que para kayla fue encantadora. Soltaron sus manos y el junto sus dos palmas – solo tengo veintiséis años, no estoy tan viejo ¿o si? Y puede decirme solamente jefe

Ella negó inmediatamente, aunque para ser sincera, estaba sorprendida ¿su jefe le llevaba solo dos años?

- Perdone y de acuerdo, así le diré – ella aun sonreía ligeramente.

- Bueno, como ya debes saber, mi nombre es Joshua Hutcherson, pero me dicen Josh y soy el contador de esta maravillosa empresa – explicaba el con un tono orgulloso en su voz – Ahora me gustaría aclarar un par de cosas que creo necesarias antes de que la llamen para su recorrido por todo el edificio.

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⏰ Última actualización: Nov 13, 2023 ⏰

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ᴀɴ ᴏғғɪᴄᴇ ʟᴏᴠᴇ | ᴊᴏsʜ ʜᴜᴛᴄʜᴇʀsᴏɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora