Capítulo 4: Skias

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Mairimashita Iruma-kun! es propiedad de Osamu Nishi

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Alegre seriedad

Asmodeus Alice X Clara Valac

Capítulo 4: Skias

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La demonio peliazul y la demonio rubia esperaban en sus escondites.
De pronto, un alarido fue arrancado de la garganta de la de lentes. Su cuerpo hundiéndose en el piso oscuro.
- ¡Keroli!
Elizabetta aterrada tomó su muñeca con fuerza pero fue arrastrada varios metros entre la maleza, la humedad y los árboles y empujada contra estos de una alejada esquina.  Su vista se nubló. Al recuperar la consciencia, solo tenía un cristal de los lentes de su amiga incrustado en el dorso de su mano, causando así otro grito.

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Con cuidado, Sabro limpiaba y curaba el rostro de Elizabetta, que estaba sentada en un tronco horizontal, así como el resto de su cuerpo que estaba lleno de heridas y tierra. Parte de su uniforme estaba rasgado también.
- T-Tengo que ir a buscarla.
- Eso haremos después de que te tranquilices otro poco.
- Ya estoy bien. - Sus manos temblaban aún.
El suspiró y tomo su mano mayormente herida depositando un beso en esta.
- Te prometo que la ayudaremos.
Sus mejillas enrojecieron muchísimo pero también se sintió conmovida haciendo que su sonrisa característica regresara.
Sabro se apartó de inmediato al darse cuenta de lo que acababa de hacer.
- V-Vamos.
Ella caminaba con dificultad pero no se quejaba. Sin embargo, el lo notó, puso uno de sus brazos debajo de sus piernas y otro en su espalda y la levantó.
- Será mejor así. - La peliclara empezaba a sentirse de muchas formas distintas... Pero el también.

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Lied se miraba así mismo, sus manos se acercaban y retraían al mismo tiempo. Sus ojos parpadeaban de la misma forma. Era un espejo increíble en el medio del bosque... Pero el sabía que no lo era.
Luego de unos momentos, se dio la media vuelta y se echó a correr. Aún así, una mano fría detuvo su hombro. Un escalofrío lo recorrió de punta a punta.
Su cabeza frente a el negaba. Señaló arriba de ambos y así vio a Keroli llena de heridas y con su uniforme rasgado de diferentes partes. Su sangre se heló.
- ¡C-Conozco un juego divertido! - Dijo seguro y alegre aunque eso era todo lo contrario a como se sentía.

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Ocultos detrás de uno de los troncos más gruesos en una zona donde había poca luz, Asmodeus lanzó un hechizo sobre ambos para hacer lo mismo con sus presencias.
Otro grito y otro más.
- ¿Qué está pasando?
El señaló con el dedo a otra Clara, que estaba ahí aún jugando.
- Sospecho que son Skias. Sombras que imitan a los que pisan este bosque.
- ¡Ataquemos Azz... Asmodeus!
- ¡No, idiota! Por ahora, sigamos observando.
Entonces, la peliverde notó que su costado estaba chamuscado. No cualquiera podía causarle un daño así.
- E-Estás herido.
— Fue un Skia de mi mismo. Me quemó pero lo esquivé. Fue así como me di cuenta.
Ella acercó su mano tocándolo con delicadeza y Asmodeus se sonrojó. Inmediatamente sostuvo su muñeca y la alejó. - ¿Pero que le pasa? No quiere nada que ver conmigo pero sí puede tocarme así como así? - Los pensamientos del pelirosa eran confusos.

 Por su parte, la Valac se sentía dolida. Iba a decirle algo y de pronto, unos tentáculos oscuros comenzaban a atrapar a Clara, subiéndola hacía las copas de los árboles. Asmodeus rápidamente tomó sus brazos con fuerza jalándola hacia a el.— ¡Sostente de mí! - Sus párpados se cerraban lentamente y el agarre que tenía hacia el se aflojó, desapareciendo en las alturas.— ¡Clara!

Continuará...

Alegre Seriedad. Asmodeus Alice X Clara ValacDonde viven las historias. Descúbrelo ahora