~ Raquel ~
Es ahí donde me sentía la persona más estúpida del planeta.
Acababa de amenazar a un hombre inocente trayéndolo a punta de pistola a su casa, bueno, si así se le puede llamar a su hangar, que pensándolo bien no es tan malo, la decoración lo hace lucir bien. Me sentía supremamente ridícula, después de revisar cada una de las cosas que tenía cubiertas con lonas y mantas, y notar que no tenía absolutamente nada malo.
Voltee a verlo con una expresión de completa vergüenza, sin saber que decir, afortunadamente fue él quien habló.
- Ya sé que le dije que estaba en paro pero... Esto de la sidra no es un trabajo como tal, es meramente un proyecto, no se si va a salir bien o si va a salir mal y... Sinceramente no sé qué es lo que está pasando. No se si ha visto algo ilegal. Si bien hay algunas noches en las que duermo en estas literas, pues aún no tengo la cédula de habitabilidad, no sé si es eso lo que vio o tengo que pasar algún tipo de inspección.. es que no lo sé la verdad.- Dijo él con una cara de auténtica preocupación, señalando los puntos en los que había husmeado.
Me sentía tan imbécil y no sabía como responder, que decir, que escusa dar, así que me limité a decir algo insignificante para buscar una salida.
- La sidra... ¿Puedo probar la sidra?.- Dije para intentar salir de ese aprieto, en lo que pensaba en una buena disculpa, ya que en realidad me hubiera gustado llegar a ese sitio de otra manera y en otras condiciones, ahora solo me quedaba intentar arreglar las cosas.
- Claro... Claro.- Dijo él mientras caminaba hacia una barrica de sidra sirviendo un vaso de ésta.
Bebí un poco de la sidra y dejé el vaso sobre la mesa y muerta de pena guardé la pistola en mi bolso.
- Lo... lo siento Salva... Este sitio es maravilloso. Me siento muy ridícula y abochornada... por haberle enseñado la pistola para ... para obligarle a traerme hasta aquí, la verdad hubiera preferido enseñarle otra cosa.- Dije con total sinceridad muy avergonzada, me calmó notar que le dio risa cuando dije que prefería haberle mostrado otra cosa. La tensión empezaba a disminuir.
- Me sentiría mucho menos ridícula y avergonzada de lo que estoy ahora. Y... y pensar que casi le mando a mi exmarido.- Dije arrepintiéndome al instante ya que tan solo pensar en ese imbécil me arruinaba el momento.
- ¿A su exmarido?- Me preguntó extrañado, y con justa razón ya que era algo no muy adecuado de mencionar ya que veníamos de una cita, a pesar de lo de la pistola, ok no.
- Si, sé que es un puto desgraciado, pero es el mejor de toda la policía científica, porque como me habían descrito esto como si fuere un laboratorio de drogas, pues..- ambos soltamos una pequeña risa ante mi comentario. -Vamos que casi meto la pata aún más.- Terminé de decirle. Para ese entonces no había notado lo cerca que estábamos, estábamos de frente, tan juntos que podía sentir su respiración y percibir su aroma, un olor tan masculino que me hacía estremecerse por dentro. Me sentía sumamente atraída y excitada, tenía unas ganas enormes de besarlo, lo cual era muy extraño en mi, desde Alberto no había besado a nadie y tal vez, este sería el día. Por un instante pensé en lo que me había dicho mi madre, en que tenía que disfrutar más, conocer gente y vivir el amor, llenar de colores mi vida y creo que Salva podría ser quien lo haga. Lo miré a los ojos, unos hermosos ojos marrón, y al instante noté que el también estaba excitado, así que sin pensarlo más di un paso al vacío y lo besé...
Fue un beso breve, apenas y toqué sus labios y su espesa barba que me fascinaba, me separé por un momento para comprobar que no había mal interpretado sus señales... y no. Su mirada no dejaba dudas, tenía tantas ganas de volver a besarlo como él a mí, apenas abrió los ojos me abalancé sobre él y nos dimos un beso apasionado, ambos estábamos un poco nerviosos pero sumamente atraídos. El colocó sus manos en mi nuca, yo me abalance a su cuello sin dejar el beso, era un beso cargado de pasión y deseo, nada me importaba en ese entonces, no me importaba estar peleando con mi ex por la custodia de mi hija, tener un atraco sin resolver o los problemas de memoria de mi madre; en ese momento sólo me importaba el.
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FRANQUEANDO MIS DEFENSAS
FanfictionSergio y Raquel, dos desconocidos, dos adultos con un pasado del que no pueden liberarse, dos personas que aún no saben lo mucho que se necesitan. Historia centrada en Raquel Murillo y Sergio Marquina (el profesor) de la casa de papel. Serie de one...