Uno

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Ese día de trabajo había sido uno de los más atareados que había tenido desde que se convirtió en Oficial I en la LSPD, no paraban de saltar alertas cada minuto y para lo único que les alcanzaba tiempo era para volver a comisaría, cambiar su armamento o ropa de protección y si es que tenían suerte, comprar algo de la maquina expendedora para poder comer de camino. Al ser uno de los rangos más bajos del cuerpo policial le tocaba apañárselas y asistir a todos los lugares que le indicaban, su desempeño en los últimos seis meses que le faltaban para que se cumpla el período de prueba estipulado era esencial si de verdad quería ir ascendiendo como lo tenía planificado. Su objetivo era convertirse en uno de los altos cargos de la policía y como lo había aprendido en su infancia, eso solo se lograba con trabajo duro.


Cuando estaba a punto de salir de servicio fue interceptado por Greco, una de las pocas personas de la LSPD con las que coincidió en la misma academia policial y con quien había llegado a congeniar bien tomando en cuenta la seriedad que lo caracterizaba. Los dos pertenecían al mismo rango e incluso tenían las mismas aspiraciones dentro del cuerpo aunque sus motivos difirieran. El momento de cambio de turno estaba en su punto, al rededor de ellos pasaban diferentes integrantes de la organización para poder llegar a las maquinas que les servían para marcar su entrada o salida al trabajo. El ruido que ocasionaban las voces de todos al estar saludándose entre sí no le permitía entender que es lo que su compañero le estaba diciendo, esa era una de las razones por las que siempre que llegaba esa hora intentaba salir lo más rápido que podía. A base de señas le indico al contrario que lo esperaría afuera de comisaría y cuando recibió una respuesta afirmativa, se retiró.


Al abrir la puerta un frío ventarrón propio del clima en el que se encontraban choco contra su cuerpo, estaba acostumbrado a temperaturas más bajas pero al estar en el interior del edificio con la calefacción encendida y tener que salir de un momento a otro significaba un cambio drástico incluso para alguien como él. Se acomodo la sudadera que llevaba encima y metió ambas manos a los bolsillos que se encontraban a cada lado de la prenda. Era de noche y fin de semana por lo que en los alrededores ya no se encontraban muchos ciudadanos, la mayoría seguro se estaría en la zona comercial de los Los Santos o refugiándose del clima en sus hogar, algo que él pensaba hacer luego de saber qué es lo que Greco quería decirle.


Se dirigió hasta la esquina más cercana de comisaría, justo bajo de un poste de alumbrado público y se apoyó contra este mirando en dirección a la puerta por la que había salido hace unos instantes. Habían dos policías conversando a un lado de esta mientras tomaban dos cafés que aún seguían humeantes, cuando los vio detener su charla y girarse en dirección a la puerta vio a su compañero salir, este se despidió de ellos con un algunas palabras que no llego a comprender por su lejanía y luego se giró a buscar la ubicación de la persona con la que había acordado encontrarse. Volkov se separó del cemento en el que se estaba recargando y se encaminó con dirección a Greco, este cuando escucho los pasos se giró y al verlo se fue a su alcance.


— Pensé que había entendido mal lo de vernos acá y en realidad me habías mandado a tomar por culo — río, tomando la misma postura que el contrario con la manos en sus bolsillos — El clima cada día esta peor pero, ¿sabes para qué siempre es un buen momento? Para...


— No — lo interrumpió, tajante al saber qué es lo que el otro le iba a proponer — Ha sido un día largo y lo único que quiero hoy es ir a mi departamento a descansar.


No le iba a dar la oportunidad de responderle así que dio media vuelta justo después de terminar hablar y emprendió camino al piso que había alquilado un año atrás, cuando su solicitud para ingresar a la academia policial fue aceptada y le salía más a cuenta rentar un piso cerca a comisaría que experimentar a diario un promedio de dos horas de viaje desde el norte, lugar en el que residió. Para mala suerte, al menos desde su punto de vista, el semáforo que regulaba el cruce de cebra por el que tenía que pasar para poder seguir la ruta que ya tenía preestablecidas estaba en rojo y al tratarse de una avenida principal los autos transitaban por ella, obligándole a detenerse y dándole la oportunidad a Greco para convencer a su amigo.

LOST - VOLKACIO - TINYVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora