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—Saturno es muy lindo, ¿No te parece? — aquella voz a su espalda lo hizo saltar, con el corazón acelerado a mil por hora—. ¿Sabías que allí llueven diamantes? Lástima que es un gigante gaseoso que el hombre nunca podrá visitar, porque debería ser muy bonito e interesante tener un anillo con los diamantes de Saturno, ¿No crees? — Continuó, mientras miraba aquella maqueta colgante de Saturno, con sus anillos y unas cuantas lunas a su alrededor, era tan grande que ocupaba una gran parte del techo y se podía recorrer por toda la habitación.

— Maldito nerd, este lugar está cerrado— dijo Mew en tono brusco, llevaba limpiando allí poco más de una hora de las doscientas que tenía que cumplir, y desde hacía cuarenta minutos las luces se prendían y apagaban, escuchaba pasos y ruidos extraños que le hicieron rezar todas las oraciones que creía haber olvidado de pequeño, todo para resultar en aquel sabelotodo con corte de niño que se notaba que no tenía nada mejor que hacer un viernes a las diez de la noche que pasearse por un aburrido planetario— ¿Cómo mierda entraste? Llamaré a seguridad.

— Oh, ¿Quieres el número de Max? — ofreció aquel niño bonito con ojitos de ciervo.

— ¿Quién?

— El hombre de seguridad, es mi amigo, se llama Max Nattapol, ¿Eres nuevo? — preguntó, ladeando su cabeza—. Soy Gulf-

— Me importa un bledo, tienes que irte de aquí, está cerrado, tu amigo no debería dejarte pasar en primer lugar— lo interrumpió.

— ¿Cómo te llamas? — el otro parecía ignorar completamente su tono de voz amenazante.

— Kete.

— ¿Kete?

— Qué te importa.

El chico nerd soltó una carcajada sincera, Mew lo miraba con el ceño fruncido.

— Eres gracioso— dijo, con una sonrisa que era muy hermosa, un hoyuelo se marcaba en su mejilla.

— Mew Suppasit— se presentó finalmente, en voz baja.

— Oh, qué lindo nombre, yo soy Gulf — hizo una reverencia—, soy uno de los guías del planetario.

— ¡¿Trabajas aquí?! ¿Por qué no me dijiste eso desde un principio? — ahora sentía vergüenza de echarlo—. El lugar está cerrado igual, ¿Por qué estabas dando vueltas? ¿Para asustarme o qué?

— Oh, no quería asustarte, lo siento— Gulf le puso ojitos de perrito, a Mew le molestaba que tuviera ojos tan bonitos—. Es que a la noche me gusta recorrer el planetario así me aprendo mejor todo el lugar para el día siguiente. Además esta muestra de Saturno es nueva entonces tengo que conocerla a la perfección para hacer la guía perfectamente.

Mew frunció el ceño.

— ¿Haces eso todas las noches?— preguntó.

— Bueno, no todas, a veces mamá me invita a cenar a un lugar especial y no me puedo quedar aquí hasta tan tarde, y los domingos el Planetario no abre, pero diría que unas cinco veces a la semana sí.

Mew frunció aún más el ceño e hizo una mueca, aquel chico era bastante raro para su gusto, y decidió ir a limpiar a otra sala, escuchó aquel joven despedirse con emoción pero él ni siquiera se molestó en contestar.

Los días seguían pasando y pasando, él iba a limpiar casi todas las noches, hacía mínimo tres o cuatro horas de servicio, así en alrededor de dos meses estaría libre de sus cargos.

Le parecía estúpido tanto tiempo solo por hacer unos graffitis, más estúpido era el hecho de que solo él había sido atrapado mientras que sus demás amigos y compañeros de crímenes, Tul y Boom, alias los Bad Boys, no habían tenido cargos.

Saturno - MewGulf [ADAPTACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora