«𝐏𝐑𝐎𝐌𝐈𝐒𝐄» || 𝐏𝐀𝐑𝐊 𝐉𝐈𝐌𝐈𝐍|| 𝐅𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜 ✓Tᴇʀᴍɪɴᴀᴅᴀ

«𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐕𝐈𝐈𝐈»

La pareja ya se encontraba entrando a la casa cuando el pelinegro ni bien aquella chica coloco la clave del apartamento ataco los labios de la pelinegra, todos los problemas que habían tenido, lo habían sobrepasado y mucho, estar lejos de ella todo ese tiempo, fingir que no la amaba como lo hacia, verla llorar fueron las cosas mas difíciles que hizo en su vida, cuando dijo que podía dejar todo por ella lo decía desde el corazón.

Escuchar a una persona decir que ella tenia miedo a su futuro con el le había dolido pero el no era Dios, no tenia una bola mágica para ver lo que le deparaba el futuro, quizás lo que ella sintió en ese momento fue verdad pero igual había dolido y mucho. Algo siempre tuvo presente mientras sentía que su sueño se había vuelto una pesadilla, ella fue, era y siempre será 𝐄𝐋 𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐃𝐄 𝐒𝐔 𝐕𝐈𝐃𝐀, todos los obstáculos, las dificultades se podían haber evitado pero eso ya no importaba, la tenía con él, sus besos, sus caricias eran, fueron y se aseguraría de que fueran siempre para él, que esa sonrisa no se fuera de su rostro y mucho menos por su culpa.

El pelirrubio no tenia planeado dejar de besarla esa noche, necesitaba decirle, 𝓽𝓮 𝓪𝓶𝓮, 𝓽𝓮 𝓪𝓶𝓸 𝔂 𝓽𝓮 𝓪𝓶𝓪𝓻𝓮 𝓱𝓪𝓼𝓽𝓪 𝓺𝓾𝓮 𝓶𝓲 𝓬𝓸𝓻𝓪𝔃𝓸́𝓷 𝓭𝓮 𝓼𝓾 𝓾𝓵𝓽𝓲𝓶𝓸 𝓵𝓪𝓽𝓲𝓭𝓸 𝓹𝓸𝓻𝓺𝓾𝓮 𝓮𝓻𝓮𝓼 𝓮𝓵 𝓪𝓶𝓸𝓻 𝓭𝓮 𝓶𝓲 𝓿𝓲𝓭𝓪, 𝓶𝓲 𝓼𝓾𝓮𝓷̃𝓸 𝓹𝓮𝓻𝓯𝓮𝓬𝓽𝓸, 𝓵𝓪 𝓬𝓪𝓾𝓼𝓪𝓵𝓲𝓭𝓪𝓭 𝓶𝓪́𝓼 𝓵𝓲𝓷𝓭𝓪 𝓺𝓾𝓮 𝓶𝓮 𝓹𝓪𝓼𝓸 𝓮𝓷 𝓵𝓪 𝓿𝓲𝓭𝓪, las manos de aquel chico empezaron a viajar por el cuerpo de la pelinegra, sus frías manos, acariciaban sus caderas, su cintura, sus piernas, aquellas manos necesitaban recorrer aquel cuerpo para sentirlo suyo, tantos meses lejos de ella de su hermosa fragancia empezaban a pasarle factura, su cuerpo se sentía necesitado de sus caricias, de su cuerpo sobre el de ella, una vida no le bastaba para amarla, podía decir que si llegara a renacer en otra vida, ella seguiría siendo su amor eterno.

El pelirrubio iba dejando un hilo de besos en el cuerpo de la pelinegra, con sumo cuidado saco la parte de arriba de la ropa de aquella chica que solo se dejaba llevar ella también lo había extrañado, mentiría si dijera que no había tenido la misma idea, solo que ella le hubiera gustado prepararle una rica cena. Ambos tenia ya poca ropa el ambiente era perfecto, no se necesita un lugar caro para embriagar un corazón de amor.