CAPÍTULO 01

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La guerra se había acabado hace ya diez años, Voldemort se había ido para nunca más volver; después de tanto caos, después de tanta muerte por fin habían logrado vencer a Voldemort.

Él se había vuelto un icono, un héroe, era venerado por todos aún después de haber pasado diez años desde que mató al señor oscuro había muchos magos y brujas que se paraban cuando lo veían a darle un apretón de manos y agradecerle por salvarlos, si Harry era sincero, ya estaba un poco harto de eso, de ser tratado como un Dios, cuando solo era un mago promedio que tuvo la mala suerte de nacer a finales de julio.

Cada vez que alguien le agradecía recordaba por todo lo que tuvo que pasar, todo lo que había perdido y todas las cosas que le habían ocultado, porque sí, le habían ocultado muchas cosas que le hubiera gustado saber, de hecho, se lo debieron decir.

Quien más le había mentido (u ocultado cosas como le dijo el retrato del hombre) era quien más había admirado, Albus Dumbledore.

Que era un mago, que había una profecía que decía que tenía que vencer al señor oscuro, que era heredero de una fortuna, que tenía poder económico y político que le hubiera servido cuando era perseguido y que hubiera podido usar para demostrar la inocencia de Sirius.

Ahora todo lo que decía era secundado por todos, el pedía algo y cada mago o bruja se desvivía por complacerlo, si alguien lo insultaba a sus espaldas salían personas, que ni conocía, en su defensa.

Era el jefe del departamento de aurores, era un Lord, tenía voto en el Wizengamont, pero estaba perdido y no sabía que más hacer con su vida.

Su relación con Ginny solo había durado dos meses después de la guerra, querían cosas diferentes, habían vivido cosas distintas, simplemente no encajaban como pareja y actualmente las conversaciones más largas que tenía eran con retratos o delincuentes a los que interrogaba.

Ron y Hermione habían formado su familia por lo cual estaba feliz, ellos se lo merecían y él se quedaba en Grimmuld Place cuando no estaba trabajando como auror solamente pensando en qué seguía.

Pasaba tanto tiempo ahí que hasta había desarrollado una relación con el cuadro de Walburga Black, sí, tal vez influenció mucho todas las verdades reveladas al término de la guerra cuando tuvo que ir a Gringotts y también que cuando se hartó de sus gritos el respondió de la misma manera, pero ahora convivían con armonía y eso era lo que contaba. Nunca le iba a tener aprecio, pero mientras no gritara a cada segundo estaba feliz.

¿Qué era lo que debía hacer? Nunca había tenido una vida normal, había sufrido abuso infantil y la mayoría de los adultos que había conocido lo trataron siempre como un niño, pero le mandaban a hacer cosas de adultos; sí, había aceptado que lo que sufrió a manos de los Dursley fue abuso, maltrato tanto físico como psicológico, aceptarlo le había costado muchas sesiones con el psicomago al cual tuvo que ir luego de la guerra junto a varios sobrevivientes, no había querido ir, pero había sido un requisito para entrar en el cuerpo de aurores.

Había sido de mucha ayuda, había reconocido muchas cosas que nunca pensó y había dejado culpas atrás que no le correspondían, ya había dejado el pasado atrás, en su mayoría, pero ahora no sabía qué hacer con el presente, ni que le reparaba el futuro.

Muchas opciones venían a su mente, como convertirse en profesor de DCAO, o tal vez dejar el trabajo de auror y solo ocuparse de su fortuna familiar o seguir como auror, no se había sometido a ese entrenamiento experimental que solo él pudo completar para abandonar el trabajo.

Mientras pensaba en eso algo brilló en la mesa y reveló una pluma de oro en la mesa.

Harry se paró de la mesa sacando su varita instintivamente, cuando vio la pluma frunció el ceño.

Pluma de OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora