Regalos

Capítulo 04: Intercambio de regalos + extra

Resumen:
Intercambio de regalos y una mini escena del futuro.

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Liu Qingge levantó la mano y una delgada bolsa de seda negra pareció materializarse en ella. Se la tendió al hombre que estaba frente a él.

Los ojos de Shen Qingqiu se fijaron inmediatamente en la bolsa.

"¿Para mí?", su rostro era cálido, con una chispa de ansioso cariño en sus ojos. Su abanico volvió a la manga mientras extendía la mano para coger la bolsa.

Qingge se limitó a mantener la mirada mientras se desataban los hilos de seda y las largas y elegantes yemas de los dedos rozaban la caja blanca que había dentro antes de proceder a separar las dos piezas. Pudo oír la casi inaudible toma de aire cuando Qingqiu sacó el abanico y las cintas se deslizaron una junto a la otra terminando en un crujido. Pudo ver cómo sus ojos se movían para admirar todo, desde los pinceladas de la pintura de bambú hasta los pequeños detalles de las hojas en el metal, terminando finalmente con un dedo que daba un ligero toque a la campana de plata de la borla, cuyo sonido era ligero pero sonoro.

Qingqiu sonreía ahora.

"La última vez que lo comprobé, no solías ir de compras cuando salías a cazar monstruos", el tono era burlón, pero la sonrisa no se desvanecía.

Liu Qingge estaba casi demasiado preocupado por su trozo de cielo personal como para responder.

"Lo encontré mientras el señor de la ciudad nos daba un paseo. El dueño del puesto fue muy servicial".

Shen Qingqiu se envalentonó,

"Qingge conoce mejor mis gustos. Gracias. Es precioso. Creo que usaré este a diario en el futuro inmediato", dio un paso adelante tirando de una de las manos de Qingge, dejando una suave huella en la comisura de los labios de su compañero antes de ocultar rápidamente la pícara sonrisa tras su nuevo tesoro. 

Qingge notó que algo frío se deslizaba entre sus palmas. Eso... lo notó después de apreciar la picardía de su Qingqiu para robar besos.

Le sostuvo la mirada mientras levantaba sus manos unidas y le devolvía un beso en el lado de la muñeca que ahora quedaba al descubierto bajo la capa blanca bordada de su manga. En la palma de su mano había una caja negra y brillante. 

Shen Qingqiu había levantado su abanico favorito para intentar (y no lo consiguió) ocultar el creciente rojo que podía sentir en sus mejillas. Liu Qingge aún no había apartado la mirada. 

Dando un resoplido avergonzado, Shen Qingqiu golpeó la tapa de la caja en la mano de Liu Qingge. 

"Yo también tengo un regalo para ti. Ábrelo".

Liu Qingge retiró la tapa para revelar el cordón de plata de la borla de la espada con su cuenta de jade. Se unió a Shen Qingqiu en el club de "mi cara está roja". Las borlas de espada eran un regalo clásico para un compañero de cultivo (ellos lo eran), pero eso no significaba que Liu Qingge pudiera dejar de pensar en verlo cada vez que usaba a Cheng Luan. Sacó el cordón de la caja y lo fijó firmemente a la empuñadura de Cheng Luan, con el jade brillando bajo el sol de la mañana.

"Gracias", fue la sencilla respuesta mientras Liu Qingge se daba cuenta rápidamente de que ahora era incapaz de desenvainar su espada sin rozar la borla. Era como si le recordara que estaba ahí. Que siempre estaría ahí. Recordándole repetidamente a su persona especial.

Shen Qingqiu, con el abanico doblado en la mano, tiró de la mano de Liu Qingge invitándole a tomar un té en el Pico Qing Jing. Los dos caminaron tranquilamente cada vez más lejos de la puerta, charlando en el camino. Nadie se dio cuenta de que la campana de plata y el jade chocaban entre sí mientras caminaban. Ambos brillaron por un momento fugaz.