Una noche más. Una noche más en ese lugar del diablo, dando por hecho que estaba sumido a las tenazas de uno de sus más insensatos demonios. Una vez más, Lee Minho se hallaba ensimismado con la manera en que ese rubiecito meneaba de un lado a otro sus caderas, y la forma en cómo maniobraba el poder en ese caño, era un experto cuando del pole-dance se trataba. Estaba totalmente absorto hasta con el más mínimo movimiento dado, y que este le inundaba por completo hasta domarlo y quererlo echar a la completa locura. En esta oscura historia Lee Minho está enfrentando un conflicto bélico entre su ser más sensato y el más vehemente, su entrañas ardían con las llamas del más frívolo deseo, sus manos picaban por querer tocar y sentir el sabor de aquella pasión prohibida; todo gracias a un hechicero que dominaba su lado más salvaje tan sólo con el andar de sus ancas, y el descarado movimiento en su cintura, cosa que tanto le enloquecía. Ahora, lo único que domaba su mente era ese muchacho de lindas caderas y muslos, que podía sonreír como un ángel pero que al mismo tiempo podría ser tan seductor como un ángel caído.
No había un bendito viernes dónde el señor Lee no hiciese un poco de su tiempo para ir al Demons'Club con la compañía de su mejor amigo —y aparte de ello, colega de negocios—, compartiendo así unos cuantos tragos que le dejaban la mente totalmente en un blanco perfecto para los más tentadores del frío lugar, pero sólo iba con la única intención de al menos cruzarse con el jovencito de piel lechosa. Dígase que terminar entre las piernas de uno de los pequeños bailarines —y acompañantes sexuales— más calientes de todo el club era su deseo más recóndito, y aunque nunca lo habría logrado debido a que este sólo se prestaba para quienes hacían el negocio más vil con el único Dueño del club, Christopher Bang, quien se creía el amo y señor de aquel pequeño demonio. Tenía claro que sí, él, Lee Minho era un hombre casado, tenía dos hijos, un buen trabajo en la línea de comercio de armas más exitosas de toda Corea, era una buena vida al ojo de los demás traficantes, pero a veces pensaba: ¿dónde carajos quedaba él? ¿A dónde mierda habría ido el Lee Minho que amaba la diversión y las aventuras con respecto a su sexualidad? Todo se habría ido a la mierda si no hubiese sido por la asombrosa idea de su amigo Seo Changbin, quizás sonando un poco riesgoso, pero al carajo todo, al carajo todo...
Esas fueron las palabras exactas cuando vio a ese chico rubio por primera vez, alto, de piel brillante y cándida que parecía querer picarle las ganas al tacto mismo, revoloteando los deseos más profundos del hombre, sus labios pintados de un rojo carmesí bañando la suavidad que seguramente estos guardaban con descaro. Tenía una mirada oscura, traviesa, sensual. Esos ojos azul zafiro le miraban cada viernes con lascivia, aventurándose cruelmente entre las redes más tétricas del averno que vivía y circundaba en su alma, despertando el ser más oscuro, despertando el deseo vivo de un hombre de treinta y seis años que anhelaba divagar entre la codicia y la ambición. Y ni hablar del cuerpo que poseía, parecía ser esculpido por los mismos Dioses Griegos, mejor dicho, el menor era simplemente un Adonis.
— ¿Y bien, Lee? ¿Aún le deseas? —preguntó su mejor amigo mirándole de reojo con el vaso de cristal en su mano derecha.
El azabache más bajo sabía muy bien y conocía las intenciones de su compañero, por ello, le había aconsejado venir a este lugar en una noche donde las cosas en su vida parecían quererlo echar abajo, porque él sabía perfectamente cómo nadie que su mejor amigo la estaba pasando mal con su familia, con los negocios, con todo en sí, sentía la soga en el cuello. Todo iba mal, y más si sabía que su mismísimo esposa, Hirai Momo le estaba siendo infiel a su mejor amigo dejándole al otro como si estuviese navegando en un océano profundo y difícil de entender. Los problemas con su esposa le estaban consumiendo hasta más no poder, y eso Changbin lo sabía. Y qué otra mejor forma que venir al bar más codiciado de toda Busan, el infierno más satisfactorio y deleitable, y más buscado por los semejantes más infames. El lugar al que entrabas fácilmente, pero del que era muy difícil salir. Changbin conocía muy bien ese lugar, sí, lo conocía tal como la palma de su mano, aún más si conocía al propio diablo.
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ㅤ: ⠀devil 𝗱𝗮𝗻𝗰𝗲ㅤ⠀ *⠀⠀해.ㅤ- hyunho
Fanfiction𝗵𝘆𝘂𝗻𝗵𝗼 | donde hwang hyunjin y lee minho siempre se veían en el mismo bar, a la misma hora, y de la misma forma. con la misma prórroga. sin embargo, una noche que minho decide acercarse por primera vez a aquel príncipe de ojos z...