unique.

67 15 6
                                    

No quería abrumar más su día de lo que ya estaba siendo; tenía que seguir viendo algunas decoraciones específicas que le había pedido Lukas, y cómo todo el padre consentidor que era, se fue a buscar lo que había pedido su pequeño.

Hoy no había podido salir temprano del trabajo ya que —el prácticamente explotador de su jefe lo había hecho también ir a buscar algunos papeles a la loma del orto. Tuvo que ir, no podía negarse, necesitaba el dinero extra que su jefe le había prometido darle si hacía aquellos mandados y los regresaba con las firmas solicitadas.

Terminó de su aventurilla cerca de tres horas después de su horario de trabajo por lo que tuvo que llamar a Daniel para que cuidara a Lukas.

Lukas; la luz de su vida por la cual daba todo, tendría cinco años en las próximas dos semanas. El mismo niño que —casi, casi hacía un berrinche porque quería que le trajera unas lucecitas de color azul transparente que únicamente vendían al otro lado de la ciudad. No podía quejarse mucho tampoco, apenas su niñito le mostró aquellas luces las amó. Pensó que si las compraba podía dejarlas para decorar la pared pintada con nubes que el pequeño tenía en su cuarto. Nubes, que él mismo había pintado después de que estuvieron viendo las películas de Toy Story una tras otra. Lukas había insistido en quererlas, y Agustín no era quién para negarse —o más bien no podía negarse a la mirada de cachorro que le había dado su hijo cuando se las pidió.

Había querido llegar a casa más temprano ese día, quería ver a su niño —sí, eso era. O quizá era el vecino que vivía frente a la puerta de su departamento, aquel vecino que Lukas quería como si fuese parte de su familia.

Agustín era demasiado, muy, consciente del apego que tenía su hijo por el vecino. El hombre era todo un pan de dios con ambos; se ofrecía para cualquier cosa que necesitaran, incluido cuidar al pequeño revoltoso y berrinchudo que tenía por hijo. Pero shh, a nadie le importa eso.

Incluso los amigos de Agustín notaban como el vecino era atento con Lukas y con él mismo. Sus amigos alegaban otras intenciones que lo único que lograban era sonrojar de grandes y vergonzosos tonos carmín las mejillas de Cruz.

Y era escandaloso la manera en que Agustín se ponía cada que esas ideas llegaban a su cabeza —sean producidas por él o por sus amigos. Porque terminaba creándose un, como él lo llamaba, estúpido cuento de hadas con el vecino.

Había tratado de negárselo a sus amigos y familiares que la única relación que tenía con el hombre de en frente era de sólo amistad, y lo había logrado —con algunas sospechas. Pero negarlo cuando se miraba en el espejo y recordaba algo sobre él, o cuando ambos estaban conversando alegremente en el camino del elevador o de puerta a puerta era un tema mucho más difícil.

No podía evitar la sonrisita tonta que sin querer se le escapa, la mirada de adoración que le daba cuando se ponía a jugar y a hacer reír a su hijo, porque si se ponía a imaginar que algo entre ellos remotamente podía pasar sabía que el hombre lo aceptaría con hijo y todo. Pero también sabía y era consciente que hacerse ese tipo de ilusiones sería una total tontería.

Había decido hace mucho desechar todas sus ilusiones, sentimientos, sensaciones e ideas para no dañar su corazón, pero entrar a su casa y verlo jugando con Lukas mientras reían alegres sobre la alfombra, no ayuda a en nada.

— Hey, Agustín — saludó el vecino parándose y yendo hacia él para dejarle un beso un poco cerca de su comisura.

!Eso¡ Eso era otra cosa que tampoco ayudaba.

— ¡Papi! — gritó Lukas corriendo hacia su padre para luego ser alzado por los aires por el mismo.

— Hola pequeño — dijo dejando muchos veces en las mejillas de su hijo —. Hola Valen — saludó, finalmente luego de una pequeña pero gran batalla interna, al hombre frente a él.

Birthday's wish ✦ Wosacru࿔*:・゚Where stories live. Discover now