Han pasado ya casi tres años desde que la deje de ver, recuerdo haber dejado mi taza de café a medio tomar a la diestra de mi computador y ir soberanamente por un snack a la cafetería de aquella escuela que solamente me daba dolores de cabeza.
Debí ser mas precavido y dejar la taza de café mas alejada del computador me dije, sin embargo ya estaba tres pisos abajo, mi fatiga era mayor a mi preocupación así que solamente me dirigí a la cafeteria, ignorando que el día era hermosamente nublado y con poca luminosidad, todos los salones estaban prendidos y callados. Era un silencio formidable como para sentarse a leer un libro mientras la brisa del aire sofoca tu cabello, sin embargo, recordé que solamente me levante para ir por un aperitivo a la cooperativa de mi escuela.
En el trayecto me fui topando con varias personas conocidas, las miradas no las soportaba, sabia que había hipocresía en ellas, las sonrisas a medias cuando me miraban no tenían ni un gramo de realidad así que asenté con la misma cara que ellas al verlas. Seguí caminando y al llegar a las puertas me topo con mi profesor de artes, que en esos tiempos realmente no entraba a esas clases porque no hacia falta entrar. Con una sonrisa igual de falsa me ve y pronuncia mi nombre, yo solamente lo mire, le sonreí de la misma forma y continué mi camino.
Realmente ese día iba concentrado, puesto que unos días antes habían mandado citatorios a todos lo estudiantes que exentaban materias por materias extracurriculares. Así que simplemente me concentraba en aquel citatorio y en el porque rayos necesitan citarnos.
Cuando llego a la barra de la cafeteria, pido una barra de guisado y un agua de horchata. Porque de Jamaica nadie la toma. Entonces giro y me siento en las mesas de la cafeteria, esperando a que mi siguiente clase suceda. Pero de pronto recuerdo haber olvidado imprimir unas hojas que nos habían pedido llevar a la junta. Así que terminando de consumir mis alimentos retorno mi camino, esta vez hacia la sala de computo, ya que en la misma cooperativa no tenían servicio de impresión.
En esos momentos mi mente iba volando, con el pendiente de las hojas del lado izquierdo de mi subconsciente y al lado derecho mi pensamiento reprochaba el porqué tendría que asistir a la junta, de todas formas todo lo estaba haciendo bien hasta el momento. [En fin, una batalla interna entre mi yo responsable y mi yo irresponsable]. Cuando llego al edificio correspondiente me aproximo hacia la fila (que por cierto era larguísima) y me dije "Tengo treinta minutos, espero alcanzar a fotocopiar todo y llegar a tiempo". Sin embargo, mi libra (signo zodiacal) me decía que la paciencia no era lo mío después de todo, así que me aproxime a la sala de impresiones [El contexto es que la sala de impresiones y fotocopias eran distintas, unas estaban a la par de la biblioteca en la planta baja y la sala de impresiones al lado de la sala de computo, en la planta alta]. Subo las escaleras y veo que solamente hay dos personas formadas, de pronto mi ansiedad se disipó y me sentía mucho mas tranquilo que de costumbre. Al casi llegar mi turno siento como un *algo* me pega detrás mía, lo ignoro y sigo, pero, aun un *algo* me seguía pegando pero cada vez mas fuerte, en el momento que mi capacidad de tolerancia se quebró, me volteo y fue ahí en donde todo sucedió. Una chica de aproximadamente 1.60 de tez clara y de ojos cafés claros me estaba atormentando con su USB de metal en la espalda. Para cuando la chica me ve, se espanta y pronuncia un sutil
—¡Ay, lo siento HAHAHAHA! —dijo la extrañada chica al cesar con un enaltecido acento tónico en la "Y"—. Te confundí con un amigo HAHAHA.
—¡No, no no te preocupes amiga HAHAHA! —exclamé con risa nerviosa—. Si gustas puedes pasar tu primero HAHAHA.
—¡No te preocupes!, yo espero... y perdón por lo del USB jeje —finalizo con un sutil suspiro.
Al verla realmente no supe cómo, pero recordé en ese momento que en algún lugar llegue a dar igualmente con ella.
Mi mente frívola siguió con su camino y procedió a imprimir dichos documentos. Para variar, la chica igual necesitaba esos documentos, por lo que con mucha confianza me pidió que si podía sacarle dos impresiones y que me las pagaba a mi. Yo sin ninguna complicación pedí de favor si me podían sacar dos impresiones mas del mismo documento, la recepcionista me miro con mala cara pues ella ya había quitado el USB, así que introdujo nuevamente el USB y saco las impresiones. La chica muy apenada por lo sucedido solamente me dijo gracias. Y retiro su mirada con una sutil sonrisa de nervios. Yo empáticamente devolví la misma sonrisa y le dije "igualmente".
En ese lapso se comieron casi diez minutos y ya estaba apunto de entrar a junta, así que decidí sacar mi yo extrovertido e ir con ella para preguntarle si iba al mismo lugar...
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La Noche en que nos Conocimos
RomanceUna historia en donde la noche es la protagonista de la magia que desarrollara esta novela Häaguen es un chico de preparatoria que por destino debe hallar la respuesta de su mayor incógnita. Ellen una chica extrovertida lo acompañara en esta traves...