Feng Xin y el templo sexual embrujado

La primera mala decisión tomada aquí, Feng Xin decide más tarde, fue escuchar a Hua Cheng en primer lugar.

Estúpido.

Por alguna razón, Su Alteza Xie Lian convoco tanto a Feng Xin como a Mu Qing al palacio de Hua Cheng. Cuando llega, Feng Xin está al menos agradecido al descubrir que Mu Qing se ve tan vagamente confundido como él siente. Él llama su atención, tratando de decir: ¿Qué diablos está pasando? pero Mu Qing solo le lanza una mirada.

Bien.

Luego, Hua Cheng, reclinado perezosamente en un diván, pregunta si no les importaría investigar un templo en ruinas que la gente local ha informado como posiblemente embrujado.

"¿Qué? Sabes que somos dioses marciales, ¿verdad?. No cazadores de fantasmas" responde Feng Xin, ya molesto.

Junto a Hua Cheng, Xie Lian se muerde el labio. Los ojos de Feng Xin se ven atraídos por varias marcas rojas moteadas alrededor de su cuello. "Hemos recibido muchas oraciones al respecto. Yo mismo iría, pero... "Su cara se vuelve de un rojo brillante. "Mi, um ... Mi espalda me ha estado doliendo mucho últimamente".

La mano de Hua Cheng se desliza hacia el muslo de Xie Lian. Feng Xin comienza a sentir una contracción involuntaria junto en su ojo.

"Oh dios mío", dice Mu Qing débilmente a su lado.

"Entonces, como pueden ver", dice Hua Cheng con timidez, "Su Alteza le pidiendoles que hagan algo por él. No lo rechazarán, ¿verdad?"

Algún día, cuando Su Alteza no esté mirando, Feng Xin golpeará a este tipo.

"No", dice con los dientes apretados.

"Por supuesto que no", dice Mu Qing.

"Bien"sonríe Hua Cheng. "¡Que tengan un buen viaje!"

Que se joda este tipo.

-

"Esto es una puta mierda", murmura Feng Xin mientras se acercan al templo, pateando una piedra en su camino. Han llegado al medio de la nada, donde se ha construido un templo en la ladera de una montaña.

Mu Qing permanece en silencio por un momento y luego dice: "Esto es algo que Su Alteza nos pidió que hiciéramos". Sin embargo, Feng Xin puede sentir que él también se siente molesto por esto.

"¡Lo sé ! Solo desearía que no se sintiera como una especie de orden del Rey Fantasma. Especialmente porque, obviamente, solo quería alejarnos para poder hacerle todo tipo de cosas a Su-"

"¡Feng Xin!" grita Mu Qing, escandalizado. Sus mejillas se ven rosadas, y Feng Xin recuerda que Mu Qing y Su Alteza siguen un tipo de cultivo que implica un voto de castidad. El de Xie Lian obviamente está roto un millón de veces a estas alturas, o de lo contrario ha encontrado una escapatoria ridícula en la que Feng Xin no quiere pensar, pero Mu Qing...

¿Mu Qing alguna vez ...?

Una ráfaga de imágenes mentales vienen a su mente en un instante, y Feng Xin hace todo lo posible para suprimirlas lo más rápido que puede.

Sí, no pensemos en eso.

"¡De todos modos, estamos aquí!" Feng Xin grita, demasiado fuerte. De cerca, este templo parece prácticamente abandonado. Es difícil creer que tenga adoradores, y mucho menos aquellos que se molestarían en rezarle a Hua Cheng y Xie Lian lo suficiente como para que se enteraran. Después de abrir un par de enormes puertas de madera y cruzar con cuidado el umbral alto, los dos dioses entran en un espacio oscuro y cavernoso. El piso es de tierra compacta y algunas estatuas empañadas se alinean en la parte posterior del templo. Los murales descoloridos decoran las paredes a ambos lados, y Feng Xin inmediatamente se dirige a uno para intentar descifrarlo. Tal vez el contenido del mural pueda ofrecer alguna pista sobre lo que acecha a este templo o lo que la gente local ha estado informando. Sin decir palabra, Mu Qing se aleja para hacer lo mismo con el mural del otro lado.