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—Tae...

—Kookie...

Luego de que ambos jóvenes lograran procesar que después de tantos años, sus caminos volvieron a encontrarse, guardando inmediatamente los móviles que tenían en sus manos, no tardaron más en unirse en un fuerte abrazo.

—¿Cómo has estado? —preguntó con dulzura sin querer alejarse de ese bonito chico que fue su primer novio.

—Muy bien... —dijo escondiendo su rostro en el cuello contrario, apegándose más como si eso fuera posible—. Te extrañé mucho.

—Yo igual, TaeTae—plantó un beso en la coronilla del castaño que había cambiado tanto físicamente, pero que increíblemente seguía teniendo esa calidez tan característica suya que lo hacía sentirse en casa.

Taehyung no salía de su sorpresa y emoción, muy dentro suyo creyó que luego de despedirse cuando aún eran unos chiquillos, jamás lo volvería a ver, pero ahí estaban, juntos, como si solo existieran ellos en ese momento, hasta que fueron interrumpidos por una pequeña presencia peluda.

Un perrito ladraba con fuerza al ver a su dueño junto con un desconocido en la puerta de su casa. El pelinegro volvió a la realidad casi de inmediato porque había ido a la casa de sus vecinos, por lo que se separó un poco de Taehyung, pero sin romper el abrazo. Se sentía tan bien tenerlo ahí, pegado a su pecho y en sus brazos.

—¿Kook? —lo observó confundido, hasta que cayó en cuenta que su perrito, el cual era muy celoso, estaba conteniéndose para no lanzarse al joven—. Tannie, tranquilo, por favor. No seas maleducado con las visitas.

Y para sorpresa del menor, el perrito dejó de ladrar y se volvió a acomodar en el cómodo sofá de la sala.

—Mmm... ¿Quieres pasar? —sugirió al ver tan callado al joven que lo tenía apresado con sus fuertes brazos.

—Si gustas—musitó y lo soltó, sintiendo al instante la necesidad de no volverlo a soltar, pero no podía apresurarse. Pasaron tantos años y lo más probable es que Taehyung haya hecho su vida y no como él, que, a pesar de haber tenido algunas parejas, ninguna se comparaba al castaño, por lo que ya se había resignado a la soltería.

Se sentaron en el sofá donde el pequeño animal descansaba. Aunque Jungkook estaba un poco receloso, Taehyung le tomó la mano en un gesto de que no se preocupara por este.

—¿Es tuyo?

—Sí, es mi pequeño bebé—con su mano libre acarició la orejita del perrito que cerraba sus ojos por el suave tacto de su dueño—. Se llama Yeontan.

—Oh... Es lindo y tiene un fuerte ladrido para ser tan pequeño.

—Te doy toda la razón. A veces me da conflictos porque muchos de mis vecinos que he tenido desde que lo adopté hace tres años, se han quejado conmigo.

De inmediato el rubor subió a las mejillas de Jungkook, avergonzado, intrigando al mayor.

—Ohhh—soltó como exclamación—¿Acaso viniste por eso?

Mierda, Jungkook quería que la tierra se lo tragara y lo escupiera en otro continente. Pero era increíble como el castaño lo conocía tan bien, como si los años no hubieran pasado.

—Lo siento—susurró y el de tez canela rio divertido por la expresión del chico—. No te preocupes Kook, como te dije, ya me ha pasado, y en parte tengo la culpa por volverlo un cachorrito mimado.

El de tez clara al fin pudo soltar el aire atrapado en sus pulmones por los nervios de haberla jodido con el chico frente suyo, pues se notaba que el animalito era su adoración.

—Es que... —comenzó a hablar—. Venía a quejarme porque hoy tuve que realizar una entrevista virtual, y todos mis compañeros se encontraban presentes, entonces me empezaron a molestar porque no me di cuenta de que el micrófono estaba encendido y los fuertes ladridos de Yeontan estaban de fondo hasta que el profesor me regañó—suspiró recordando todo lo acontecido.

—Oh, comprendo. Debió ser incómodo—se mordió el labio, nervioso—. Me disculpó en nombre de mi bebé.

Jungkook sonrió para tratar de aliviar el ambiente. Prácticamente, ya no estaba molesto, solo le había hecho caso a su hyung en un impulso por sentirse tan fastidiado con sus bromas.

—No te preocupes, ya paso. Pero igual todo salió bien, vine en un pequeño arrebato...

—Sigues siendo el mismo chico impulsivo que conocí—mencionó riendo suavemente para no despertar al animalito a su lado—. Entonces deberías agradecerle a Tannie por hacerte venir hasta acá y que me pudieras ver de nuevo.

Se dio cuenta de la magnitud de sus palabras y se tapó la boca abajo la mirada profunda de Jungkook.

"Taehyung tonto, tonto".

—Y-Yo—balbuceó y el menor tomó su mano—. Tienes razón Tae, si no fuera por ese pequeñito, tal vez por mi gusto de siempre estar metido en mi casa, nunca me hubiera dado el tiempo de ver quiénes eran nuestros vecinos.

—Esto... —le colocó un dedo en la boca y preguntó—. ¿Estás soltero? — rápidamente el contrario afirmo con un movimiento de cabeza—. No sabes cómo me alegra escuchar eso.

El menor sonrió atrayéndolo a su regazo con suavidad, regalándole un casto beso en la frente, mientras que el mayor se acomodaba mejor sobre el chico, rodeando su cuello con sus brazos, pues sabía perfectamente el porqué de esa pregunta, amando que fuera tan directo como recordaba.

Y confirmando que no había sido el único en volver a sentir esas mariposas en el estómago.

Ahhh, que bien se sentía volver a estar con el chico que le robaba el aliento desde hace tanto.

Al fin el mayor nuevamente se sentía en paz y completo, confiando en que la vida les había dado una segunda oportunidad que no dudarían en aprovechar.

Todo por un ladrido; tk auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora