Besar: Phantom Rouge (Movie)

Esta es otra parte de los fanfics de los Besos. 

Inicié con 'Besar: Isla Zevil' y, supuestamente había terminado con 'Besar y... La ballena negra "Una expedición al continente oscuro".'  Pero...

Pasó que, hace unas semanas, descubrí que las películas de HxH estaban de vuelta en netflix , no sé si vieron ustedes, pero estuvieron un tiempo y las habían quitado waaaa. Entonces, me dije: Debería hacer dos fics más y adherirlos a esta serie de Besos. Un relato por cada película.

Entonces, la colección de historias terminaría con Besar: Last Mission (Movie)

He aquí el primero. Espero disfruten, porque yo lo hice mientras escribí nwn.

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Hace algunos días, hablé con Kurapika para comunicarle ciertos rumores que escuché acerca de su clan, pensé que, posiblemente, era información que le gustaría haber recopilado. Por otra parte, en cuanto a mí, esta fue una atractiva excusa, no es que no pueda llamar a Kurapika para saludarlo de vez en cuando para extenderle mis mejores deseos en su día a día. Honestamente, es vergonzoso admitirlo, pero, hay algo en mí que me impide comunicarme con él, sin importar que el deseo por hacerlo me carcoma.

¿Será que me atemoriza su insoluble ecuanimidad con la que atiende mis llamadas? Su voz es tan neutral y pasajera, mi corazón anteriormente acelerado se estaciona y comienza a sentirse brumoso, pesado.

-¡Hoy será un día diferente! -Leorio decretó. Llevó una de sus manos hasta su pecho y la situó sobre su corazón, ese maldito órgano traicionero erosionaría en cualquier momento. Debía tropezar con la serenidad, aunque fuese sólo por casualidad.

Kurapika dijo que llegaría a las 12 del día según la zona horaria actual de la ciudad. Pasaban de las doce y media. Constató el azabache consultando la hora en su móvil por tercera ocasión. Chasqueó la lengua y refregó su ojo izquierdo hostilmente, no sin antes apartar los oscuros lentes pequeños.

-¿Leorio? – la voz de Kurapika picó los oídos del azabache, este saltó de la banca que ocupaba en aquel parque.

El rubio saltó también hacia atrás.

–¡Yo-!, Kurapika – saludó informalmente.

El rubio ladeó la cabeza y le sonrió con amabilidad. Lo hizo antes de reverenciarse con extrema formalidad.

-¡No hagas esas cosas! – reclamó el más alto, este sentía que su cara resplandecía espantosamente de rojo -No somos un par de desconocidos... - murmuró compactando su cuerpo, especialmente ambos hombros.

-Hace tiempo que no nos veíamos. Lo siento, Leorio. Mi reacción fue inconsciente – giró su cuerpo y le propuso al mayor ocupar la banca que anteriormente había usado, ahí podrían charlar sin interrupciones y estarían cómodos.

-Parece que estás un poco inquieto – dijo el rubio de repente, el moreno pasó saliva y miró las nubes esponjosas en el firmamento rasgado de añil.

-¿Tú crees? – rozó su cuello tres veces, masajeando ahí -Hace un día muy caluroso – cambió la charla, el kurta no dijo nada.

Kurapika también buscó algo arriba ¿qué cosa podría tener tan entretenido a Leorio? movió los ojos de un lado a otro, no encontró absolutamente nada intrigante.

Ambos adolescentes se miraron cuando el estómago del menor rugió. Kurapika apartó la mirada en primer lugar, apenado.

-¿Comiste antes de venir?