Luego de dar mi declaración en la fiscalía, los oficiales me informaron que no iban a poder hacer nada tan drástico porque el tipo no había abusado sexualmente de mi pero si lo dejarían por unos días en la celda. En cuanto a Rafael y mi padre los soltaron al rato de yo terminar mi declaración.
Mis días después de lo que había pasado fueron terribles. Ya no quería ir a la universidad, no iba a natación, no quería comer lo que me ocasionó que perdiera mucho peso; ya no quería salir de la casa ni ver a nadie. Me la pasaba día y noche acostada en la cama, no quería recibir visitas ni hablar con nadie. Mi padre todas las noches me llevaba un helado porque era lo único que engullía.
Lloraba sin cesar, ya mi cuerpo estaba seco y cansado, tenía pesadillas, me bañaba más de lo normal y al hacerlo pasaba mucho tiempo bajo la ducha. Dada la situación tuve que acudir a ciertas sesiones con una terapeuta quien me hacia hablar con ella, que le contara como me sentía, que me gustaba y muchas cosas más, ella en respuesta me daba consejos y rogaba que saliera pronto de esa depresión porque yo era muy joven y tenía un futuro por delante.
Valentina me fue a visitar muchas veces a la casa pero solo se quedaba a mi lado en silencio. Sandra también fue en ocasiones pero no quise recibirla, al igual que Rafael, Jesús, Mary, Daniela, y uno que otro compañero de la residencia y uní, quienes se preguntaban qué había sucedido con mi vida.
En ese estado pase alrededor de dos meses hasta que un día decidí regresar a la uní y ponerme al día con todo lo que normalmente yo realizaba. Al llegar a la universidad no hablaba con la misma fluidez con los demás como lo hacía antes, estaba recelosa. Nadie se enteró de nada, solo pocas personas sabían lo que me había sucedido, los que estuvieron conmigo, y ninguno de ellos hablaba sobre el tema.
Mi padre me llevaba e iba a buscar a la universidad y a cualquier lugar donde acudía.
Con Rafael eran menores las salidas, los encuentros y nuestras conversaciones.
-¿Cómo estas Sheyla?-
-Bien Joan, y tú?-
Nuevamente estaba sentada en el pasillo con Joan mientras esperábamos que llegara el profesor de la siguiente clase.
-Bien. ¿Por qué has faltado a clase estos días?-
-Tuve cosas por hacer-
-Has perdido bastantes clases-
-Sí, tratare de ponerme al día y recuperar las evaluaciones-
-¿Seguro estas bien?-
-Perfectamente-
En ese momento venia llegando el profesor y agradecí que por fin apareciera porque ya no quería seguir respondiendo a las preguntas de Joan...
Ya casi iba a cumplir 7 meses de relación con Rafael y nada de mis sentimientos habían cambiado, lo quería mucho pero no con la misma intensidad como él lo hacía, aparte, ya todo me daba igual y no tenía ni sentía las ganas de estar en una relación; sumado a esto estaba el hecho de que continuaba pensando de vez en cuando en Alex, en el último encuentro que habíamos tenido, nuestra relación, el sentimiento. En esos momentos tenía muchos sentimientos encontrados.
Quedaba aproximadamente un mes para finalizar el segundo semestre, yo continuaba sin ganas a pesar de que ya me desenvolvía con mayor fluidez con las personas.
Rafael seguía llenándome de obsequios y palabras bonitas pero ya no tenían el mismo efecto en mí, me sentía seca y sin gracia, sentía como si no poseyera sentimientos porque en ocasiones esos actos me daban igual, pero a pesar de ello no quería hacerlo sufrir, a él, una persona tan cariñosa y entregada. Ya yo tenía claro que lo nuestro no iba a llegar a ningún lado y que realmente estaba perdiendo el tiempo conmigo cuando podía conocer a otra u otras personas que lo quisieran. Así que nuevamente tome la decisión, pero con mas temple y sin menos sensibilidad.

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El comienzo de un qué...
RomanceHola. Soy nueva escribiendo, siempre me ha gustado leer y ahora quiero escribir una historia basada en la vida real, espero les guste y me apoyen. Narra la trama de dos personas que se conocieron cuando tenian 8 años de edad, donde nació un sentimie...