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Era una mañana bastante atareada para el superintendente se Los Santos, había transcurrido ya un cuarto robo de lo que iba del día mas todo el papeleo e instrucciones que debía darle a su malla, la cual a él le parecia incompetente.

Y todo, sin su mano derecha, Viktor Volkov.

Últimamente se había ausentado mucho a su trabajo ya que se encontraba cuidando a su híbrido la mayor parte de los días, sólo por ser los primeros en el departamento de aquel ruso.

Y... No hacía mucho tiempo que el mismísimo Jack Conway había adoptado un híbrido, ya que luego de varios intentos de parte de Volkov porque el moreno consiguiera uno, lo logró. Es más, él aseguraba que desde que el pequeño Horacio había llegado a su vida la había cambiado por completo para bien pues, los híbridos son seres que emanan aquella falsa inocencia siendo cariñosos, tiernos, y fieles a sus dueños.
Y en el caso de Jack, no era la excepción. Su híbrido era un hermoso ser de tes blanca el cual poseía una cola y orejas de gato de color blanco con algunas manchas en naranja, sus ojos eran celestes como el mar y su cabello era rubio tirando a dorado.

Era bastante revoltoso, rebelde y manipulador, usando sus encantos para convencer a su dueño de lo que fuera, enterneciendolo con aquella mirada de la que no se podía resistir, ademas de gastar una y otra vez su tarjeta de credito comprandose ropa, accesorios y demas cosas, que en ocasiones eran juguetes que compraba a "escondidas" de su dueño.

No obstante, también era sumamente dependiente a Jack, siempre necesitaba de su afecto, de su olor...

Pensando en que regalarle a su querido híbrido por su cumpleaños patrullaba tranquilamente, imaginando aquello y dejando a lo ultimo en su mente, solo por esta vez, su trabajo.

De repente un aviso lo sacó de sus pensamientos haciendo que preste total atención a éste el cual indicaba una dirección como todos los avisos, pero extrañamemte en esta ocasión era de su propio departamento, para luego leer como al parecer habia fuertes ruidos y "chillidos" que los vecinos no podían soportar.

Supo que se trataba de su querido Gustabo pero, ¿qué le ocurría? Rápidamente, muy preocupado aceleró su patrulla hasta llegar a su lujoso apartamento y abrir la puerta de éste.

Lo que se encontró alli lo dejó boquiabierto.

Su apartamento estaba patas para arriba. Su sofá estaba destrozado en su totalidad lleno de mordiscos, su mesa estaba llena de rasguños y marcas que probablemente había hecho con sus uñas y el suelo se encontraba lleno de diversas cosas que se encontraban en el apartamento.

- ¿Q..Qué coño?

Abrio los ojos en grande preguntándose qué era lo que había pasado dejando a un costado su saco que llevaba siempre y complementaba su pulcro traje para comenzar a buscar al causante de aquello.

De pronto un chillido se escuchó en todo el lugar que provenía de su habitación, asi que se acercó hasta allí escuchando muchos más y abrió la puerta, lo que se encontró era un hermoso desastre.

Al rededor de su cama matrimonial se hayaban camisas desperdigadas por todo el suelo y, en su cama, se encontraba su pequeño Gustabo con sus ojitos llorosos, totalmente desnudo y con un vibrador metido en su interior que lo hacía removerse y clavar sus filosas uñas en el acolchado rasgandolo y llamando a su amo repetidas veces.

Ahora podía comprender que se trataba de lo que Viktor le había comentado, su celo.

- A..Amo... a-amo Jack...

Gemia y chillaba desesperado mirando a su dirección esperando que lo complazca.

El menor se sentía un poco culpable por causar todo ese desastre y sabría que tendría un castigo pero, era su primer celo y no supo reaccionar de manera no salvaje.

*ૢ🧸 ཻུ۪۪『 Rambunctious pet | One-shot 』 ੈ🎀‧* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora