único

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-- Creo que es la mejor opción que tenemos. -- Mencionó Erwin observando el mapa con detenimiento.

-- Concuerdo, de este manera evitaremos pérdidas. -- Dijiste comprendiendo la importancia de la situación.

Era día de descanso, realmente no preferirías pasar tu día de descanso en una reunión estratégica, pero fuiste convocada de improvisto al igual que Erwin y Levi a la habitación de Hange.

La líder de escuadrón no durmió toda la noche estudiando el cristal de las murallas y cuando hubo amanecido se le hizo imposible no convocar la reunión para explicarles sus descubrimientos.

Como era de esperarse era la más emocionada en la reunión, seguido de Erwin que estaba intrigado, luego tu que apenas podías con tanta información y por último Levi quien solo intervenía cuando era necesario.

Mirabas a Erwin sentado enfrente tuyo, estaba profundamente concentrado escribiendo algo, a su lado estaba Levi escuchando lo que decía Hange a tu lado, tu novia, una relación de hace ya varios años y la razón por la que te levantabas todas las mañanas.

Tan solo de verla hablar emocionada te revoloteaban mariposas en el estomago, ambas conocían lo peligroso de una relación en tiempos de guerra, pero en definitiva valía la pena correr el riesgo.

Estabas próxima a intervenir cuando sentiste la mano izquierda de Hange posarse sobre tu muslo, su toque fue suave, algo a lo que realmente ya estabas acostumbrada.

Hablaste y seguido habló ella, luego de un tiempo empezó a deslizar su mano por sobre tu muslo, era un toque relajante e inquietante a la vez, tu larga y suave falda se subía y bajaba conforme su suave toque.

La mano de hange se deslizó al interior de tus muslos, ya no era un toque común, era un toque con la intención de que le abrieras las piernas para ella.

La conversación fluía entre los demás miembros de la mesa y por unos momentos tan solo pudiste mirar como su mano subía y bajaba acercándose a tu centro por sobre la falda.

La miraste hablar sin prestarle la más mínima importancia a sus acciones, pero haciendo un poco de presión en su mano para que le dieras espacio entre tus piernas.

Tu estabas algo confundida, si bien conocías que a tu mujer le encantaba provocarte, susurrarte cosas subidas de tono al oído o darte inesperados toques en cualquier lugar estos nunca se extendían demasiado tiempo.

La mujer a tu lado deslizó la yema de sus dedos por tus caderas descendiendo lentamente a tu centro.

Te fijaste que su toque pasará desapercibido para Erwin y levi, la vergüenza nubló tu rostro aún cuando comprobaste que ellos sí estaban prestando atención a la reunión.

-- ¿Qué opinas (n)? ¿Cuantos soldados disponibles tienes a tu cargo? -- Preguntó Erwin esperando una respuesta por parte tuya.

Tu cerebro tardó unos milisegundos en unir la información y ubicarse un poco en el contexto de la pregunta pero respondiste.

Hange a tu lado se río disimuladamente de tu casi corto circuito y él siguió hablando.

Ella se levantó unos segundos a buscar unos papeles de una mini biblioteca y sentiste el frío bajo tu falda, tu piel anhelando su calidad mano.

Cuando regresó les entregó los papeles a ellos dejando los leer detalladamente y se inclinó por debajo de la mesa a  recoger el lápiz que accidentalmente dejó caer al suelo, en el camino de regreso subió tu larga falda aprovechando su "descuido" sentiste las yemas de sus dedos entrar en contacto directo con la piel de tus piernas y la falda recogerse de un lado en tu cintura, agarraste la muñeca de Hange con la intención de que se diera cuenta que no estaban solas pero ella solo te dio una mirada que envió un corrientazo a tu vientre bajo.

Descubrimientos | Hange ZoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora