Después de dos años de relación, empiezas a percatarte de ciertas actitudes algo extrañas y preocupantes en mina, lo cual hace que quieras protegerla y ayudarla a superar sus miedos y dificultades.
"Eres la luz de mi vida, y justamente por eso voy...
— Tomarás ese vuelo y llevarás tu tratamiento en Japón, mina — exclamé exasperada por todo el rato que llevábamos discutiendo el mismo tema
— La decisión es mía — contestó firme, tratando de mantener el control de su tono — Y ya dije que no
Solté un fuerte suspiro en respuesta, estaba tan en desacuerdo como ella en esto pero no quería admitirlo pues mi razón y lo recientemente dicho por los especialistas que la trataron, me hicieron apoyar la idea de que fuera con sus padres pues sería otro ambiente, sin presión alguna y así podría recuperarse más rápido.
— ... No puedo creer que enserio pienses que voy a mejorar sin tenerte conmigo — dijo con la mirada en el piso, empezando a negar con la cabeza en una mezcla entre confusión y frustración
La miré durante largos segundos, y observé en silencio como pequeñas lágrimas resbalaban por la tersa piel de su rostro gracias a la cantidad e intensidad de emociones acumuladas
— Ya te explique, no me necesitas... Eres fuerte, mina.
Fue lo único que el nudo en mi garganta me permitió decir. La situación era complicada en sí misma, los pensamientos nos abrumaban, necesitábamos respirar en paz y con libertad.
Salí de casa, dejandole la cena servida en la encimera de la cocina en un gesto involuntario, pues siempre me preocuparía por ella aunque los problemas creen una brecha que parezca inmensa e interminable.
Miraba a la gente pasar a mi alrededor mientras mi corazón se mantenía estrujado por los recientes sucesos.
Teníamos que separarnos para que ella pudiera estar bien, mi mente podía entenderlo aunque sin estar de acuerdo, pero mi corazón... simplemente no, y me lo hacía saber con la presión que ejercía en mi pecho.
Sentía que era ilógico tener que dejarla cuando estaba más vulnerable que nunca, pero era de entenderse pues estaría bajo el cuidado y compañía de sus padres, las personas más importantes para ella.
Es confuso y difícil pero era parte del esfuerzo que tenía que hacer para que ella pudiera mejorar, debía soportarlo.
Después de un par de horas, en las que pude despejar mi mente y comprar un par de cafés en medio de la caminata, al fin me sentí lista y regresé a casa
Como muchas veces antes, al llegar la encontré envuelta entre las sábanas, plenamente dormida con el celular entre manos
Dejé el aparato y los cafés sobre el mueble más cercano y me senté junto a ella, pasé sobre su oreja un rebelde mechón de cabello suyo que se encontraba posado sobre su rostro, todo con la mayor suavidad posible para no despertarla o incomodarla.
La miré por un largo rato mientras pensaba en cuales podrían ser las palabras correctas para hacerle entender que solo quería lo mejor para ella, y que ese viaje de tiempo indefinido era precisamente lo que necesitaba para volver a ser la misma.
Mi adorable bebé de facciones perfectas y ojitos brillantes como las estrellas
— Vayamos juntas a Japón — susurró de repente, sobresaltándome — Hablé con mis padres, no tienen problemas en aceptarte allí
Sin abrir los ojos dejó salir aquella idea, al parecer despertó en algún punto donde tenía mi intensa mirada sobre ella, pero no dio señales de eso hasta este momento, donde yo recién me recuperaba de ese inesperado susto.
— No puedo, mina
[~ו° °•×~]
Voto + tu folou + número de tarjeta de crédito + contraseña de tarjeta de crédito = actualización ;) re fácil
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