Mercedes Ledesma:
- Canseco - dije acercándome a él.
- Dígame señora - respondió.
- Es que estaba pensando hacer algunos cambios en el casino, para atraer a más clientes y así ganar más dinero - propuse
- Si señora, buena idea, pero eso no me lo tiene que decir a mi.
- ¿A no? - pregunté incrédula.
- No señora, esas cosas las consulta con el señor Adolfo.
- Ah, es que como eres el encargado de que todo funcione correctamente, pensé que también te encargadas de los arreglos.
- Efectivamente señora, yo me encargo de los arreglos, pero son previamente autorizados por el señor Adolfo.
- Ah ya - repliqué, sabía que decírselo a Adolfo era obtener un NO como respuesta- Gracias Canseco, ahora voy a ver a Adolfo.
Dicho esto me encaminé a la oficina de mi adorado esposo, pero al entrar, él no se encontraba, entonces me senté a esperarlo.
Pasaron 15 minutos hasta que Adolfo entró a la oficina:
- Meche, hola - dijo dándome un pequeño beso - ¿Qué haces aquí, me estabas esperando? - preguntó, sentándose en su silla, detrás del escritorio.
- Si, te estaba esperando - dije con una sonrisa.
- ¿Y eso? - preguntó extrañado - a mí me huele que quieres hacer algo ¿O me equivoco? - los dos sonreimos, él me conoce tan bien.
- La verdad sí - respondí.
- ¿Que quieres Meche?
- ¿Me dijo Canseco que te tengo que consultar cualquier cambio que quiera hacer en el casino?
- Si, son políticas de la empresa - replicó.
- Bueno, entonces autorizarme - dije, sabía que era casi imposible que aceptara.
- ¿Autorizarte? ¿A qué? - preguntó
- Quiero remodelar, pintar, hacer algo - lo miré seria y el sonrió.
- No no, olvídate de remodelar en este momento - replicó.
- Pero Adolfo, lo podemos hacer de noche - propuse.
- Si, claro y pagarle el doble, no gracias - respondió serio y yo comenzaba a enojarme.
- O sea, te molesta que quiera atraer más clientes al casino, así ganaríamos más, podría ser, no se - dije pensativa - algún espectáculo musical.
- Eso ya lo hicimos alguna vez, y no quedamos nada contentos - replicó.
- Adolfo, es en serio, ¿que no quieras que yo participe en nada de este casino? - respondí molesta - o sea me haces tú socia, y no me dejas hacer nada, claro como ya todo lo hiciste con Minerva - dije haciendo muecas.
- Meche, este casino, lo hicimos con los años, y a medida que han pasado hemos aprendido lo que está bien y está mal, no es nada personal.
- Que bueno - repliqué, me levanté de la silla y salí de la oficina.
Al salir de la oficina me encaminé al estacionamiento, me subí al auto y conduje hasta mi casa, realmente no quería estar más allí.
El resto del día pasó normal, la verdad que peliar con Adolfo no me gustaba, pero para él todo está mal, siempre y cuando no lo haga él.
Llevamos muchos años de casados, bueno, en realidad muchos años de yo ser su amante, nunca me ha ido mal, aunque realmente lo quisiera tener siempre conmigo, siempre aquí para nosotros.
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Completamente tuya
FanficÉl faltó a su promesa, ella le reclama y va en busca de darle celos ¿que pasará?