Prólogo

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Esa noche lloré. Lloré por todo y por nada. Lloré por él. Lloré por mi. Lloré por nosotros. Por nuestro amor, que no era perfecto pero si algo nuestro.

Las lágrimas caían por mi mejillas arrastrando con ellas cada gota de maquillaje que llevaba en la cara, ese maquillaje que había tardado tanto en realizar.

No. Eso era lo único que mi cabeza pensaba. No.

Mi cabeza recreaba cada momento, cada razón. Ahora solo serían recuerdos, recuerdos que quería guardar, porque en su momento me importaron, y por más que quisiera no podría olvidarlos. No podía creérmelo. No él. No era él.

¿En que había fallado?
Ella era mejor. Más guapa, más delgada. Simplemente perfecta. Porque yo siempre seguirá siendo esa parte de mi, la que no quería volver a sacar, me hacía daño, pero lo hice, esa noche lo hice. Esa noche saqué esa parte de mi que tan bien había escondido, no aguantaba, me odiaba.

Mi propia estrella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora