fuera del ring || Larry

oops

-¡Vamos Harry, mas duro!. Apuesto a que puedes hacerlo mejor !Hazlo mas fuerte¡. !Fuerte Harry¡- Harry golpeaba una y otra vez, cada vez mas fuerte el saco de box, mientras su entrenador le gritaba.

Harry era uno de los peleadores mas conocidos en la UFC. Todos los día se esforzaba por ser el mejor entrenando y practicando duro, dando lo mejor de
él. Todos sus oponentes sabían incluso antes de pelear que no seria fácil vencerlo, y de echo nadie lo había logrado aun, y ese era el motivo de su arrogancia.

Faltaban unos cuantos minutos para su próxima pelea. No sabía contra quien era, y de hecho no le importaba en lo mas mínimo. Lo único que sabia era que lo iba a hacer trizas y era un chico que por ¨suerte¨ según él, había llegado hasta donde estaba. Nada de que preocuparse.

Se dirigió hacia los baños del lugar para hacer sus necesidades. Al entrar al lugar de lo único que se percató es de que había un chico con un buen trasero. Lo miró de pies a cabeza, el chico se encontraba de espaldas ya que estaba utilizando uno de los servicios.

-seria feliz sin tan solo Meredith tuviera ese trasero-. Se acercó a uno de los urinarios con su vista al frente al igual que el chico castaño que se encontraba justo a la par de él. Ninguno de los dos dijo nada, obviamente ¿Quién habla mientras hace pis?

Cuando terminó, cerró su bragueta y luego caminó hacia el lavamanos, en donde el chico castaño se encontraba inclinándose y repesándose en la encimera quedando cerca del espejo para arreglar su flequillo y mierda, era difícil no voltear a ver su trasero en esa posición. Harry tragó saliva disfrutando de la vista.

-agradece que eres un chico si no estuviera follando ahorita mismos en esa puta encimera- pensó mientras mordía su labio. Sacudió su cabeza rápidamente y se acercó a lavar sus manos.

-no seas estúpido Harry como vas a pensar eso, ¿Qué tu mamá no te enseño principios?- sacudió sus manos aun mojadas tratando de secarlas . Abrió los ojos como platos al darse cuenta que estaba salpicando al chico.

-oops- tomó varias servilletas rápidamente y empezó a secar la cara del chico. El castaño era mas bajo que él así que tuvo que tomar su cara entre su mano mientras con la otra secaba. El castaño se encontraba viéndolo fijamente a los ojos con un semblante mas que serio.

El mayor al darse cuenta lo miro a los ojos, unos ojos de un azul profundo, sin duda los mas bonito que había visto en su vida. Quedó perplejo ante la cara tan angelical de chico.

-Hola- el castaño se encontraba con un semblante bastante serio. El rizado soltó rápidamente su rostro y se apartó del ojiazul

-Lo lamento- bajó su mirada hacia sus manos aun con las toallas de papel en ellas.

-ni creas que te tendré lastima y te dejare ganar con tu intento de ser amable, no me engañas- soltó el castaño serio con una mirada bastante intimidante y el ceño levemente fruncido

-¿porqué es un hijo de perra con migo?, mas bien que me pasa a mi- frunció su ceño -si aquí yo soy el hijo de perra con todos-. su rostro cambió a uno serio y bastante arrogante, una media sonrisa se dibujo en su rostro, con la punta de su lengua lamia lentamente su encilla, Levantando al mismo tiempo su vista lentamente -con que tu eres el niño con el que jugare esta noche-

El castaño soltó una risa -¿el chico que te va hacer sufrir esta noche? si el mismo. No te asustes, no seré muy duro contigo-

-me agrada tu confianza pequeño- se acercó a el dejándolo de espaldas sobre la encimera, con sus manos a los costados de él, rodeándolo. Se acercó hasta su oído -espero que te hayan traído una silla de ruedas porque no saldrás caminando de aquí- y sin mas salió.

-es un hijo de perra, arrogante no me dejare vencer por él- el ojiazul hablaba con sigo mismo, estaba decidido a no tener ni una pizca de piedad, iba a hacer lo imposible por vencerlo. Salió de baño somatando la puerta de este.

cuando ambos habían salido ya, Niall salió de unos de los sanitarios preguntándose que Mierda acaba de pasar, después de ver toda la escena por la abertura de la puerta. Sin duda estos dos se traían ganas y nadie le iba a decir lo contrario.