Única

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—Chifuyu, ¡tengo hambre! —hacia berrinche con un puchero en los labios.

Para cualquiera podía ser vergonzoso que un tipo con toda la pinta de malandro y que te puede asesinar solo con la mirada le haga berrinche a un chico de un suéter de lana con ositos.

—No le quites el puesto a Mikey —rió por lo bajo— ya comiste Baji-san, no puedes vaciar toda mi refri —hablaba sin despegar su vista del manga, mientras que el mayor arrugada la nariz ante el fracaso de su idea.

Ser tierno no le funcionaba con Chifuyu, debía encontrar otra forma.

Amaba ver al peliteñido leer sus mangas, le gustaba admirar su perfil de lado y rostro serio al leer, pero lo que más destacaba era cuando se emocionaba en cualquier escena, así él no tuviera la más mínima idea de lo que estaba ocurriendo en su historieta:

Se alegraba con él.

Festejaba con él.

Se reía con él.

Lloraba con él.

Lo consolaba cuando su personaje favorito moría.

Se enojaba con él.

Se sorprendía con él.

Hacia teorías con él.

La forma tan energética cuando hablaba de su manga, el brillo en sus ojos, las emociones que transmitían su mirada llena de pasión al hablar de lo que tanto le gustaba llenaba su pobre corazón con ternura excesiva.

¿Cuándo se había enamorado del pequeño? No tenía idea en qué momento había pasado, no sabía como se enamoró perdidamente de su dulce, amante de mangas y mejor amigo.

Tal vez había sido la vez que se enfermó y Chifuyu lo cuidó:

—Está prohibido bajarse de la cama.

—Pero...

—Nada, te hice sopa —sonrió levemente sonrojandose, si decía la verdad, era que se había esforzado mucho pidiéndole ayuda a su mamá para que le diera la receta y lo dejara cocinar, se había esforzado mucho para hacerla y al final lograr la sopa.

—¿Me das de comer? —sonrió de lado enseñando su colmillo para después estornudar, para Chifuyu era un pequeño gatito.

Arrugó la nariz para tomar la cuchara honda para empezar a soplar cada cucharada que el mayor se llevaría a la boca.

—¡Está deliciosa! —sonrió con la nariz roja por el frío, haciendo sonrojar al menor.

Para la mala o buena suerte de Baji, Chifuyu tenía normalizado ese tipo de acciones hacia el mayor, sin saber que no era tan común entre amigos normales, él solo lo camuflaba con el «pero Baji es mi mejor amigo, por eso lo hago» no podía negar que si le dolía un poco cada vez que escuchaba el «mejor amigo» del menor, sus esperanzas de confesarse se venían a bajo.

Sin embargo, si Chifuyu no sentía nada por él intentaría conquistarlo, y esa idea no sería fácil sacársela de la cabeza.

—¿Te gustó la sopa?

—¡Si! Gracias Chifuyu —se levantó un poco para abrazar al chico sentado a su lado— oh, lo siento, te puedes enfermar por mi culpa —se separó de golpe para volver a esconderse en la cobija.

—Mis defensas son muy buenas ¡No me pasará nada!

Bueno, al día siguiente ameneció con calentura y estornudos.

𝙋𝙇𝘼𝙉 𝘾𝘼𝙎𝙄 𝙋𝙀𝙍𝙁𝙀𝘾𝙏𝙊 | Bajifuyu [𝚃𝚁]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora