Ashley Weaber - 09 de septiembre 2022
No sé qué pasaba con mis piernas que no se movían lo suficientemente rápido el día de hoy, tenía que llegar puntual, no, no tenia, lo necesitaba, o si no me sentiría mal todo el día y estaré con un humor que ni yo misma me aguanto.
Me pongo las zapatillas como puedo, mientras corro por toda la habitación cogiendo mis libros y todo lo que necesito y guardándolos en mi mochila. Me hago solo una coleta en el cabello, es demasiado tarde como para peinarme mejor.
Bajo y veo a mamá en el comedor leyendo uno de sus libros favoritos "Fuimos canciones" de Elisabet Benavent.
- Mamá - le dije llamado su atención - has leído ese libro como 500 veces ¡Por Dios!
- Antes que nada, buenos días, que no hemos dormido juntas jovencita y segundo, no me critiques, déjame ser, ¿Okey? - me dice tomando un sorbo de su café, mientras yo cojo una tostada y le unto mermelada - además tú también lees muchas veces ese libro de orgullo y no sé qué
- Si mamá, buenos días - pongo los ojos en blanco - y me encantaría seguir discutiendo contigo sobre libros y de cómo me pusiste el nombre de la protagonista de ese libro que además se llama Orgullo y prejuicio - le digo mientras le doy un mordisco a la tostada mientras camino hacia la puerta - pero tengo que irme
- Ashley Elizabeth Weaber, te he dicho que no hables tan rápido y mucho menos con la boca llena, y el nombre te lo puse por la autora de este libro, no por ese que te gusta a ti - me reprende
- Si si, como digas, adiós - digo esto último cerrando la puerta y corriendo hacia mi coche.
Me subo al coche y me pongo en marcha, tal vez iba un poquito más rápido de lo normal y claro, de lo que permite la ley; pero no me puedo permitir llegar tarde.
Hoy empezaba mi primer día de clases en la Universidad, y no podría estar tranquila si llegase si quiera 1 minuto tarde.
Suelo preocuparme mucho por todo, y por eso mismo siempre hago todo apresuradamente; si algo me sale mal o de la manera en que no lo planee, me desespero y me la paso de un pésimo humor todo el día, y los próximos días, hasta que se me olvide y se me pase.
Y este día me la pasaré así, si no llego a tiempo a mi primera clase; eran las 7:45 am. Y mi clase comenzaba a las 8:00 en punto.
En el preciso momento en que terminé de ver la hora en el reloj de mi muñeca, mi celular suena anunciando la llamada entrante de Austin, mi mejor amigo.
Cogí el móvil; pero el dichoso aparato decidió resbalarse de mis manos cayendo en el suelo del auto, vi que no hubiera nadie en la carretera frente a mí, y me agaché a recogerlo, me levanté con el teléfono ya en la mano y casi se me sale el corazón del pecho cuando vi una persona justo en frente y entonces cerré los ojos y frené como pude y con todas las fuerzas, haciendo rechinar las llantas de mi coche; pero aún con todo el esfuerzo sentí que el auto chocó con algo.
Abrí mis ojos lentamente y vi a alguien en el suelo delante del coche, abrí la puerta de inmediato y corrí hacia la persona que ahora veía que era un chico.
- ¡Oh por Dios! - dije yendo hacia a él para ayudarlo - ¿Estás bien?
- ¡Mierda! - dijo tratando de levantarse - ¿Te parece que estoy bien?
- L-lo siento, no te vi - luego me di cuenta de algo - Hey, además tú has salido de la nada, ¿no te enseñaron a mirar a ambos lados antes de cruzar la calle?
- ¿A ti no te enseñaron a no conducir como una loca? - me dijo viéndome agriamente - ¿Segura que has sacado el permiso legalmente?
- Para tu información, soy una muy buena conductora
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Galaxia
Teen FictionElla, tan preocupada y viviendo apresuradamente, no se daba cuenta lo que iba a ocasionar con su coche aquel preciso día. Y él tan despreocupado de la vida, fumando su tan preciado cigarrillo, tampoco se daba cuenta, ni veía venir aquel impacto tan...