3: Eternidad

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Siglo XXIII

Jungkook seguía vivo y había cambiado mucho en el lapso de doscientos veintisiete años.

Su piel era más pálida y paso de ser una persona alegre a una que no tenía una expresión visible todo el tiempo.

Cada tortura que Taehyung le brindo, lo abrió los ojos aún más de la peor forma y por el brillo que tenía Taehyung cuando lo miraba  dudaba que lo dejara libre algún día.

—Hola , bonito— Taehyung sonrío en la puerta oxidada de una vieja celda viendo a Jungkook sentado en una esquina de la "habitación"—. ¿Cómo estas?

—Bien, gracias a Dios— respondió Jungkook cortante.

—Ya aprendiste a no ser un iluso?— pregunto un ocultando su molestia por la respuesta anterior.

—Sí— pronuncio el azabache sin titubear, a pesar del dolor que sentía por los latigazos que le proporciono la semana anterior.

—Pues yo creo que no— su macabra risa resonó—. Si fuera así, no tendrías esas marcas en tu espalda.

—Aprendí a no creer en historias ficticias— contesto Jungkook neutro, no mostraría lo roto que se sentía.

—Pero sigues siendo un iluso que cree que va a poder salir de aquí—toco una de las puntas de sus dientes caninos con su lengua.

—Lo hare, ese era el trato— sentencio el menor tensando la mandibula.

—Adivina qué, precioso— se posiciono en el centro de la habitación—. Me gustas mucho, es por eso que te dejare libre... en la jaula de mi habitación— contesto burlón.

—En tus putos sueños Taehyung— rezongo Jungkook sin moverse—.Deberías  de llamarte V por lo vacío y venenoso que eres en todos los sentidos, eres un maldito psicópata sádico.

—V, buena letra, mas el significado me da lastima... como el futuro de quien lo propuso, lo cambiaremos a V de Victoria — volvió a sonreír con una actitud arrogante—. Yo seré un maldito psicópata sádico, pero tu serás una bolsa llena de huesos rotos.

—A qué te...— frenó sus palabras al ver el latigo metálico con una esfera del tamaño de una pelota llena de piquitos en la punta  en las manos de  Taehyung.

Si había algo que había aprendido a demás de madurar, era que Taehyung odiaba que le rezongaran y mencionaran dios; él hizo ambas.

—Bueno, esto avanzo rápido, no esperes lo mismo del final— la falsa amabilidad en su voz estremeció al menor.

«Mierda, no» pensó Jungkook y Taehyung sonrió.

—No te a...

Un grito salió del pelinegro cuando el  contrario le dio un latigazo en la costilla.

—No te dije que podías hablar o sí?— Taehyung emanaba una superioridad infernal, como siempre debería de ser.

La bola quedo atorada entre los huesos rotos del azabache, unos finos hilos de sangre recorrían el costado izquierdo de su abdomen.

El pelinegro no podía respirar, la herida dolía y ardía en demasía.

—Cuantos latigazos te di el lunes?—cuestiono Taehyung con una seriedad preocupante.

Jungkook no contesto, estaba irritando a Taehyung.

—No vas a contestar, hijo de puta?— de nuevo Taehyung recibió  silencio.

Sin aviso alguno, Taehyung jalo el latigo, haciendo que Jungkook se desangrara más y gritara del dolor.

—Ci-cinco— respondió con dificultad el pelinegro.

—Te tocan diez— sentencio sin dudar el castaño—. Levantate.

—N-no, no p-

—Por una mierda, Jungkook— bramo—. No me retes si no quieres que te vaya peor.

Con mucha dificultad el azabache se puso sobre sus rodillas y posteriormente de pie.

—Por qué te gusta tanto rezongarme? — chasqueo la lengua y golpeo su cadera con el latigo.

Un "crack" se hizo audible, igual que los dolorosos gemidos del menor.

—Carajo, sabes que odio Dios y aún así lo mencionas— la furia haciéndose visible en su voz.

Esta vez azoto dos veces el latigo en el lado izquierdo de la cadera de Jungkook.

—D-duele— plañó el pelinegro.

—Que bueno por que te faltan otras siete— rugió—. Te las doy todas juntas o separadas?

—Todas— si lo hacía lento dolería más.

Con mucha ira, Taehyung dio los azotes faltantes con toda su fuerza, el ultimo hizo que Jungkook saliera volando a la pared y el castaño aprovecho para consumir un poco de la energía de este..

—Eres mío, Jungkook, me perteneces— Taehyung limpio las  negras gotas de sangre provenientes de las heridas de Jungkook en su cara.

La realidad es una de las propiedades de la vida, la vida es la realidad en sí.

La vida es tu dueño, y por ende, la realidad.

La realidad de Jungkook, era Taehyung, Taehyung era su vida y Taehyung era inmortal.

—Me vas a pertenecer por toda la eternidad, angel— todavía estando en el suelo, Jungkook finalmente comprendió todo—. Jamás escaparas de mi porque soy tu realidad, soy lo que te mantiene vivo.

Jungkook nunca sería libre porque logro cometer error de convertir a un extraño en su realidad, logro que su ignorancia vendiera su alma al diablo.

El destino de Jungkook se había desviado a una tortura eterna por la burbuja infantil en la que se envolvió.

Por su indecisión, gano la definición de su bisexualidad con la persona más cruel que lo atormentaría por todos los tiempos gracias a su ingenuidad.

Por culpa de unos cuentos, Jungkook estaba destinado a ser esclavo de la dura realidad.

𝐅𝐈𝐍

N/A: 813 palabras sin contar el comentario.

@_colorfultears aquí esta la historia, muchas gracias por dejarme participar.

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