Uno - Noche de Copas

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21 de Diciembre de 1941

Brooklyn, New York, Estados Unidos

21:13

Las calles estaban oscuras y frías por el invierno cuando Fallon salió de trabajar. "Turno de nueve a nueve" uno de los mejores turnos en la opinión de la joven doctora. Entre esas dos horas era donde más personas lesionadas entraban debido a diferentes motivos; accidentes en fabricas, disputas callejeras, accidentes automovilísticos, incendios, derrumbes en el puerto...

"Un turno eficiente y bueno para barrer el suelo con misóginos" pensaba cada vez que salvaba la vida de alguien en tan agradable jornada.

Pero este se vio afectado al recibir no uno, como acostumbraba en su día a día, sino tres hombres que no dejaron que ella lo tocara con sus manos femeninas.

–Señor, tengo un doctorado y estoy graduada de Oxford en Inglaterra, de aquí lo único que debe asustarse es de que si no deja su actitud machista de lado, morirá porque por lo que veo tiene una hemorragia interna muy severa por no mirar a ambos lados antes de lanzarse a la calle con su auto además de que la gravedad de su lesión solo puede ser arreglada por el o la mejor y yo soy la mejor cirujana en este hospital. Tiene 3 segundos para decidir, ¿morir como un inútil o vivir cómo alguien racional? –preguntó con una sonrisa amable fingida.

Finalmente el hombre sucumbió ante el dolor y acepto el tratamiento de la doctora, quien no mentía, era la mejor y lo salvó. Ella se basaba en su entrenamiento y en las tasas de mortalidad para decir todo esto, su tasa era de 15% mientras que las de sus compañeros hombres rozaban el 37%.

Fallon siempre fue muy inteligente y trabajadora, el mundo le dijo millones de veces que ser cirujano no era algo para mujeres, pero ella siempre tomó un bate y rompía cada puerta que le cerraban en la cara.

La mujer iba con un vestido hasta las rodillas de color verde esmeralda de mangas largas y abrigadas, una chaqueta de una tela aun más abrigada del mismo color abrigada, unos guantes de cuero blancos y uno bolso pequeño también blanco. Un conjunto invernal para aquella helada noche en la que por primera vez desde que llegó su carta de aceptación de Oxford hace unos seis años, decidió ir a tomar algo a un bar.

Llegó a un bar no tan transitado como los que estaban más en el centro de la ciudad y se sentó en la barra colgando su abrigo en el taburete y guardando sus guantes en su bolso. Buscó minuciosamente el alcohol en el estante frente a ella que la ayudaba en sus días más agotadores como este.

–¿Que le sirvo señorita? –preguntó cordialmente el camarero.

–Hola, quiero dos de tequila, por favor –pidió amable, al camarero se le escapó una sonrisa divertida mientras le servía el licor.

–¿Día duro, dama? –preguntó sirviendo los vasitos frente a ella.

–Solo un poco más que otros pero hay que hacerse la dura para sobrevivir en este mundo en guerra. –respondió con una sonrisa amarga mientras tomaba el primer vasito –Por los misóginos que no dejan que los salve –brindó con su licor en el aire antes de tomarlo y que el camarero asintiera con la cabeza en modo de brindar con ella. Tomó el segundo vasito y lo acercó a su cara para verlo de cerca –y por el doctorado y el titulo de Oxford que utilizo para salvarlos. –murmuró para ella antes de brindar y tomarlo, sintiendo el liquido calentando su garganta.

–¿Un doctorado y un titulo de Oxford para salvar a misóginos? –preguntó una voz masculina a su derecha, a un asiento libre de ella –Veo y deduzco que su inteligencia es comparable con su gran belleza. –coqueteó el hombre antes de que Fallon volteara a verlo divertida. Se trataba de un hombre joven, más o menos de su edad, con los ojos grises, el cabello negro bien peinado y una sonrisa coqueta.

MATRIOSHKA [J.B.BARNES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora