Por extraño que parezca, morir a manos de Satoru fue... Increíblemente indoloro.
El cuerpo dejó de pesarle y simplemente se sintió ligero, liviano como una pluma; como si el dolor, la tristeza y los arrepentimientos se esfumaran como humo de cigarrillos.
Como si... Eso nunca hubiera existido.
Le supo refrescante, como si nunca hubiese ingerido agua en su vida.
(Como si el agua que necesitase se tratara de una paz y calma y la sensación de sed, proviniera de su alma).
Se siente tan calmo, tan en paz que su cuerpo se halla en una relajación total. Que no quiere abrir los ojos.
No hasta que escucha unos ligeros pasos detenerse a centímetros de él que le inquieta (un poco) y es ahí, donde al abrir sus ojos se encuentra con esos ojos que hace tanto tiempo, vio.
Y Suguru, desearía no haber reconocido a quien le mira. Con una sonrisa tranquila en el rostro.
— ¿Piensas quedarte ahí acostado para siempre, Getō?
La pregunta no es hecha con mala intención o burla, más bien, es como un intento de saludo. Porque, Riko no esperaba ver a Getō tan pronto por aquí.
(Pero, se siente un poco feliz por verlo de nuevo).
Suguru parpadea, unas dos veces, mirándola a los ojos. Teniendo la necesidad de escapar de ahí, ya.
Lo que desconcierta a Riko quien por poco no alcanza a Suguru. Deteniéndolo al tomar su brazo derecho con toda la fuerza que tenía.
— ¡Oye, espera Getō! ¿Por qué te vas así? ¿...Acaso no te alegras de verme? — tantea el terreno, después de todo... Supone que fue un suceso doloroso para él verla morir frente a sus ojos sin siquiera poder hacer algo.
Suguru no la mira, o voltea. Ni siquiera hace el intento de quitar sus manos de su brazo. No hace nada.
Y...
Suguru quiere decir « Sí Riko, me alegro de verte. Realmente te extrañé».
Pero no puede, no le nace hacerlo. En cambio, duele y sabe a amarga mentira.
—... No — contesta después del largo silencio que le siguió tras la pregunta de Riko hacia él —... La verdad es...
(Que duele volver a verte después de tantos años).
Amanai percibe el dolor en su voz, y el cómo se forza a hablar. A hablarle.
Y, es entendible. No lo culpa, aunque sí se siente mal por ser la causante de eso.
—... No hay remedio — suspira, quitando sus manos de su brazo mientras se agacha en medio de las flores bajo sus pies. Contemplándolas como la cosa más interesante del mundo —. No te culpo, yo también me sentí triste por lo que pasó... Quería ver más cosas, convivir con el molesto pero divertido de Gojō, comer la comida de Kuroi y... Seguir a tu lado.
Una sonrisa de medio lado es la que se posa y queda en sus labios, mientras apoya sus brazos en sus rodillas con la mirada sobre las flores que parecen danzar con la brisa.
—... Yo también quería lo mismo — admite Getō, sonriendo ligeramente. Recordando la juventud que nunca más volverá.
(Las bromas de Satoru, el olor a cigarrillo de Shouko, los regaños de Yaga, los saludos efusivos de Haibara, los suspiros exhaustos de Nanami, las sonrisas imperturbables de Mei Mei o los enojos de Utahime
Nada de eso, volverá jamás).
—... Getō — lo llama Riko, después de un rato, aburrida de ver las flores y del silencio. Mirándolo.
— ¿...Sí? — contesta, volteando a verla, con un semblante sereno.
— Vamos a casa, ¿Sí?
Y una pequeña sonrisa se cuela en los labios de Suguru, sincera y duradera.
— Sí.
Y sin más nada que decir, toma la mano que Amanai le ofrece y juntos, en ese campo de flores, caminan.
A casa.
-Traumada Taisho
Otpés trágicas.
ESTÁS LEYENDO
Floreado [Suguru/Riko]
Fanfiction[Drabble/Semi-AU] Suguru despierta en un campo lleno de flores.