9: ¡Expelliarmus!

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No hubo mucho que destacar de la clase con el profesor Flitwick. Nuevamente, Rowan y yo nos sentamos junto a Mina, que tenía miles de cosas que contarnos. La Gryffindor creó un avión de papel en medio de la clase y utilizó el Wingardium Leviosa para hacerlo levitar por todo el aula. Rowan le dijo que parara varias veces y que prestara atención a la clase mientras que yo la alentaba para que chocara el avión contra la cara de Mérula repetidas veces. Traté de pasar desapercibido, de verdad lo hice. Pero el rumor de que Mérula me había retado a un duelo se esparció rápidamente por toda la escuela. Incluso noté cómo Flitwick me miraba de una manera diferente. Como si... ¿dudara? Odiaba ese sentimiento. Detestaba que la gente dudara o no creyera en mí más que nada en el mundo. Sólo lograba que yo creyera menos en mí mismo de lo que ya lo hacía.

Al final de la clase, esperé a que todos ─incluidos Rowan y Mina─ ya se hubieran ido para acercarme al profesor Flitwick.

─Profesor...

─Sé lo que me vas a pedir, Alinac -me interrumpió, mirándome desde su montaña de libros en las que daba clase-. Déjame decirte: la violencia nunca es la respuesta.

Tuve que contenerme para no contestarle "en este caso, es la solución, profesor".

─Lo sé, profesor -fue lo que realmente respondí-. Pero creo que es necesario...

─Quieres que te enseñe el hechizo de duelo, ¿verdad?

─Hum... sí, así es.

Pasó un segundo de silencio, en el que de verdad dudé de si me lo enseñaría o no.

─Está bien -dijo al fin. Sentí una gran ola de tranquilidad inundarme-. Te enseñaré el hechizo de duelo. Sígueme, Alinac. 


El profesor Flitwick me llevó a los jardines de Hogwarts, en un lugar apartado y sin gente. Sacó su varita mágica y yo lo imité rápidamente.

─Antes de comenzar, Alinac -habló Flitwick-, ¿para qué quieres aprender acerca de duelos?

Muy bien podría haber dicho que los duelos me interesaban ─cosa que no era mentira─, pero algo dentro de mi cabecita me dijo que era mala idea.

─Quiero saber defenderme. -solté

─Comprensible. Pero debes entender que el duelo siempre debería ser tu último recurso.

─Lo entiendo, profesor. Necesito aprender el hechizo.

El profesor suspiró y se acomodó las gafas redondas.

─Temía que tu vida en Hogwarts fuera un poco complicada por la mala reputación de tu hermano... Aprenderemos hoy el hechizo de Expelliarmus, que sirve para desarmar a tu oponente sin dañarlos. ¿Listo?

─Listo.

Comencé a aprender el hechizo. Al inicio, sólo imité los movimientos que Flitwick hacía. Tenía que concentrarme, girar las caderas para poder moverme mejor, escuché atentamente todo lo que mi instructor decía, hice preguntas, me concentré aún más y practiqué el hechizo varias veces.

─Bien, ya lo tienes dominado -aseguró Flitwick, después de un largo rato-. Ahora vamos a ver cómo lanzas el Encantamiento de Desarme en mí.

─¿En usted? -cuestioné, frunciendo el entrecejo

─¡Ahora!

Me sobresalté un poco por el chillido que soltó al decir eso, pero no dudé más tiempo después. Elevé la varita e hice el movimiento que tanto había practicado.

Inmortalizado: Magia y CausaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora