-¿Irás a la práctica de Hobi?
El más alto miró al de labios gruesos mientras caminaban por el gran pasillo que unía el edificio con la cafeteria principal.
-Tengo examen mañana, necesito estudiar. - mencionó subiendo sus gafas que resbalaban por el tabique siguiendo su camino.
-Solo será un momento Nam, no necesitas hundirte en el estudio. - rió el contrario palpando su hombro.
-Pero...
-No existe un pero, alfa idiota. - insultó de broma.- Pero esta bien, no insistiré en separarte de tu relación tóxica con el estudio.
-Gracias, Hyung. Eres muy considerado.
-Por cierto, iremos a divertirnos hoy.
-Hyung, yo no...
-¡Pasaremos a las nueve por ti! - gritó el alfa de olor a frambuesa alejándose hacia su otro amigo de cabello plata quien lo recibió con los brazos abiertos y una gran sonrisa de corazón.
Viró los ojos suspirando continuando su camino.
"Tal vez pueda negarme antes de que vayan"
Con ese pensamiento se formó en la fila de la cafetería esperando su desayuno mientras de su mochila sacaba un pequeño libro de psicología.
-Es cierto lo que dicen. - aquella voz lo hizo apartar su mirada del libro girando hacia el dueño.
-¿Disculpa?
-Que es cierto lo que dicen. - el omega rubio jugó con la paleta en la boca.
-¿Y que dicen? - carraspeó cerrando un momento su pequeño libro notando las marcas en ambos lados del cuello del chico.
-Que eres un nerdo, a pesar de ser un alfa. - sacó la paleta provocando un "pop" al hacerlo.
El alfa de olor a madera miró al chico con detenimiento, ojos rasgados casi felinos, olfateó un poco su aroma y sintio su nariz picar por el olor a Lima que desprendía.
-No se que esperas que diga. - acomodó sus gafas girando para caminar en la fila.
-Que prestaras atención a tu alrededor ya es un gran avance. - sonrió con sorna cruzandose de brazos chupando de nuevo la paleta.
Bien, el gato no le había agradado.
Tomó su desayuno y acomodando su mochila se dirigió a la mesa donde esperaría a sus amigos, quienes imaginaba no llegarían pues seguro estaban un ocupados comiéndose en los vestidores del gimnasio.
Colocó la bandeja y de nuevo abrió su libro, dedicándose a comer y repasar lo que, según la profesora Hong, vendría en el examen que lograría excentarlos.
(...)
Al terminar su desayuno, se levantó y colocó todo dentro de su mochila para tomar la bandeja y tirar los residuos en el bote.
Acomodó por enésima vez sus gafas y se encaminó a la biblioteca como de costumbre, saludando a la bibliotecaria quien le respondió con una sonrisa.
Tomó asiento sacando su tableta para hacer anotaciones y sus libros de texto. Él sólo llegaba a ocupar una mesa completa por tanto libro que acumulaba y usaba para sus investigaciones.
Inmerso en su castillo hecho de libros de pensamiento y psicología permaneció lo que restaba su jornada de estudio.
Despues de un par de horas suspiró tomando un descanso, se recostó en el respaldo de la silla estirando sus brazos mientras bostezaba.