Ella no es para ti idiota

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Pasaron unos días después del asunto de la carta, ya había llegado el día viernes, Lisa aún no se topaba con Somi, pero había leído la carta después de la insistencia de Jennie, y decidió hablar con la susodicha para aclarar las intenciones de hacer el proyecto final de cada una ayudándose mutuamente. Se encontraban en la entrada de la escuela y Jennie no paraba de decirle a la tailandesa que evitara meterla en problemas con su amiga pero que por nada del mundo se atreva a no cumplir su palabra. 

-... y recuerda que debes decirle la verdad, dile que tú lo pensaste y yo te di la carta con toda la atención.- Jennie hablaba mientras entraban por el pasillo principal a un lado de la menor. 

-Jennie, basta, ya sé que no quieres problemas pero si sigues insistiendo que tuviste toda la intención de dejarme con Somi, entonces no te preocupes, yo puedo ir y hacerle este favor- Habló Lisa decepcionada y algo cansada por lo mucho que su amiga trataba de hacerla a un lado a ella y a sus desiciones.

Después de todo ella sólo quería pasar más tiempo con la castaña, y si ella se sentía presionada al hacer el vestuario con ella, pues no iba a dejar que su amistad sufra las consecuencias. 

La castaña al ver el rostro de Lisa y escuchar su consideración a cambiar sus planes, no pudo detener sus palabras y con su ceño fruncido habló. 

-NO.- Al darse cuenta de su respuesta cortante sintió sus mejillas calentarse y agregó- Es que honestamente Lalisa, no quiero que estés con Somi, quiero hacer el proyecto contigo. - agachó la cabeza evitando la mirada de la menor.

Lisa por su parte se sorprendió ante aquella confesión pero sonrió satisfecha, ver a Jennie tímida es de las cosas más tiernas que existen, sin poder resistirse la estrechó en un abrazo, que, debido a la diferencia de altura Jennie acurrucó su rostro en el pecho de Lisa y rodeó su cintura con ambos brazos, aspirando el perfume de la contraria, y sintiéndose extrañamente cómoda. 

-Yo quiero estar contigo nini- Habló dándole un beso en su cabello. Jennie no podía asegurar si lo que sentía en el estomago era normal, ella tenía claro que empezaba a tener cierto aprecio o cariño hacia aquella tailandesa. 

-Lisilisaaa- La castaña al reconocer aquella voz se separó de Lisa y sin poder evitarlo odió tanto esa interrupción que rodó los ojos y estaba apunto de irse, cuando sintió a Lisa sujetar su mano y dándole una mirada tranquila, lo que la hizo sonreír a ella también. Lisa había identificado a la rubia debido a que era parte de las mujeres más guapas de la escuela y en su salón sus compañeros siempre trataban de buscar la más mínima interacción con ella, lo que a su parecer se le hacía inutil, Somi siempre era amable con cualquiera que le hablara. Innecesario el estrés de los hombres, definitivamente, nunca los entenderá.

Volviendo su mirada a la rubia delante de ellas Lisa sonrió. 

-Hola Somi, ¿Todo está bien?

-Lalisaaaa, ¿Jennie te dio la carta?- Habló entusiasmada, dejando una sonrisa demasiado grande y encantadora, nadie podría negarlo. 

-Sí, de echo, que bueno que te veo, verás...- Lisa rascaba su cuello un tanto nerviosa lo que le pareció tierno a Jennie, quien al no estar frente a esta escena de comedia romántica barata hubiese sonreído. - Emm... yo quería hacerlo con Jennie, ella me va a ayudar con mi proyecto y yo a ella.- Habló Lisa viendo de reojo a la castaña quien se mantenía seria. 

Hubo un silencio entre las tres, la mirada de la rubia bajó a sus manos unidas y frunció las cejas en confusión, pero pronto recuperó su postura, ella era Ennik Somi Douma, nadie podía decirle que no, y esa tailandesa no sería la excepción. 

-De acuerdo, no te preocupes Lisilisa, de cualquier forma existen muchas formas de estar juntas y conocernos- Habló pasando su mano sobre el brazo derecho de Lisa, justo el contrario que tenía las manos unidas de ambas. 

De repente Jennie sintió un leve malestar en el pecho que iba directamente a su estomago, y se sintió tan impotente, ella no podía ser tan egoísta para no dejar que Lisa tenga amigas, y eso lo sabía muy bien, la tailandesa era sin duda una persona increíble que merece crecer su círculo social, todo lo contrario a ella, por supuesto. Ella prefería pasar su tarde en casa viendo Netflix con su madre, y últimamente la tailandesa ocupaba el puesto a su derecha en su sillón. 

- ¿Qué dices Jen?- La rubia y la menor la miraban con detenimiento, como esperando una repuesta. Lo que la puso nerviosa y con duda miró a Lisa, quien tenía los ojos ilusionados, así que instintivamente asintió ganándose una sonrisa amable por parte de la tailandesa.

-Perfecto, nos vemos a las 8 en mi casa, hasta luego- La rubia sonrió coqueta, guiñó a Lisa antes de darse la vuelta y perderse entre todos los alumnos. 

En total shock la castaña mirada a Somi marcharse, sin moverse ni hacer ruido alguno, de fondo se escuchaba el timbre que indicaba el inicio de clases. 

-¿Ruby?, vamos tenemos que entrar a clases loquita- Lisa se la llevó a leves empujones hasta su salón. - No puedo esperar para bailar en la noche, nos pondremos de acuerdo para la fiesta eh- Dijo la tailandesa en la entrada del salón de Jennie- Genial, a casa de Somi así es- Mencionó mientras se alejaba de ella con una sonrisa burlona y emocioada. 

-No Lalisa Manoban.- Susurró viendo a Lisa saludar a cada uno de los pocos alumnos que pasaban por su lado bastante emocionada, uf maldita Somi, le va a quitar a su Lisa, pero no lo iba a permitir- Ella no es para ti idiota.

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Ya no tengo novia así que la inspiración sí llega a mi ahora jaja:)

Si fueras túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora