Rumores escolares

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Al comienzo del año escolar fue contratado un nuevo profesor de educación física, un joven rubio de ojos azules de 23 años. Su nombre era Naruto Uzumaki. Todos quedaron encantados con él, sus clases eran muy disfrutables y hablar con él era como dirigirse a otro compañero de clase. A diferencia del profesor de matemáticas que era odiado (y amado, pero solo porque era guapo) por la cara de amargado que llevaba siempre y por lo estricto que era en su materia. Hasta su apariencia era triste y apagada: de cabello azabache y ojos tan oscuros y fríos como la noche. Su nombre era Sasuke Uchiha y tenía 25 años.

Las clases de educación física y matemáticas quedaban seguidas dos días de la semana, y siempre el azabache se quejaba del rubio y sus clases porque se distraía demasiado al inicio y terminaba teniendo que extender sus clases, perjudicando al Uchiha.

Naruto discutía siempre con Sasuke cada vez que tocaba el cambio de clase, y de forma no muy disimulada todos los estudiantes veían atentos sus encuentros mientras esperaban que se dieran cuenta que estaban perdiendo aún más tiempo de clase. El azabache siempre se quejaba de perder tiempo de sus clases, pero luego iba a discutir con el rubio y perdía el doble de tiempo.

Fue así como surgió un rumor que se esparció rápidamente entre todos los estudiantes de la institución: los profesores de educación física y matemáticas son pareja, o como mínimo se tienen ganas.

Para algunos parecía una locura eso, ¿los dos profesores que no podían tener una conversación civilizada sin insultarse como pareja? Imposible. Pero claro, luego sucedían "cosas" que los hacían cambiar de opinión.

Por ejemplo, lo que sucedió ese martes por la mañana. Justo acababa de terminar la clase de Naruto cuando el azabache se acercó hasta la cancha escolar.

—Serás idiota, si fueras más estricto con ellos no perderías tanto tiempo.

—Tú deberías ser el que deje de ser un amargado, se lo transmites a tus estudiantes, bastardo.

El azabache frunció el ceño.

El rubio sonrió pícaro y rodeó con su brazo el cuello del contrario.

De fondo, toda la clase veía atónita la acción.

—Deberías venir a nuestra próxima clase, a ver si te relajas por una vez en tu vida.

—Hm, sí claro —contestó sarcástico—. Ya vete, que la clase nos está viendo.

—¿Eres tímido, teme? No me esperaba eso de ti 'ttebayo.

Por primera vez en lo que llevaba trabajando ahí, Sasuke expresó una emoción más que seriedad. Abrió sus ojos más de lo normal y vio de reojo al otro.

—Deja de decir idioteces, Usuratonkachi. —Apartó al otro y se fue a paso rápido hacia su aula de clase.

—¡Nos vemos, Sasuke!

Solo fueron unos pocos afortunados que, aun con dudas, creyeron ver un sonrojo en su amargado profesor.

*


—¿Qué haces, Karin?

La nombrada respingó del susto, rápidamente se volteó y vio a sus dos amigos: un chico con dientes parecidos a un tiburón y otro chico corpulento amante de los animales y la naturaleza.

—¿Qué no es obvio? Espiando a los profes.

—¡¿Quéééé?! ¿Están desayunando juntos? —De inmediato el chico de ojos amatistas acompañó a la pelirroja en su misión.

—Sí. Jamás esperé que esto sucediera tan rápido.

Y ahí, en la mesa más alejada de la cafetería, se podía ver a un rubio agitando sus manos mientras hablaba de quién sabe qué sentado junto a un azabache que comía un sándwich mientras escuchaba en silencio.

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