Adelanto

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Arianna saco sus llaves para meterlas en la cerradura y entrar a la casa de su madre, al abrirla, lo primero que ve es a toda su familia viéndola con una sonrisa antes de gritar un fuerte «¡sorpresa!» haciendo que Arianna de un pequeño salto hacia atrás. Su mamá es la primera en acercarse.

—¡feliz cumpleaños querida! —exclama antes de abrir sus brazos y darle un abrazo a Arianna que la deja sin aire.

—gracias, mamá —contesta ella cuando la suelta.

Una ronda de abrazos y felicitaciones de todos los que están ahí —tíos, tías, primos, conocidos y amigos cercanos— hasta que terminan.

—!vamos a partir el pastel! —avisa tía Charlotte antes de ir a la cocina.

—genial, estuve esperando casi una hora por esto —dijo Aiden, el mejor amigo de Arianna sonriendo.

—creí que venias por mi —respondió Arianna en tono de burla.

—no te ofendas pero tu no eres tan importante —bromeo el.

Arianna volteo los ojos divertida y se levanto del sofá para ir a ayudar. Luego de unos minutos ella salió con el pastel en las manos y lo dejó sobre la mesa de la comida mientras los demás se acercaban. Le cantaron el feliz cumpleaños antes de que repartirán el pastel a los invitados.

—¿cómo esta Zeus? —preguntó Mara, la mejor amiga de Arianna mientras comían pastel.

—está bien, pero hace falta que lo lleve al veterinario y lo duchen —respondió Arianna.

—¿Zeus? —preguntó Adrian, el primo de Arianna que estaba a su lado— ¿Quién es Zeus?

—mi perro —respondió Arianna con obviedad— hace unos meses lo adopte.

—¿por qué no lo dijiste?

—si te dije, solo que estabas muy embobado con ese juego como para darte cuenta que yo te hablaba —Mara rio y Adrian se sonrojo levemente.

Arianna siguió hablando con otras personas durante casi todo el rato sobre diversos temas hasta que se hizo de noche y algunos empezaron a irse hasta que solo quedaron pocos familiares y cercanos.

—Arianna —la llamó su madre mientras limpiaban— ven, quiero hablar con tigo un segundo.

Por el tono que uso Arianna supo que sería algo importante así que se limitó a asentí y la siguió hasta que subieron las escaleras y entraron a su habitación.

Su mamá cerró la puerta y se fue a su closet para buscar algo durante unos segundos en silencio hasta que Arianna supuso que lo encontró porque dejó de mover cosas y se dio media vuelta con las manos en su espalda.

—quiero darte un último regalo —hablo, su voz sonaba un poco triste— tu... abuela me pidió que te lo diera cuando cumplieras 19.

Ella mostro sus manos hacia Arianna mostrando sus manos. Tenía un pequeño libro un poco desgastado con colores vintage y una pequeña cajita de porcelana.

Arianna extendió sus brazos hacia el libro y la cajita con los ojos cristalizados y los agarro.

—gracias —murmuró Arianna mirando con determinación las cosas.

Su madre se fue dejando a Arianna sola en su habitación. Ella miró primero a la pequeña cajita, era un azul pastel algo desgastado, tenía garabatos negros muy lindos, algunos aprecian flores y corazones y otras eran líneas curvadas de manera delicada. Estaba cerrado con un candado, Arianna abrió los ojos como platos y su primer instinto fue sacar su collar —que fue antes de su abuela— e intentó abrir el candado con la llave que tenía como colgante pero fue inútil, no cupo.

Arianna suspiro y dejó la cajita sobre la cama para ver ver el libro, parecía un pequeño cuaderno con la portada desgastada, era de color gris, también tenía garabatos pero hechos con lápiz, Arianna abrió el cuaderno y ojeo de manera rápida las páginas, tenias escritos de manera rápida y cursiva. Arianna sonrió de costado antes de cerrarlo y leer las letras de la portada.

𝐸𝑙 𝑑𝑖𝑎𝑟𝑖𝑜 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑎𝑏𝑢𝑒𝑙𝑎.

el diario de la abuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora