Capitulo uno: "Mis nuevos vecinos".

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Sentí el sol colarse por la ventana y tocarme el rostro, eran las seis de la mañana tenía tiempo de arreglarme e ir a la escuela, mi cabello estaba hecho un desastre y mi cabeza dolía, no había dormido en toda la noche componiendo una canción, me encantaba cantar y admirar las obras de arte; el arte y la música tenían la capacidad de exponer mis lados más sensibles para traer consigo una oleada de sentimientos. Baje a desayunar, perdida en mis pensamientos le di un beso sonoro a mi padre en la mejilla y me despedí de mi madre con un abrazo. Siempre me solían decir que no me confiará de ningún extrañó y andará con los ojos bien pelao en la calle; "Que hay mucho alacrán buscando a quien picar".

Salí de casa sin restar importancia a sus advertencias. Era solo una joven de 16 años de ojos verdes, cabello negro y piel mulata que soñaba con algún día deleitar a las personas con su voz, vivía en una pequeña comunidad de Santo Domingo denominada Villa Juana, mis padres eran personas humildes y de escasos recursos, pero trataban de darme una buena educación dentro de lo que podían. De camino a la escuela me encontré con María; una señora risueña, algo doblada por la edad su cabello ya pintaba algunas canas, era una mujer cariñosa y solidaria aún que algo solitaria y descuidada desde la muerte de su esposo el señor Diomedes quien había fallecido hace ya unos años, pero la pobre nunca se repuso después de su muerte. Me acerqué a saludarla como de costumbre y me sorprendí al observar dos hombres que me miraban de una manera extraña e inapropiada desde su pórtico así que decidí seguir mi camino.

Al llegar a la escuela tomé asiento y saludé a mis dos compañeras de clases Amanda y Gabriela.

-Hola, ¡Chicas!-

- Hola, preciosa ¿por qué llegas tan tarde?-
-Pregunto  Amanda.-

- De seguro se le hizo tarde, ya sabes cómo es Amaris casi no descansa componiendo canciones que nunca comparte con nosotras.-
-Contesto Gabriela.-

- Puede que tal vez tengas un poco de razón Gabriela, pero no la suficiente. Se me hizo tarde porque pase a saludar a la señora María.- Respondí-

-¡Oh! Esa no es la señora  que siempre nos dejaba jugar en su jardín cuando éramos pequeñas.- Dijo Amanda.-

-¡Oh! Si es la señora que perdió su marido hace unos años si mal no recuerdo, ¿cómo está ella? -Pregunto Gabriela-

- ¡Si! Es justamente ella, tenía mucho que no pasaba a saludarla y decidí hacerlo hoy, pero la verdad lucia bastante bien.- Respondí-

El sonido de la puerta me saco de aquella conversación era el maestro Carlos quien parecía no haber tenido una buena mañana por lo que decidí guardar silencio y evitar una sanción.

El día había transcurrido como de costumbre y me encontraba de camino a casa y entonces los vi.... eran los mismos hombres de esta mañana que me miraban de la misma manera depravada sin disimular ni un poco. Procuré seguir mi camino y alejarme de aquellas personas hasta que el sonido de una voz me detuvo en seco.

-¡Diablo Mami! , Que buena esquina pa' poner un puesto e leche.-

Comentó uno de aquellos hombres que me miraba con descaro el trasero y aún que quien lo acompañaba no me dijo nada un profundo nudo se forma en mi estómago y me obligó acelerar el paso e irme de ahí, pero no es hasta que voy por la segunda cuadra que me percató de que aquellos hombres me venían siguiendo cautelosamente de que las demás personas no se dieran cuenta de que me estaban acosando. Sentí mi respiración detenerse por una serie de segundos y fue en ese momento que las palabras de mi madre se refrescaban en mi memoria, pero yo no había hablado con ningún extrañó era algo común que hombres me dijeran cosas inapropiadas en la calle, pero nunca nadie me había perseguido cuatro cuadras y menos dos hombres, no sabía que hacer si gritar o correr, pero trate de mantener la calma ya que faltaba poco para llegar a mi hogar. 

Al llegar a mi casa aquellos hombres no se marcharon hasta que no crucé la puerta. Me encontraba nerviosa y asustada así que decidí subir a mi habitación antes de que mi madre me viera en el estado en el cual me encontraba y está comenzará hacerme un interrogatorio, sabía que si eso pasaba iría corriendo a contarle a mi padre y eso era lo que más deseaba evitar. Ya que mi padre era un hombre bruto y de poco razonamiento que si se enteraba de que dos hombres me dijeron semejantes cosas y me siguieron hasta mi casa era capaz de cometer una locura. Así que me metí a bañar mientras las lágrimas caían de mi rostro y mis manos temblaban con regularidad aún no podía procesar lo que me había pasado y temía que esto solo fuese la pequeña punta del iceberg.

Después de bañarme dormí toda la tarde hasta que el ruido que provenía de la cocina me despertó, decidí bajar las escaleras y hechar un vistazo, pero no me sorprendí al ver que era mi padre que se encontraba viendo las noticias  mientras mi madre preparaba la cena. Me dirigí hacía la cocina y ayude a mi madre a servir la cena, mientras cenamos escuchaba como en las noticias anunciaban el asesinato de una joven de 23 años que murió intentando defender a su hija de que su esposo abusará de ella sexualmente, la niña de apenas  14 años fue violada, golpeada y asesinada después de que su padrastro matará a su madre y abusará de ella sexualmente.

-¡¡Dios mío Juan!!, Pero tú estás escuchando las noticias?- Pregunto mi madre tratando de procesar lo que acababa de escuchar.-

- ¡sí!, Sobeida lo escuché. Es lamentable que cada día maten, violen o desaparezca alguna jóven, hay que cuidar a Amaris mírala que está bien crecida y no puede usar ropa que marque o muestre su cuerpo; Eso provoca a los hombres.- Dijo mi padre como si yo no estuviese presente.-

El sonido de la puerta interrumpió la conversación de mis padres, me levanté de la mesa y me dirigí hacía la puerta y al abrir la misma me quedé petrificada al observar a la señora María acompañada de aquellos hombres que no me inspiraban nada confianza.

-Buenas noches, mi niña.-Dijo la señora María.-

-Buenas noches, señora María ¿Qué hace usted por aquí a estas horas de la noche?.-  Le pregunté ignorando aquellos hombres que estaban justo detrás de ella, que para mi suerte no dejaban de mirarme lascivamente mientras hablaba con la señora.-

El ruido de la conversación llamó la atención de mis padres por lo que preguntaron de quién era la voz que se escuchaba en la puerta. Les dije que era la señora María pero que no me había dicho que quería, mi padre se levanto de la mesa para verificar si era cierto, cuando el llegó a la puerta y vió a la señora se sorprende al ver dos hombres con apariencia extraña que la acompañaban, me mira y me dice con voz de comandante que entrará,obedeciendo su orden me alejo sin dar ninguna queja, a lo lejos se escucha la conversación que estos dos tenían. Está al parecer no tenía suministro de agua y necesitaba un poco así que por eso había traído a los dos hombres que según escuché eran sus nuevos inquilinos y tampoco tenían agua.

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Nota:

Hola queridos lectores, espero que les haya gustado el primer capítulo del libro, estaré leyendo cada uno de sus comentarios respeto al libro, recuerden que saber su opinión sobre el libro es muy importante para mí siempre y cuando sean comentarios constructivos que me ayuden a mejorar  como una posible escritora.

Posdata:

Este primer capítulo va dedicado a mi familia, pero en especial a mi hermano Heusaulys Ottoniel y mi amiga Alexandra Acevedo y a cada una de esas personas que siempre me han brindado su apoyo, cariño y aprecio incondicional.

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⏰ Última actualización: Jul 25, 2023 ⏰

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La desaparición de AmarisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora