El nuevo soberano.

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Noé sonrió, había derrotado al vampiro más poderoso de todos. Noé en sí, no era de  ser violento, pero, al ver cómo ese Vampiro trataba de devorar a la pequeña niña; él entró en ataque. Noé en sí, estaba harto del dominio que tenía el rey Valte. El rey Valte en sí, reinaba sobre los humanos también, pero, Noé vió que eso no estaba bien. Es cierto que, eran Vampiros, pero no por ello iban a asesinar a los humanos cada vez que sentían hambre. Noé quería que hubiera paz entre humanos y vampiros y, ahora que había asesinado al rey Valte; significaba que, él era el siguiente rey.

Aunque Noé sólo lo hizo con las intenciones de proteger a la pequeña niña, ahora tenía la oportunidad de cambiar las reglas entre los vampiros y humanos. Ahora le podía prohibir a los vampiros matar humanos y, a los humanos a ya no matar Vampiros. Durante el reinado del antiguo rey, todo fue guerra y destrucción, o los humanos mataban Vampiros ó los vampiros mataban humanos. Pero, con él como rey, ya no habría tales guerras que acababan en masacre.

—¡Viva el nuevo rey! —gritó un vampiro, al ver el charco de Sangre en el que estaba el peli-blanco.

Todos los vampiros sólo se arrodillaron ante el nuevo soberano. Noé en sí, no estaba orgulloso de lo que había hecho, pero, este mundo de por sí era cruel. El pelo blanco de inmediato decidió alejarse de sus nuevos sirvientes, pero, ellos lo siguieron hacia el castillo del antiguo rey.

Cómo primera regla después de la coronación, él decretó la paz entre humanos y vampiros, aunque claro, eso no era solo decisión de él, si no también del líder de los humanos. El rey Noé, de inmediato solicitó hablar con los humanos para llegar a un acuerdo amistoso. Noé en sí, estaba más que, empeñado en hacer la paz con los humanos, ambos se necesitaban para una vida en armonía. Los humanos no estuvieron muy de acuerdo ante esto, pero que les quedaba, ellos eran tan débiles y los vampiros era los depredadores más poderosos que habían. No eran rivales dignos.

Así que, a los humanos no les quedó de otra que aceptar. Pero claro, con una condición, ellos no confiaban en los vampiros, por tal razón, enviaron a un "espía", para saber cuáles eran las verdaderas intenciones del nuevo rey.

Noé abrió los ojos como platos al ver cómo un carruaje llegaba a su palacio. Noé estaba feliz, los humanos aceptaron su trato y, también le enviaron a un "concubino" para demostrar lo felices que estaban con él.

Del carruaje, bajó una persona que, Noé no alcanzó a ver por lo bien cubierto que estaba. Vanitas sólo se le inclinó a su nuevo amo. Noé dió la orden de enseñarle su nueva habitación al chico. Y sí, era un chico.

Cuándo la noche llegó, Noé prosiguió a ir a visitar a su invitado. Para Vanitas no era fácil estar aquí, pero no había de otra, tenía que encontrar evidencia de lo que los vampiros estaban planeando hacer con esto. El chico de ojos azules de inmediato se arrodilló al ver al rey entrar a su habitación, pero no dijo nada.

Cuánto más rápido avanzara esto, más fácil sería para él.

—Buenas noches, mi señor —mencionó, mientras agachaba la cabeza.

Noé sonrió, el rostro del chico era majestuoso y hermoso, pero parecía triste. Vanitas en sí, era el primer concubino humano que tenía. Noé caminó hacia él y, se agachó para poner una mano en su mejilla. Noé no  era anticuado cómo los otros vampiros.  Sin mencionar que, los humanos le dieron su confianza para llevar acabo la paz entre ellos; lo mínimo que se merecía el humano, era ser tratado con respeto y gentileza.

—¿Tienes hambre? —le cuestionó al ayudarlo a levantarse. Vanitas parpadeó con sorpresa. Es cierto que, él nunca estuvo con un vampiro antes pero, el nuevo rey Vampiro le parecía algo "blando" por así decirlo. 

El azul de tus ojos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora