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- Llegaste al límite, Johnny- dijo su padrastro, regañandolo en medio de la sala
- Como sea, de seguro no te hubieras dado cuenta si no te hubiesen hablado del banco- le respondió Johnny, sin importarle nada
- Maldito mocoso, te doy suficiente dinero como para comprarte todo lo que quieras, y hace unas semanas el banco me llama para avisarme que te habías gastado más de la cuenta- le recordó lo que había hecho

Johnny sonrió un poco, recordando como su padrastro hablaba con el banco y lo enojado que estaba.
- Esta vez no te vas a salir con la tuya, te cortare todo tu dinero y te conseguiré un empleo. Así sabrás que el dinero no cae de los árboles, tienes que trabajar para conseguirlo- le dijo yéndose de la sala

El rubio sólo rodó los ojos, sentándose en el sofá, sabiendo de antemano que el idiota de su padrastro no haría algo como eso, solo lo estaba amenazando.

Y es por eso que se sorprendió cuando su padrastro lo llevó hasta una pista de patinaje sobre ruedas, donde ambos entraron y en la entrada su padrastro le dijo
- Aquí es donde trabajarás
Johnny abrió sus ojos con sorpresa.
- No puedes hacerme esto- le dijo enojado
- Pues ya lo hice, el dueño del lugar es amigo mío y te pudo dar trabajo aquí- le tomó su antebrazo con bastante fuerza- no lo arruines, o te juro que te enviaré a la escuela militar para que puedas aprender un poco de disciplina

Lo soltó bruscamente y salió del lugar.
Johnny se quedó en donde estaba por unos minutos, pensando que su padrastro se había tomado toda esa molestia para conseguirle un trabajo y si se iba de ahí, sí era capaz de enviarlo a la escuela militar.
- Hola- le llamo alguien detrás de él, Johnny se volteó y vio a un chico, unos dos años mayor que él- soy el gerente del lugar, tú debes ser Johnny Lawrence, ¿Cierto?
Él solo asintió.
- Bien, aquí está tu uniforme- le dijo dándole una camisa roja con el logo del lugar- vete a cambiar a los baños y cuando estés listo te explicaré sobre el lugar y lo que harás
No le dio tiempo de preguntar nada, pues el chico se fue rápidamente.
- Nerd...- susurró Johnny yendo a los baños a cambiarse

Y así fue como empezó a trabajar ahí, el gerente le mostró el lugar, dándole sus horarios, mostrándole como se utilizaba todo en el lugar y diciéndole que estaría trabajando en el puesto de comida.
Trabajaba tres días a la semana, todos los Viernes, Sábados y Domingos, desde las 4 de la tarde hasta las 10 de la noche, hora de cierre del lugar, cuando él debía cerrar la pista, por lo que era el último en irse.
- Grandioso...- pensó cuando le dijeron ese último detalle de su trabajo

Ya llevaba así unas cuantas semanas, odiando cada día, pues Johnny prefería estar con sus amigos haciendo estupideces que estar trabajando por un castigo de su padrastro.
Fue entonces que eso cambió.
Después de unas semanas de abrir, Johnny vio que un chico en particular iba casi todos los fines de semana, era Daniel LaRusso.

No supo porqué pero, empezó a ver al chico siempre que iba, era lindo, siempre traía sus propios patines y cuando podía lo veía patinar en la pista, era asombroso.
No sabía nada de él, ni siquiera su nombre.
Cada que iba, pasaba por el puesto de comida, en esos momentos Johnny veía con más atención al chico, con un poco de sudor por patinar tanto y una sonrisa que le parecía preciosa...

Fue entonces que a Johnny le empezó a gustar el chico, no supo cuándo o porqué, solo... el verlo casi todos los fines de semana ahí, hacía que el trabajar fuese más ameno de alguna forma.
Quería hablar más con el chico, pero no sabía como empezar una conversación con él, es decir, eran completos extraños, de seguro el chico solo quería ir a patinar y no querer ser molestado por alguien ajeno.

[𝕃𝕒𝕨𝕣𝕦𝕤𝕤𝕠] 𝔸𝕞𝕠𝕣 𝕤𝕠𝕓𝕣𝕖 𝕝𝕒 𝕡𝕚𝕤𝕥𝕒 𝕕𝕖 𝕡𝕒𝕥𝕚𝕟𝕒𝕛𝕖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora