Toni
Y como lo tenía pensado, este sitio era mejor que Cruz del Sur. Las celdas eran más amplias, habían más camas, lo que quiere decir que también más presas. Corro menos riesgo a que me maten. Quiero decir, en Cruz del Sur, toda presa debe tener una sóla compañera, porque hay espacio para dos, por lo cuál, puedes correr el riesgo de que te toque con una retrasada y loca de mierda que le den ganas de matarte mientras duermes. En cambio aquí, en Cruz del Norte, en cada celda hay espacio para ocho reclusas, lo que quiere decir, que de entre ocho reclusas, al menos te pueden tocar dos que sean buenas y te den la bienvenida.
Este lugar era mucho mejor, pero tenía mucha más seguridad, aunque todavía no he probado la comida, creo que es mejor.
El hecho de que mi chica no esté aquí conmigo, no lo hacía divertido, sabía que no la podía ver hasta salir de la puta carcel, o ella, o yo. Eso sería dentro de 5 años como mínimo. Pero sé que la puedo ver, si consigo que la trasladen conmigo. Pero sólo hay una forma de hacerlo. No fugándome, no enviando una solicitud a la inspectora, no nada legal. Debía encontrar al funcionario que se lía con las presas.-Ésta será tu celda, Antoinette. Aquí no es como Cruz del Sur, aquí te comportas si es que no quieres ir directo a aislamiento. Aquí te chingas si no te gusta algo-
Y esa es Altagracia, la mexicana. ¿Se preguntan como lo sé? Pues, tiene un carnet con su nombre sobre la parte superior izquierda de su torso. Y su manera de hablar y pronunciar las palabras la traicionaba. Era muy obvio. Algo me decía que ésta es la perra de todas las funcionarias que hay aquí. Y es que su forma de mirar lo decía.-¿Me sacas las esposas o me las saco yo?-
Una manera de provocar a los funcionarios, era esa, hablándoles descarada e irónicamente.
Con su cara de odio hacia mí, saca las llaves y me quita las esposas con las mismas. Empujándome dentro de la celda. Al entrar a muy silencioso lugar, siento las miradas de las demás presas sobre mí.
-¿Qué? ¿Tengo algo en el rostro?-
Si quería verme intimidante, tenía que serlo.
Sus miradas seguían posadas sobre mí, con más repulsion que antes. Pero sin importarme, llevo la frente en alto, mostrándome superior.
Altagracia nos mira una vez más sin importancia y cierra las rejas de nuestra celda para luego alejarse de ésta.-Oye, tú, Bambi. Por qué no vienes aquí y me comes el coño-
Asco. Era la primera palabra que se me venía a la mente al escuchar hablar a esa reclusa.-Por qué mejor no vienes aquí así te parto la cara, maldita gorda de mierda-
Esa pelirroja con sobrepeso no me iba a humillar así. Como en toda cárcel uno debe de saber cuidarse y defenderse. La reclusa me lanzó una mirada asesina y restándole importancia, me dirigí a una de las camas vacías para ocupar una de ellas. Pero antes de hacerlo, la misma presa que me había insultado, se posó en frente mía.
-Ésta es mi cama, pitufo-
Volví a mirarla mal, pero le resté importancia y me dirigí a otra cama, que estaba sobre la de una pelinegra con rasgos asiáticos. Apoyé mis pertenencias sobre ésta y nuevamente la misma presa se puso delante mía tirándo apropósitamente mis cosas al suelo.
-Ésta también es mía, gnomo de jardín-
Cuando digo que todas las reclusas son unas hijas de puta, a esto me refiero. Ya me estaba hirviendo la sangre, así que decidí ponerla en su lugar. Le pegué un puñetazo en la cara haciéndola caer al suelo.
-A ver si así cierras tu puta boca, maldita cerda de mierda!--Oye, qué te pasa imbécil!-
Y ahí me dí cuenta, la asiatica es la puta perrita faldera de la gorda.
Se acercó a ella y la ayudó a levantarse, tirándome una mirada amenazante.
-Estás bien, Hetel?- Se dirigió a ella.
Volví a restarle importancia y tomé mis cosas del suelo. Miré a mi alrededor para ver qué litera podría tomar. Dudosamente me acerqué a otra que al parecer no era de nadie.-Ésta litera está vacía, puedes venir conmigo. Aquella está ocupada-
Me dí la vuelta para ver de donde provenía esa gloriosa voz y mis ojos parecían derretirse ante tan hermosa anatomía humana. La primera pelirroja que había notado era aquella que me había tratado tan mal. Pero ésta, era diferente. Tenía un cuerpo hermoso. Su cabello brillaba y parecía arder. Tenía curvas muy notables y su piel pálida hacía que me den ganas de probarla. Todo muy perfecto, pero la pregunta es...¿Desde cuando me gustan las pelirrojas? Yo creo que desde ya.
Nos miramos a los ojos por unos segundos más hasta que yo aparté mi vista. Me acerqué dudosa a esa litera y coloqué mis cosas sobre ésta. Todo esto bajo la atenta mirada de mis nuevas compañeras.No sabía que hacer, así que sólo me recosté y me puse a pensar en Sabrina. Debo admitir que la extraño. La noche anterior fue muy buena, como todas las otras. Pero creo que ésta fue distinta. No lo sé. Ella me dijo que me ama, pero no pude responderle de la misma manera, ya que no sé si la amo. Al ver que no le respondía, ella sólo se enfadó conmigo y se fué. Luego fui a buscarla, le dije que no se enojara y luego tuvimos sexo descontrolado.
Estaba tan metida en mis pensamientos que no noté la mirada tan intensa de aquella pelirroja de piel pálida sobre mí. Volvimos a hacer contacto visual y ví que al dejar de mirarme, tenía una sonrisa de lado. La cual me hizo sonreir inconcientemente mirándo hacia abajo. Ella estaba sentada en un pequeño escritorio el cual está frente a nuestras literas. Al parecer estaba leyendo un libro. La camisa de su mono amarillo estaba desabotonada, dejándo ver su camiseta de tirantes en color blanca, que marcaba sus pezones. Esa imagen era muy excitante y me daban ganas de recorrer todo su cuerpo a mi gusto.
[...]
Toni
El comedor era mucho mejor que en Cruz del Sur, más amplio y más tranquilo, pero con más reclusas. Yo me encontraba formando la fila para que me dieran mi almuerzo, delante mío tenía unas ocho reclusas aproximadamente. Mientras esperaba, mi mente empezaba a recordar lo que acababa de pasar hace menos de un par de horas.
Inicio de flashback
Me encontraba en las duchas, desvistiendome para poder asearme correctamente, aquí no habían cortinas ni cubículos, así que todas las que me rodeaban podrían verme tranquilamente. Me acerqué a una de las duchas desocupadas y cerré mis ojos al sentir las gotas de agua caer por mi espalda y mi cuerpo desnudo. Estuve unos dos minutos y luego sentí la presencia de una persona al lado mío. Abro los ojos y miro hacia mi izquierda, encontrandome a la ardiente pelirroja. Estuve a punto de morir, me mojé en ese preciso momento y no necesariamente con el agua. Su mirada seductora se dirigió a la mía, mientras pasaba sus manos por su cabello y luego jugaba con sus senos hasta llegar a pasarlas por su trasero y piernas mientras se agachaba, lo hacía para provocarme y yo ya estaba teniendo miles de orgasmos a la vez. Me miró de arriba a abajo mordiendose el labio inferior y luego apagó la ducha, agarrando su toalla, envolviendo su cuerpo con la misma para salir.
Fin del Flashback
-Oye tú, niña! Apúrate que tenemos hambre y no te estaremos esperando todo el día- me habló una mujer bastante fea detrás mío frunciendo el ceño. No le contesté y di unos pasos hacia delante para que me sirvieran la comida. Que claramente era mejor que en el otro reclusorio. La mujer en frente mío de rasgos afroamericanos me sirvio lo que parecía ser puré, con unas tostadas, un vaso de yogurt y me dio a elegir entre frutas. Nada mal a decir verdad.
Una vez que me sirvió todo, levanté mi mirada buscando alguna mesa disponible, y al buscar por unos segundos, veo que dos mujeres me levantan la mano como si fueran a llamarme para sentarme con ellas. No lo dudo y me acerco.
[...]

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Reclusas
FanfictionLa presa Antoinette Topaz es trasladada a Mip Cruz del norte, donde compartirá módulo con otras presas, una de ellas probablemente le cambiará la vida.