Bestia o Ángel?/ H.S.

La realidad

Me balanceo suavemente hacia delante, luego hacia atrás y así sucesivamente. El aire choca contra mi cara y mi cabello vuela hacia atrás… Escucho un grito, proviene de mi casa, el grito, si no me equivoco, fue de mi madre. Bajo rápidamente de la hamaca y me dispongo ir a averiguar por qué gritó. Vuelve escucharse un grito desesperado “Para por favor, para” de mi madre… Tal vez estén jugando a hacerse cosquillas con papá y mi hermana. Me apresuro y cuando llego a la puerta esta se abre de repente haciendo que me chocase y me cayese al piso. Un hombre desconocido me ve y me sujeta rápidamente, yo reacciono tarde y, cuando me sostiene, intento que me suelte, pero claro, es imposible el hombre es mucho mayor que yo y se nota que ha ido al gimnasio, tiene demasiados músculos, en cambio yo, con dieciséis años y sin haber levantado jamás una pesa en mi vida… Era bastante difícil.

Los gritos se hicieron más y más cercanos, mi madre gritaba que se detuvieran y mi hermana pequeña sólo lloraba, yo, por mi parte, no entendía nada.

Cuando tengo una mejor visión de todo, me doy cuenta que mi padre yace en el piso, cubierto de sangre, su sangre.

Uno de los hombres que se encuentran en la sala lo golpea sin piedad y yo me quedo en un estado de shock, no lo entiendo, no entiendo lo que sucede, estoy completamente asustada, estoy aterrada, no sé que sucede ni que hacer para ayudar, muero de miedo, quiero largarme a llorar, pero debo ser fuerte, si mi hermana pequeña me ve llorar, sabrá que es el fin, y no quiero que ella piense eso, tal vez podamos salir ilesas de todo esto, claro está que mi padre no, esta gravemente herido y no puede ni moverse siquiera. El hombre que hace unos momentos estaba golpeando a mi padre, no se había percatado de mi presencia en la sala… Hasta ahora. El me ve de arriba hacia abajo y viceversa, un escalofrío recorre mi cuerpo haciendo que él, sonría cínicamente.

“No llorarás Diana, serás fuerte” me decía mi subconsciente pero, siendo sinceros, estaba que me desmayaba del susto.

El hombre misterioso dejó de mirarme y se dirigió a mi madre, luego a mi hermana. Acarició su cabello y pude notar como ella temblaba. ¡No! ¡Eso si que no! ¡Con ella no!

 

-Al parecer el hijo de puta-miró a mi padre tirado en el frío suelo- Tenía una familia bastante bonita- miró a mi madre- ¿Qué mejor paga que destruirla?

 

¡Esperen! ¿Qué? ¿Destruirnos? ¿A qué se refiere? ¿Paga? ¿Mi padre le debe dinero a esta gente?  ¿Qué hacía mi padre pidiéndole dinero a ellos? ¿Para qué? ¿Cómo? ¿Cuando? ¿Qué es lo que pensaba? Gente como ellos no es de fiar.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por un “¡No!” que salió de mi madre. La miré y ella miraba con horror la escena. No se cuanto tiempo haya estado pensando pero, dadas las circunstancias, parece que mucho. Mi hermana pequeña yacía en el suelo junto a mi padre, desnuda y… Muerta. Las lágrimas se hicieron presentes y lo único que podía hacer era tirarme al suelo y llorar. Mi destino estaba escrito. La policía no llegaría por arte de magia y los vecinos no la llamarían, nadie entraría mágicamente por la puerta de entrada y nos salvaría a mi y a mi madre de esta horrible pesadilla, tampoco sacaría mi súper fuerza y me desharía de los malos, eso no ocurriría, esta es la vida real y eso no pasará.

El hombre misterioso –así decidí llamarlo- se acercaba a mi madre y ella intentaba soltarse del agarre de los dos matones que la sostenían. Algo en mi hizo ‘Clic’

 

-¡Espera!-No se de donde saqué tanta valentía para hablar- Tengo dinero- El hombre misterioso se volteó rápidamente y me miraba fijo. De hecho, lo tenía, he estado ahorrando desde los trece años para que, cuando por fin cumpliera los dieciséis, viajar a Canadá y finalizar allí mis estudios, todo estaba perfectamente organizado, mis tíos accedieron a alojarme allí hasta los dieciocho años, cuando terminara la secundaria pero, si vamos al caso, el dinero no me sirve si estoy muerta, el dinero no sirve de nada.