El Error de Aramí.

Capítulo Uno.

El plan.

—¿Lo tienes? —Cuestionó la joven de oscuros cabellos en coleta con su despeinado flequillo.

—Eso creo. —La mueca de preocupación no pasó desapercibida por su acompañante, quién le dió un golpe con la caja decorada que tenía en manos, quizá un poco más fuerte de lo que debía— ¡Oye, deja de ser tan bruta!

—¡Y tú deja de ser tan insegura!, ¿Quieres que Joan sea tu novio, verdad? —Al ver las mejillas sonrojadas de su amiga de cabellos claros, Lily lo tomó como un sí— Ya deja tu timidez mujer, no hay manera de que el plan salga mal, lo hice yo después de todo. —Sonrió con satisfacción acomodando sus lentes.

—Eso es exactamente lo que me asusta —Bufó cruzándose de brazos, aún así retomó el camino hacia la boda esperándolas a unas cuadras.

Era un plan poco elaborado, en realidad. Sólo iba a tomar un poco hasta tener la valentía de poder invitarlo a bailar. Luego lo invitaría a salir al patio y le preguntaría más sobre sus gustos en una conversación amistosa para finalmente confesarle la atracción que sentía y pedirle una cita.

—Lily, creo que no lo voy a poder hacer, me está dando náuseas de solo imaginarlo. —Informó la aspirante a periodista con una mirada dubitativa.

—Decídete, ¿Le dirás hoy tus sentimientos o esperarás por años a que él lo haga sin tener la certeza de que ocurrirá? —Dió a elegir con esa mirada de madre regañando, causando que su amiga haga un puchero.

—Certeza suena a cerveza —Repentinamente una voz ajena se unió a la conversación.

No habían notado la cercanía que el de alta estatura tomó ya que habían bastantes personas yendo y viniendo por todos lados. Así que cuando sus hebras oscuras se asomaron para ser notadas junto a su sonrisa burlona, las chicas se sobresaltaron.

Ambas voltearon con los ojos abiertos en sorpresa y horror para cerciorarse de que viniera solo. Sin embargo el alma de Aramí pareció abandonar su cuerpo al ver dos personas más caminando tras ellas. Especialmente después de notar al de cabellos rubios que con una sonrisa amable movió la mano en un saludo.

Su respiración se detuvo por completo, ¡¿Qué tanto de la conversación logró escuchar Joan?!

—¿A quién le vas a confesar tus sentimientos, Aramí? —Con curiosidad preguntó el nombradísimo Joan luego de bajar la mano y meterla en su bolsillo del pantalón, a lo que la nombrada solo pudo balbucear algo inentendible.

El que inicialmente comparó "certeza" con "cerveza" se dispuso a pedir que repitiera lo que sea que haya intentado decir. Sin embargo su hermana, la tercera miembro de los metiches, lo interrumpió.

—¿Ustedes también van a la boda de Jessi y Fran, no? —Ante el asentamiento de ambas, ella sonrió— ¡Genial, iremos juntos!

Ella tomó a ambos chicos de los brazos y avanzó confiando en que las otras dos seguirían sus pasos. Quienes lo hicieron a una distancia prudente.

—¿Qué se supone que haga?, ¿Sigo con el plan? —Con nerviosismo susurró a su mejor guía en momentos de desespero.

—Por supuesto, de todas formas el parece no haber escuchado su nombre en la conversación —Dijo en respuesta, también regulando su tono para luego darle una sonrisa alentadora.