Capítulo 1: ¿Con Una Supervisora?

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Eiren

—¿Lista?— preguntó mi hermano cerrando la cajuela del auto.

—no— conteste cortante y cruzándome de brazos.

—Te prometo que este será el mejor verano de tu vida.

Estúpido campamento de verano, no entiendo porque me obligan a venir. No reconozco a nadie y no tengo los ánimos para mantener una conversación más de 5 minutos.

Comencé a caminar mientras veía las espaldas de Nick (uno de mis hermanos). Con mi libro en mano y ojeras vistiendo mis ojos, lo seguí.

Había dejado de venir hace años, pero después de la muerte de papá mis hermanos mayores pensaron que esto, me "alegraría la vida".

—¿Por qué te esmeras en sacarme de la casa?— pregunté mientras aceleraba mi paso para alcanzarlos.

—Porque me preocupas Eiren, no has salido desde la muerte de nuestro padre.

Era real, la muerte repentina de mi padre, me había afectado mucho, pero eso no le daba el derecho a decidir que haría el resto de mi verano.

—no me interesa salir por eso no lo hago, no hay más razones.

El campamento era una especie de tradición familiar. Veníamos todos los años sin falta, pero este año no me sentía con las ganas de asistir al dichoso lugar, no me sentía con ánimos de nada desde la llegada de mis nuevos traumas. Me sentía apagada, sentía como si algo me faltara.

Esta vez traía conmigo mis libros, mis mejores amigos, los que me distraian de todo mi caos mental.

Examine mi alrededor: Cabañas, algunas con banderas rojas y otras con banderas azules. Las estúpida rivalidad entre los dos pueblos. Es estúpida y patética.

Algunaa personas tienen la creencia de que Shadyside está embrujado y maldito. El desafortunado pueblo está tachado hasta de lo peor. Ese es nuestro rival y el azul  lo representa, cada año.

Cuando era mucho más pequeña amaba la competencia, solía meterme demasiado en el papel de ser una ganadora, pero deje de venir y ahora he vuelto dwpsues de casi 6 años ausente.

Camine a la que sería mi cabaña por el resto del verano, el olor a madera vieja y humedad inundó mis fosas nasales haciendo que arrugue un poco el rostro.

¿Qué se puede decir? No hay mucho que hacer, nada emocionante realmente.

La tarde entera la pase leyendo uno de mis libros preferidos. Ya lo había leído un millón de veces pero no importaba, nunca me aburriría de ese libro. No salí a comer, ni a la bienvenida; ni siquiera tuve que estar en el sorteo de Cabañas, pues me sobornaron con un castillo lleno de comodidad, tranquilidad y silencio.
Ellos me conocían, sabían que era una antipática total y que no podría  convivir con alguien más en el mismo cuarto y con el mismo aire.

No me mal interpreten, se hablar con las personas, se comunicarme a la perfección, pero en algunas ocasiones las personas no me soportaban y yo menos a ellos.

La puerta sonó y cuando levante la cabeza me percaté de que la luz del sol ya no pegaba en la cama, si no que la oscuridad se había comido mi cabaña.

—¿Hola? — pregunté abriendo la puerta y mi vista se congeló en una sonrisa brillante que se posaba frente a mi. —¿Se te ofrece algo?—le pregunté a la chica de ojos azules que cargaba las maletas en sus manos.

— Soy Cindy Berman.

Su nombre me era tan familiar.

—¿En qué puedo ayudarte Cindy?

—Perdón por las molestias, es tarde, debí de haberte despertado. Lo siento mucho...

—No, no estaba durmiendo, pero estaba leyendo...

¿Cuánto tiempo había estado repitiendo oraciones escritas, en mi mente?

Miré el reloj de mi muñeca y me sorprendí, casi la una de la madrugada.

—¿Me dejarías pasar?, las maletas son pesadas.

—¿Perdón?

Mi cara era un poema, Nick me había prometido una cabaña exclusiva para mí, él sabía lo mucho que me importaba la privacidad y el espacio personal y lo mucho que me costaba socializar con las personas.

—¿Esta todo bien?

La chica pelirroja pasó rozando hombro con el mío, dejando ver lo pequeñita que era, como un nomo.

Analizaba todos sus movimientos y los seguía con atención, hasta que me miró. Fue ahí donde mi mirada esquivó la suya en busca de cualquier otro refugio.

—¿Te gusta mucho mirar a las personas?

No había palabra alguna que quisiera intercambiar, pero su nombre me parecía tan familiar, su rostro también. ¿Quien era esta chica?

—¿Vives en Shaydiside también?—preguntó mientras deshacía sus maletas.

—no

Puedo parecer muy poco cortante, ¿lo soy? Nunca me había puesto a pensarlo. Creo que mi vocabulario poco extenso le hizo darse cuenta que no quería hablar mucho, porque guardó silencio por un largo rato.

—¿Eres de Sunnyvale?— Preguntó sentada en suelo, con las maletas a su lado.

—¿si te digo que si, me dejaras dormir?

Me miro sin expresión y siguió acomodando hasta lo que no se tenía que acomodar.

—Solo quería conocerte un poco, no quiero dormir con una extraña.

Me miró atenta esperando algo de mi.

—mi nombre es...

Fui interrumpida otra vez por un golpeteo en la puerta y la voz de Nick.

—¡no seas grosera con la chica! Es prácticamente tu autoridad aquí, cualquier mal trato sera reprendido.

Miré a la chica que estaba enfrente mio, mi expresión mostraba pánico y ella me sonrió suavemente.

¿Dormiré con una supervisora?

Corrección: 11/11/2022

ᴋɪʟʟ ᴛʜᴇ ᴅɪʀᴇᴄᴛᴏʀ - Cindy Berman Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora